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Vuelve la Copa a San Mamés, lo que hace inevitable el recuerdo de lo sucedido la pasada temporada con aquella sucesión de cuatro victorias ante el Alavés, hoy hace justo un año, el Barcelona y el Atlético de Madrid que desembocó en la final de ... Sevilla. Fueron días felices, de vino y rosas, que la afición del Athletic, como es lógico, desea revivir. Para ello, y superado el susto tremendo que se llevó en Las Gaunas, el equipo de Valverde tiene que superar esta tarde (19.30 horas) el escollo de Osasuna, un rival duro, especialmente correoso y motivado en Bilbao, y más en esta competición. Lo demostró hace dos años en aquella semifinal de infausto recuerdo. Que Valverde asegurara ayer en su rueda de prensa que espera un partido como aquel -en el juego, no en el resultado, por su puesto- lo dice todo.
San Mamés 19.30 (Movistar)
Árbitro: Busquets Ferrer
El hecho de que los rojillos atraviesen una mala racha en la Liga -cuatro derrotas y tres empates- no tiene mayor importancia ni tiene visos de generar el más mínimo exceso de confianza en el Athletic. Y es que nadie duda de que Osasuna se va a tomar el partido como si le fuera la vida en ello -Vicente Moreno dio descanso a varios titulares en el Metropolitano- y de que, con esa mentalidad tan afilada, es un rival que se le puede atragantar a cualquiera. Dicho de otro modo: si como decíamos líneas arriba los aficionados rojiblancos están disfrutando con el recuerdo del Athletic avasallador de la anterior edición de la Copa, ahora al equipo le toca ejercer de campeón y reeditar esa imagen tan sugestiva.
En principio, no hay ninguna razón para sospechar que no vaya a hacerlo. Que haya comenzado el año 2025 con esas dos malas actuaciones ante el Logroñés y el Barça no es algo a lo que se deba darle mayor significación. Hacerlo sería como quitarle crédito a un Athletic que llegó a las vacaciones de Navidad -ganando precisamente a Osasuna en El Sadar- tras encadenar siete victorias y un empate en sus ocho últimos partidos de Liga y Europa League. Es decir, sería dudar de un equipo que iba viento en popa a toda vela y sólo había perdido un choque en los últimos cuatro meses. Y tuvo que ser fallando tres penaltis en Girona.
Para los de Valverde, eso sí, el partido tiene algo de reencuentro inaplazable consigo mismo, con su mejor versión, la que le ha llevado a estar cuarto en la tabla a seis puntos del quinto y con el pasaporte para los octavos en la Europa League casi en el bolsillo. Bien mirado, la mayor dificultad para lograr este objetivo es que los jugadores se autopresionen demasiado -al fin y al cabo están defendiendo el título- y esto les impida jugar con naturalidad. Pero si juegan sin agobios, es decir, si son capaces de plasmar en el campo las señas de identidad que les han hecho reconocibles y temibles, lo normal sería que sacaran el billete para cuartos. Por una sencilla cuestión de calidad.
Los dos equipos tienen una ausencia relevante. En el caso de Osasuna, se trata de Brian Zaragoza, cuya baja ha hecho mucho daño a los rojillos. Aunque mes y medio después de pasar por el quirófano el exfutbolista del Bayern ya ha vuelto a entrenar con el grupo, Vicente Moreno no quiere arriesgar con un regreso precipitado, y menos en un partido de tan alto voltaje. En el caso del Athletic hablamos de Oihan Sancet, un futbolista clave en la media punta que se está perdiendo demasiados partidos por lesiones que parecen leves contratiempos y acaban siendo más serias. Uno ve cómo se lesionó en Montilivi en la jugada en la que marcó el gol o en El Sadar en un disparo a puerta sin mayor complicación y no puede por menos que preocuparse. Si dos acciones en apariencia tan naturales y poco impactantes le han provocado bajas de casi un mes cada una da miedo pensar lo que podría ocurrir con otras mas aparatosas.
Dejando a un lado a Zaragoza y Sancet, lo cierto es que Vicente Moreno y Ernesto Valverde tienen disponible a toda su tropa. El técnico valenciano podrá contar Areso, siempre hipermotivado ante el Athletic, Oroz, Moncayola y Budimir, el target-man de Osasuna, el hombre al que le cae buena parte de los centros que los rojillos lanzan como si tuvieran un aspersor sobre área rival. En el Metropolitano no les incluyó en el once para que estuvieran frescos esta tarde en San Mamés.
Txingurri, por su parte, recupera a Ruiz de Galarreta, un futbolista básico en su esquema. De su talento para llevar la manija depende en buena medida el juego ofensivo de los rojiblancos. Ya sea acompañado de Jauregizar a Beñat Prados, el eibarrés será el encargado de dar suministro a un frente de ataque con los hermanos Williams, Guruzeta y, con toda probabilidad, Berenguer. No estaría nada mal, la verdad, que el navarro mantenga su idilio con la Copa, competición en la que ha sido muy protagonista desde que fichó por el Athletic.
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