Un joven cocina carne en una parrilla improvisada en El Arenal la noche del lunes al martes, en la que el Ayuntamiento desplegó un dispositivo contra esta actividad. Alba Peláez

La impotencia de Bilbao para combatir la venta ambulante

«No podemos fiarlo todo al Ayuntamiento y a la Policía», dice el alcalde, que promete «defender el comercio local»

Miércoles, 20 de agosto 2025, 01:39

El Ayuntamiento de Bilbao ha puesto la venta ambulante, tanto de comida como de ropa, el 'top manta', en el punto de mira. «No lo ... podemos permitir». Es el rotundo mensaje que trasladó ayer el alcalde en varias intervenciones. Juan Mari Aburto fue contundente a la hora de mostrar su apoyo al comercio local, al que promete «defender» frente a los puestos ilegales.

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Ahora bien, ¿cómo hacerlo? Ésta es la clave del asunto. El Consistorio asiste impotente a la llegada de un gran número de manteros desde varias ciudades de España para vender mercancía ilegal, explotados por las mafias. El lunes la Policía municipal desmanteló un campamento de unas treinta tiendas instaladas en la plaza del Gas, a escasos metros del Ayuntameinto. Los vendedores ambulantes se fueron sin oponer resistencia pero ayer volvieron a instalarse y los agentes les desalojaron de nuevo. Y así pasan las horas, jugando al gato y al ratón, los funcionarios que quieren preservar la ley y el orden y los jóvenes, en su mayoría subsaharianos, que buscan ganarse la vida.

Sobre esta cuestión fue preguntado ayer Aburto durante el tradicional concurso de tortillas de patata. «Son personas que viven en una situación enormemente crítica -reconoció-, pero las quejas vecinales por su presencia han sido relevantes, y por eso la Policía ha actuado y les ha desalojado». Aseguró también que «no ha habido ningún problema, han accedido a levantarse; y es verdad que han vuelto y se han vuelto a ir. La Policía va a seguir actuando porque no podemos permitir que se instale un campamento de esta naturaleza en la ciudad», señaló.

El alcalde, Juan Mari Aburto, participó este martes en el tradicional concurso de tortillas de patata. Mireya López

Otro ejemplo de actividad ilegal que prolifera en fiestas es la venta ambulante de alimentos en el recinto festivo durante las noches. Aquí el Ayuntamiento ha adoptado una medida que en la primera jornada se mostró eficaz, pero que no basta para atajar el problema de raíz: impedir el acceso de sospechosos de vender comida al área de txosnas.

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Quién entra y quién no lo determinan los agentes que conforman el cordón policial en la plaza Erkoreka y el puente de El Arenal, fundamentalmente. El lunes evitaron que personas cargadas con grandes cantidades de comida y bebida, así como barbacoas, braseros o bombonas de gas, accedieran al recinto. Aunque fuentes policiales confiesan a este periódico que es una tarea «difícil» y problemática, «porque ¿quién dice que los individuos que cargan con esos trastos no se dirigen a su domicilio?».

En cualquier caso, «es mucho más fácil» hacer eso que levantar los puestos una vez están instalados, reconoció Aburto en una entrevista en 'Onda Vasca'. Los agentes actúan según los criterios de «oportunidad y propocionalidad». Evalúan, explicó, si sacar a los vendedores por la fuerza en la zona, las txosnas, donde su presencia no suele ser bienvenida, «va a crear un perjuicio mayor que el hecho de que ese puesto continúe abierto».

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«Actitud responsable»

Lo que no hacen los agentes, insistió el alcalde, es «mirar hacia otro lado». Aunque el método aplicado hasta ahora no es infalible, lo cierto es que en la tercera noche de fiestas se vieron muchos menos puestos de comida ambulante que las jornadas previas, aunque alguno logró pasar el filtro policial.

Analizada la situación y llegados a este punto, Aburto solicitó la colaboración ciudadana. «La actitud responsable que pido a la ciudadanía es que no compren en esos puestos. Que lo hagan en las txosnas, pero no en puestos donde no se garantiza el estado sanitario de los alimentos», insistió, tras repetir que otros años se ha incautada comida almacenada en alcantarillas o en vehículos a altas temperaturas. «No podemos fiarlo todo al Ayuntamiento y a la Policía», subrayó.

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Ambas actividades, la venta ambulante de comida y de ropa, es ejercida fundamentalmente por inmigrantes. Un fenómeno, el de la inmigración, que no deja de crecer. Y aquí el alcalde quiso ser tajante al rechazar de plano que el aumento de la migración conlleve un incremento de los delitos en un momento en el que la seguridad figura como la principal preocupación de los bilbaínos. «Creo que es un mensaje de Vox, que está comprado por el PP, y que está haciendo un daño terrible». A su juicio, no se puede permitir que esa percepción «se extienda».

«La migración es necesaria», incidió, y si hubiera una huelga de inmigrantes, Bilbao se «paralizaría», toda vez que son «muy protagonistas» en varios sectores económicos. En opinión del alcalde, hay que mirar al futuro «en clave integradora y de convivencia», teniendo en cuenta que nos hallamos ante un fenómeno «imparable» y que es fundamental para revertir el invierno demográfico en el que Euskadi lleva años sumido. Eso sí, se trata de un compromiso bidireccional. «Las personas migrantes tienen que actuar también en clave de convivencia e integración, todos tenemos que remar en la misma dirección», apuntó Aburto.

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