El Alavés se llena de rabia en un cruel estreno
Cae tras un notable inicio donde tomó ventaja y después de perdonar en el tramo final de una segunda mitad descontrolada
Volver a la competición y supurar rabia por los poros. Debido a uno de esos partidos que, más cerca de caer a favor que en ... contra, acaba en desesperación por la derrota. Un estreno cruel para un Alavés que ofreció por momentos una imagen notable e individualidades de calidad. Para tomar primero una justa ventaja y rozar después la sentencia después del bajón que el Celta aprovechó para empatar. Ni Novoa ni Stoichkov ni Villalibre, los dos últimos en unos contra uno ante el portero, acertaron para rematar el duelo. El mismo que se escaparía poco después, ya en el epílogo, en el enésimo rejonazo de Aspas. El futbolista que nunca debió pasar del minuto 6, cuando agredió a Antonio Blanco.
Celta
Villar; Manquillo (m. 45,Javi Rodríguez), Starfelt (m. 45, Jailson), Domínguez; Hugo Álvarez, Fran Beltrán (m. 65, Moriba), Damián, Mingueza; Aspas, Douvikas y Bamba (m. 45, Williot).
2
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1
Alavés
Sivera; Carlos Vicente, Abqar, Tenaglia, Diarra; Guevara (m. 80, Benavídez), Blanco; Luka (m. 57, Novoa), Guridi (m. 68, Stoichkov), Conechny (m. 68, Rioja); y Kike García (m. 80, Villalibre).
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Goles 0-1, m. 17: Kike García. 1-1, m. 66: Williot. 2-1, m. 83: Aspas.
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Árbitro Quintero González. Amonestó a los locales Aspas, Giráldez (entrenador) y Damián; y a los aliazules Conechny y Abqar.
Los problemas para configurar la primera defensa de la temporada los resolvió Luis García Plaza con Carlos Vicente como lateral derecho de emergencia y Moussa Diarra en el carril izquierdo. No fue una tarde sencilla para ellos, sobre todo en el caso del francés, en un once donde junto a Conechny y Romero formaba como representación de los fichajes veraniegos. La reconstrucción albiazul necesita tiempo. Aunque el preparador volvió a tirar en el inicio de la campaña de los Guevara, Blanco y Guridi, que junto a Benavídez Protesoni, se antojan los guardianes de la esencia albiazul.
Difícil resultó entender un accidentado arranque de partido. Iago Aspas, siempre a caballo entre el futbolista genial y el macarra de barrio, se levantó del césped a pedir una falta con las vísceras en la boca y agredió a Blanco con el brazo extendido a la altura de la cara, golpeándole con claridad. Sin balón y con toda la intención. El VAR acabaría por llamar al colegiado, que cambió la tarjeta roja inicial por amarilla entre los lógicos exabruptos del banquillo visitante. Difícil, muy difícil de entender. Apenas habían transcurrido seis minutos y entre Trujillo Suárez en el videoarbitraje y el debutante Quintero González sobre el césped indultaron al capitán celeste. Quizás les pesó demasiado el nombre. El de un jugador que anotó dos tantos -uno anulado por el VAR- y volvió a ser la pesadilla que te despierta de madrugada. Igual que Williot, gol y asistencia, que brilló con el exterior su tanto y en el primer toque para decidir el choque.
Control y 0-1
Un Alavés sobresaliente en la primera media hora de juego se había adueñado de la situación. Control del centro del campo a través del trío Guevara, Blanco, Guridi y presión intermitente sobre un Celta que arriesgaba en la salida del balón. Conechny y Romero apretaban junto a Kike García a los tres centrales locales y los 'uy' se sucedieron. También por las dudas del meta Iván Villar, que después se resarciría con sus intervenciones. Las buenas sensaciones acabaron por manifestarse en una acción precisa. Ante un rival que presionaba lo justo, Blanco colocó un balón milimétrico a la cabeza de Kike García, que estrenó el casillero de goles albiazul con un remate picado. El obrero del gol colocó el primer ladrillo.
El Alavés había repetido su costumbre de entrar al campo en ebullición y le faltó algo de colmillo tras el 0-1. Esos instantes de dudas celestes sin castigar. En un contexto donde Luka Romero ponía balones medidos al área. Solo Bamba respondía en un Celta que provocaba algunos desajustes por la banda izquierda. Como en el tanto anulado, presagio de que la escuadra local se había levantado ya de la siesta antes del descanso. Dejó las sábanas a un lado tras la reanudación y arrancó una segunda mitad metida en la centrifugadora. Con sonido perpetuo en las áreas que anunciaban minutos descontrolados.
Tenaglia se había recuperado a tiempo para disputar el duelo y hasta Novoa debutó cerca de la hora de juego por delante de Carlos Vicente, como extremo. La arrancada del gallego que cerca estuvo de culminar en el 1-2 resultó espectacular. Anuncio de sus posibilidades. Igual que un balón de Stoichkov al que Guevara no llegó en el área. Igual que el regreso de Luis Rioja para exhibir su capacidad de desborde. Promesas a corto plazo, aunque este viernes no se reflejaran en el resultado. Este Alavés ha aumentado sus generadores de juego. Habrá que ver si también ese acierto goleador que esta vez no existió.
1-1 y opciones claras
Williot había marcado el empate. Lógico después de arreones insistentes del Celta ante un Alavés al que ya había salvado en varias ocasiones Sivera. No encontró la fórmula el equipo cuando los celestes combinaron por dentro y también estiraron el campo con balones largos hacia Douvikas y luego Borja Iglesias. Faltó cohesión. Dureza. Demasiados titubeos y pérdidas. Casi pretemporada.
Claro que de los graves problemas salió el Alavés para volver a intimidar y mostrar de nuevo una versión solvente. 79, 81 y 82. Los minutos de las ocasiones claras, muy claras para la escuadra albiazul. Instantes determinantes. Fiasco posterior y gol de Aspas en el 84. Partido a tumba abierta por el que resbalaron los albiazules. Crueldad para una escuadra vitoriana que cuando menos mereció puntuar. Mal inicio, aunque también la constatación de que este equipo se ha dotado de elementos para sobrevivir en la categoría y dar alegrías. Que lleguen cuanto antes, que es la mejor manera de disfrutar del verano.
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