Un derbi por todo lo alto en La Catedral

Ahora bien, si nos atenemos a lo más reciente, los donostiarras sobresalen. Su último partido antes del parón, ante el Barça en Anoeta, fue de largo el mejor que han hecho en toda la temporada. Y en los dos anteriores también jugaron a un gran nivel. Es cierto que perdieron ante el Viktoria Pilzen, pero fueron muy superiores y merecieron la victoria, y ganaron con solvencia en el Sánchez Pizjuán, que siempre es un feudo complicado con independencia de cómo se encuentre el Sevilla, ya sea boyante, deprimido o, como ahora, en pronóstico reservado.

El caso es que la Real viaja a Bilbao con la confianza recuperada y la ilusión de dar un golpe en la mesa ante un Athletic que sigue compitiendo con solidez pero cuyo fútbol comienza a resentirse del desgaste de Europa. De hecho, los tres últimos partidos de Liga -Mallorca, Betis y Valladolid- han terminado en empates. Y sólo contra el equipo de Pellegrini, con aquella catarata de ocasiones falladas, el equipo hizo el fútbol que se espera de él y que le llevó al éxito la pasada temporada.

Llegados a este punto, se hace obligado hablar del factor campo, que en las dos últimas temporadas ha sido determinante en los derbis. Athletic y Real han sabido hacerse fuertes en sus respectivos estadios. Los rojiblancos, como es lógico, quieren seguir aferrándose a su contrastada fiabilidad como locales. De los últimos 25 partidos que han disputado en San Mamés sólo han perdido uno, ante el Atlético el 31 de agosto, y fue en el descuento y de forma inmerecida. Teniendo en cuenta, además, que el equipo llega fresco tras dos semanas de parón, los de Valverde no tienen excusas. Será un derbi de poder a poder, un duro examen futbolístico que dejará una fuerte resaca. De vencer, el Athletic pondría a la Real a cinco puntos y se asentaría en la parte noble de la tabla, el mejor escenario para afrontar el apretado calendario que queda hasta las vacaciones navideñas. Y la Real, por supuesto, daría un golpe de efecto adelantando a los rojiblancos en la clasificación y refrendando su buen momento.

Mucho en juego, pues, esta noche en lo que promete ser un pulso apasionante entre dos equipos similares pero con diferencias que saltan a la vista. El Athletic, por ejemplo, es bastante más goleador -19 frente a 11- y algo más débil en defensa (13 encajados por 10 la Real). También son los rojiblancos más potentes en su campo (12 puntos en San Mamés por 7 los blanquiazules en Anoeta) y menos fuertes a domicilio (8 puntos frente a 11). Estos dos últimos datos añaden una nueva ración de pimienta. Medirán sus fuerzas un buen local, el quinto mejor del último campeonato, contra un buen visitante, el cuarto mejor de la pasada campaña.

No se esperan sorpresas en las alineaciones. Valverde e Imanol saldrán con todo. El primero ha recuperado a Sancet y Berenguer, dos piezas muy importantes, y el segundo dio descanso a sus fijos el jueves en el choque de Copa ante el Jove Español de San Vicente y no tiene lesionados. Así las cosas, el público de San Mamés podrá disfrutar de algunos duelos vibrantes cuya resolución a favor de uno u otro equipo puede ser decisivo en el resultado final: el que mantendrán Nico Williams con Aramburu; Guruzeta con Zubeldia; Iñaki Williams, que suma siete goles en los derbis, con el que sea su marcador (lo más probable Javi López); el de Zubimendi y Sancet; el de Take Kubo con Berchiche, el de Oyarzabal con quien sea su marcador, dependiendo de si juega en la banda izquierda o por el centro... En fin, que promete ser un derbi por todo lo alto, de una igualdad y una altura futbolística mutua que remite a los mejores tiempos de ambos clubes.