El Athletic mantiene firme su ilusión en la Copa
Los rojiblancos superan con claridad, aunque por la mínima, a un Espanyol inofensivo y estarán el viernes en el bombo de los cuartos de final
En una noche siberiana, pero con casi 38.000 hinchas heroicos animando en las gradas, el Athletic cumplió su objetivo y despachó con tranquilidad, incluso con algo de lustre en la primera parte, a un Espanyol al que se hace muy difícil imaginar a estas horas llorando por las esquinas tras quedar eliminado de la Copa. Decir que los catalanes tiraron el partido a la basura es exagerado, sí, pero sólo por centímetros, como un balón rozando el poste. De hecho, no crearon ni una sola ocasión ante un Athletic que tiene muchas ilusiones depositadas en el torneo del KO y volvió a demostrarlo con un trabajo serio. Son ya 19 las eliminatorias coperas a un sólo partido superadas por los leones. El dato lo dice todo.
Athletic
Agirrezabala, De Marcos, Vivian, Yeray, Yuri, Vesga, Zarraga (Raúl García, m.78), Sancet (Herrera, m.78), N.Williams, Berenguer (Muniain, m.68) y Guruzeta (Iñaki Williams, m.68)
1
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Espanyol
García, Oliván, Montes, Gómez, Cabrera (Aleix Vidal, m.45), Sánchez (Lazo, m.77), Expósito (Lozano, m.68), Vini, Darder (Melamed, m.60), Puado (Koleosho, m.68) y Joselu.
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GOL 1-0: De Marcos 26'
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ÁRBITRO Pulido Santana.
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INCIDENCIAS 37.564 espectadores en San Mamés.
La actitud del equipo de Valverde fue desde el principio justo la contraria a la del Espanyol y su victoria, certificada con una bella combinación en el minuto 26 culminada por De Marcos, resultó incontestable. Eso sí, un día más volvió a echarse de menos una mayor precisión de los rojiblancos a la hora de poner la rúbrica a las jugadas de ataque. Sobre todo en la tediosa segunda parte, el desatino en los centros y los saques de córner -hasta 17- se hizo de lo más indigesto. Por suerte, los periquitos no dieron ninguna guerra y no hubo ni siquiera un susto en el área de Agirrezabala. Porque, en caso contrario, la sucesión de córners de chichinabo y balones defectuosos colgados al área rival se hubiera convertido en una pesadilla insoportable.
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-No
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El Athletic encaró el choque con dos cambios respecto al equipo que perdió en el derbi, uno más o menos previsto y el otro sorprendente. El primero fue el de Zarraga en lugar de Dani García y el segundo, la entrada de Berenguer
La intensidad y dinamismo del Athletic sepultaron al Espanyol durante toda la primera parte. La diferencia de actitud y de juego se hizo llamativa desde los compases iniciales. La pareja Zarraga-Sancet como volantes por encima de Vesga, una opción que ya barajó Valverde para el primer partido de Liga aunque luego se decantase por Muniain, se hizo con el poder. De Marcos también se activó mucho por su banda y los catalanes comenzaron a pasarlo mal hasta acabar reculando como un solo hombre por delante de la portería del joven Joan Roca. Es cierto que los disparos locales iban siempre mal dirigidos, sin peligro, pero el monólogo de los rojiblancos era absoluto.
El Espanyol no podía meter ni una frase, ni una pequeña apostilla, en el discurso bilbaíno. Cuando en el minuto 23 el equipo de Diego Martínez llegó por primera vez l área rival -Joselu marcó en claro fuera de juego-, Agirrezabala se hizo presente por primera vez. Hasta entonces ni se le había visto. Teniendo en cuenta cómo estaba la noche, seguro que algún hipocondríaco hasta se preocuparía por una posible hipotermia del portero donostiarra, o le imaginaría en una posición preocupante, quieto junto al poste, aterido, con hielo hasta en las cejas, como un explorador ártico medio congelado.
Poco después de esa jugada que dio visibilidad a Agirrezabala, llegó la más bella de la noche. Que la protagonizaran los tres futbolistas más destacados -Zarraga, Sancet y De Marcos- no fue una casualidad. Estaban entonados y marcaron las diferencias. Otros compañeros no tuvieron el día y no porque dejaran de intentarlo. Nico Williams, por ejemplo, acabó los noventa minutos, prueba de la confianza que tiene en él su entrenador, pero todos sus esfuerzos ayer fueron baldíos. Desbordó poco y, sobre todo, centro fatal, algo que le también le ocurrió a Berenguer. Si a ello se une que Guruzeta volvió a jugar un partido gris y su intuición para colocarse en el área brilló por su ausencia, se explica que el Athletic no llegara al descanso con más ventaja y la eliminatoria resuelta.
La Copa. San Mamés. Athletic.
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Y fue una pena, la verdad, porque la segunda parte fue un largo bostezo. El Espanyol, con Aleix Vidal en lugar de Cabrera para jugar sólo con dos centrales, se estiró al principio y hasta llegó a crear peligro en un centro que Vesga desvió de cabeza de forma providencial, pero lo suyo fue un pequeño arrebato sin importancia. Apenas duró cuatro minutos, lo que tardó el Athletic en recuperar el timón. El juego de los rojiblancos acabó decayendo a medida que lo hacía el físico de sus mejores intérpretes (De Marcos, Zarraga y Sancet), pero su dominio fue claro. Podríamos decir que tan claro como opaco fue el destino un millón de centros y córners que no encontraron rematador. Iñaki Williams, Muniain, Herrera y Raúl García saltaron al campo para dar frescura y administrar bien el tiempo, tarea que hicieron con oficio hasta que Pulido Santana pitó el final.
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