Anoche soñé que volvía a Manderley…». Con esta mítica frase arrancaba la película 'Rebeca' con la voz en off de su protagonista, Joan Fontaine, mientras ... la cámara cruzaba el umbral de una mansión fantasmal, propia de las pesadillas o los malos recuerdos. Ese era el aspecto de Lezama el día después, con un equipo al que le pudo el peso del pasado y sus espectros. Los jugadores tenían miedo hasta de cerrar los ojos para no ver los corazones de una afición desencantada, las gradas vacías de La Cartuja al estilo de un partido en un campo de prisioneros, o el fútbol deslavazado y sin alma que exhibieron frente a la Real, que sin chutar entre los tres palos, salvo el penalti, les ganó merecidamente. Un mal día en la oficina, pero el mundo no para de girar y amanece. Todo tiene solución y en esta ocasión se llama redención, que se sienta que recuperan la ilusión por ganar una final.
El doctor Freud acaba de aterrizar en Loiu para poner a prueba su psicoanálisis y sentar en el diván a los protagonistas. Quiere inducirles una hipnosis colectiva mientras les pregunta si alguna vez soñaron con matar a su padre de un infarto con un partido como el del sábado. El psicoanalista aconsejará a los dirigentes de Ibaigane, que tiene un aire al hotel Bates cuando perdemos finales, que descorran las cortinas y ventilen el palacio para quitar la humedad del chaparrón sevillano, que convertía la gabarra en un arca perdida. Deben prepararse para vivir una nueva orgía de fútbol, esta vez bien despiertos, jugando otra final en la que a todos los equipos profesionales les gustaría estar. Buen momento para ver Ben-Hur porque Charlton Heston lo pasó peor. Tan solo recuperando la autoestima y el buen humor seremos capaces de vernos en el espejo de los campeones.
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