Atlético 1-0 Athletic
Una noche desagradable en el MetropolitanoLa falta de efectividad ante la portería de Oblak condena al Athletic a una dolorosa derrota ante un Atlético rescatado por Julián Álvarez
Las visitas al campo del Atlético, ya fuera el Vicente Calderón o este Metropolitano, acostumbran a ser, salvo excepciones muy puntuales que no hacen sino ... confirmar la regla, uno de los episodios más desagradables de la temporada para el Athletic. El de ayer, un verdadero dolor capaz de quitar el sueño a muchos hinchas rojiblancos, incluso de hacerles salir a la calle a pegar patadas a los botes o aullar a la luna, lo fue con gran diferencia. Por la forma -muy injusta a tenor de los méritos de los dos equipos- y por sus consecuencias: ni más ni menos que la posibilidad de meterse en el grupo de aspirantes al título, mantener o aumentar la ventaja sobre el Villarreal, y ver terminada la magnífica racha de 16 partidos consecutivos sin perder.
Todo eso, ni más ni menos, en una noche lluviosa en la que la diferencia, como ocurre tantas veces en estos clásicos , la marcó la efectividad. Y puestos a personalizar ésta, hay que hablar de la puntería de Julián Álvarez, que marcó nada más salir, y de la impericia de Iñaki Williams. El capitán del Athletic volvió a estar en todas, su actitud continuó siendo irreprochable hasta el pitido final, pero a la hora de la verdad desafinó de mala manera. Perdonó un mano a mano con Oblak en el minuto 11, otra clara ocasión en el 39 y, sobre todo, un rechace del poste tras un cabezazo de Prados en el que, con todo a su favor, a dos metros de la portería, decidió romper el balón y lo estrelló en la larguero.
Atlético de Madrid
Oblak, Lenglet, Galán, Molina, Le Normand, Samu Lino (Gallagher, m.58), De Paul, Giuliano (Llorente, m.57), Barrios (Giménez m.68), Griezmann (Correa m.62) y Sørloth (J. Alvarez, m.58).
1
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Athletic de Bilbao
Simón, Gorosabel (De Marcos m.76), Vivián, Yeray, Yuri, Ruíz de Galarreta (Prados, m.63), Jauregizar (Vesga, m.80) I. Williams, Nico, Unai Gómez (Guruzeta, m.62) y Berenguer (Maroan, m.76).
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Goles Julián Álvarez (1-0), minuto 65.
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Incidencias 63.810 espectadores en el Metropolitano.
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Árbitro Gil Manzano.
Por cierto, fue el tercer balón a la madera de los pupilos de Valverde, ya que en el 82 hubo otro tras un desvío de Nahuel Molina. Se puede hablar, por tanto, de mala suerte, es cierto, pero ese discurso no lleva a ninguna parte, de la misma manera que no llevaron a ningún lado los lamentos por los tres penaltis fallados en Montilivi, que fue la anterior derrota del Athletic en la Liga. Está visto, eso sí, que para que este equipo pierda se deben dar circunstancias curiosas y que la fortuna, de un modo u otro, aunque sea en detalles, juegue a favor del rival. Y el Atlético, sin restarle méritos, lleva una temporada con los astros alineados muy a su favor.
Los colchoneros comenzaron amenazadores, como si tuvieran muy reciente la inyección de adrenalina que les acababa de dar la derrota del Real Madrid en el Villamarín. Sorloth, muy poderoso, ya creó peligro en los primeros compases y ya no dejó de hacerlo, sobre todo por alto. Y Le Normand tuvo el 1-0 en el minuto 4 en una cabezazo muy franco, a pase de Galán, que se le fue alto. El Athletic, agobiado en ese arranque, salió del paso con oficio. En cuanto empezó a tener el balón, pudo respirar hasta igualar el partido. Que no era poco en un choque de altos vuelos en el que Ernesto Valverde apostó por un once titular con una variante que a su vez era una apuesta estratégica que ya hizo contra el Celta en Balaídos: sacó a Unai Gómez, que no había disputado ni un solo minuto en los tres últimos partidos de Liga, para que jugase de mediapunta con Berenguer también por dentro.
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Es decir, el técnico rojiblanco quiso atacar y presionar al Atlético sin un delantero centro específico y referencial, es decir, buscando una mayor movilidad y capacidad de sorpresa. Y pareció que podía funcionar. Las dos siguientes ocasiones, de hecho, fueron del Athletic, una muy clara de Iñaki Williams ante Oblak en el minuto 11 y otra de Ruiz de Galarreta, por partida doble, pasado el cuarto de hora. En ambas jugadas quedó de manifiesto la solvencia defensiva de los colchoneros -el equipo que menos encaja de la Liga-, ya fuera con una gran intervención de su portero o con el bloque de los dos remates del centrocampista eibarrés.
Cambios de posición
Igualado, cada equipo jugaba sus bazas, El Athletic presionaba alto, con Unai Gómez entregado básicamente a esa misión, e intentaba buscar las bandas, que acabaron repartiéndose los dos hermanos Williams y Berenguer. El cambio de posiciones entre ellos fue una constante. El Atlético, por su parte, buscaba a Sorloth e intentaba que se activaran De Paul y Griezmann. El que se activó de verdad, sin embargo, fue Giuliano Simeone, que tuvo unos minutos incendiarios por su banda. La cosa no pasó a mayores, entre otras razones porque Vivián estuvo muy atento, y el partido llegó al descanso convertido en un toma y daca del que el Athletic pudo sacar más fruto. Lo habría hecho de embocar Iñaki Williams un zurdazo en una contra tras una pérdida de De Paul o de haber rematado mejor Berenguer un tiro muy franco dentro del área.
El navarro, sin embargo, tampoco tuvo su día en su disparos. Vamos, que la falta de precisión no sólo fue cuestión der Iñaki Williams. De hecho, a la hora de juego, es decir, justo después de que entraran en el campo Julián Álvarez, Llorente y Gallager en un triple cambio de Simeone, el exjugador del Torino tuvo una oportunidad magnífica a pase de Gorosabel. Su tirito, dirigido a las manos de Oblak, que ya estaba de rodillas, fue de esos que obligan a pensar mal; es decir, que no era el día, que la victoria en el Metropolitano, tan importante como era, no iba a ser posible.
Este barrunto pesimista, como ya se ha dicho, se confirmó. El Athletic hizo méritos suficientes como para empatar. Y si el fútbol se decidiera a los puntos, incluso para ganar, pero así son las cosas y más en territorio colchonero. El equipo volvió a competir bien, aunque a los medios centros les faltó claridad -Jauregizar no fue el de otros días-, Nico Williams estuvo desacertado y la entrada de Unai Gómez en el once volvió a ser decepcionante en lo que al juego se refiere. Otra cosa es que el chaval presione como si no hubiera un mañana, pero en esa posición a un futbolista de un equipo que lucha por la Champions se le pide mucho más. Se volvió a echar de menos a Sancet. Como siempre que falta y falta demasiado. Y eso se paga muy caro. El Athletic lo intentó hasta el final y hasta acabó jugando con dos delanteros centros cuando había salido sin ninguno. Pero de nada sirvió y el Atlético, como hizo en San Mamés en la cuarta jornada, se llevó otros tres puntos de aquella manera.
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