Aspas protesta la decisión inicial de Quintero González.

El audio del VAR que jugó en contra del Alavés: «Le pega con el antebrazo»

Acción decisiva ·

El documento de la Federación deja claro que el argumento utilizado para anular la tarjeta roja a Aspas, que el golpe claramente intencionado no fuera con el puño, no sirve para desautorizar la decisión inicial de Quintero González

Iñigo Miñón

Vitoria

Sábado, 17 de agosto 2024, 16:27

Primera jornada, primera jugada controvertida y primera decisión en contra del VAR. Es roja, punto y pelota». Luis García Plaza lo tenía claro al final del partido. Iago Aspas había golpeado a Antonio Blanco con alevosía y sin balón en juego, lo que le costó la tarjeta roja. La lógica del reglamento, ni más ni menos. Quintero González, debutante en Primera División, lo había visto muy claro y no dudó en decretar la expulsión del capitán del Celta, que se había picado con el centrocampista albiazul por una presunta falta al borde del área que el árbitro andaluz no consideró como tal. Y fue a por él en una reacción infantil y desproporcionada en forma de agresión. Más o menos violenta –eso se puede debatir–, pero agresión al fin y al cabo –ahí no quedan muchas dudas–.

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Era el minuto 6 del duelo y todo se ponía a favor del Deportivo Alavés, que además había salido mandón al partido. Pero el colegiado recibió la llamada del VAR, donde le auxiliaba el tinerfeño Trujillo Suárez, reconvertido este mismo verano en videoasistente después de 36 partidos en Primera (dos temporadas, entre 2016 y 2018) y 233 en Segunda (trece campañas, hasta la pasada). Después de un par de minutos de visionado y deliberación, el árbitro principal se desautorizó a sí mismo rebajando la cartulina roja a amarilla.

La jugada del clave del partido de Balaídos: no en vano, el futbolista que debió haber sido expulsado al principio del partido fue el que lo decidió al final. ¿Qué pasó en ese lapso de tiempo? Las conversaciones del VAR que publica cada jornada la Federación Española desvelan las claves de tan controvertido giro.

– VAR: «Alejandro, te recomiendo que vengas a hacer una revisión para evaluar la acción de conducta violenta. Es que roja me parece mucho, tío».

– Árbitro: «Venga, suéltamela que estoy aquí enfrente», dice Quintero González cuando llega a la pantalla, donde ve dos ángulos distintos de la misma jugada.

– VAR: «Lo que yo valoro es que se apoya el jugador simplemente en la parte del hombro y cuello».

– Árbitro: «Me parece igual, que le pega con el antebrazo, yo había visto como que era casi con el puño. Voy a cambiar mi decisión a tarjeta amarilla».

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– VAR: «Perfecto».

El colegiado andaluz se dirige entonces a Iago Aspas haciendo un gesto de negación de la tarjeta roja y se la cambia por la amarilla. Para alivio del delantero, que abandona rápido la escena con el elocuente gesto del reo liberado de su penitencia, y asombro del plantel alavesista. Reflejado éste en la amarga queja de su entrenador en la rueda de prensa posterior al partido.

«Hay una persona en el mundo que ve que eso no puede ser roja, que es el árbitro del VAR. Yo en el campo no lo he visto y cuando voy al monitor y lo veo digo que es roja. La única persona que ha visto la duda es el del VAR. Es la intención de dar, está tipificado en el reglamento. De esa jugada no hay más que hablar», reflexionaba Luis García.

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El reglamento, efectivamente, le da la razón. ¿Qué dice la normativa al respecto? Que «el jugador que, sin estar disputando el balón, golpee deliberadamente a un adversario en la cabeza o en la cara con la mano o el brazo, la acción será considera conducta violenta y tarjeta roja, a menos que la fuerza empleada sea insignificante». Habla la International Board, el organismo dependiente de la FIFA encargado de promulgar las normas que rigen el fútbol mundial.

Las imágenes dejan claro que Aspas golpea intencionadamente a Blanco sin estar el balón al juego. Y en ese punto da igual que sea con el antebrazo o el puño, que es el inválido argumento que utiliza el VAR para dejar la sanción sin efecto. Para anular la tarjeta solo cabría agarrarse a la fuerza empleada por el punta gallego –un aspecto muy complicado de medir desde fuera de los protagonistas de la acción–, pero en ningún momento hacen referencia a este aspecto. La polémica está servida. Y también un peligroso precedente para las próximas jornadas. Los arbitrajes, como los equipos, van puliendo errores en los primeros compases de la temporada, pero el daño al Alavés ya está hecho.

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¿Qué dice la norma?

El Comité Técnico de Árbitros (CTA) de la Federación Española se remite al documento de la International Football Association Board (IFAB), el organismo que dicta las normas del fútbol internacional. Sobre la conducta violenta dice lo siguiente: «El jugador que, sin estar disputando el balón, golpee deliberadamente a un adversario o a cualquier otra persona en la cabeza o la cara con la mano o el brazo, la acción será considerada conducta violenta, a menos que la fuerza empleada sea insignificante».

El VAR tuvo que intervenir en otra acción del partido entre celestes y albiazules, un fuera de juego de Douvikas que al filo del descanso dejó sin valor un gol de Aspas con 0-1 en el marcador. Era milimétrico, pero ahí no entran las apreciaciones subjetivas de los colegiados. Otro debate es si esas posiciones tan ajustadas deberían señalarse como ilegales, pero mientras el reglamento no diga lo contrario no cabe queja al respecto. Además era el estreno de la herramienta del fuera de juego semiautomática, que, a tenor del tiempo que tardó en decidir, tiene más de 'semi' que de automática.

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