25 años de la gesta del Alavés en Europa

Aquel 'misil' europeo llamado Alavés: «Metí desde el mediocampo»

Imparables. Los albiazules dejaron la eliminatoria ante el Lillestrom sentenciada tras un brillante arranque y un golazo de Contra

Domingo, 26 de octubre 2025, 01:01

Pasar desapercibido en una localidad tan pequeña como Lillestrom no debe de ser sencillo. Y menos aún hace 25 años, cuando la población era tres ... veces inferior: 39.240. Pues bien, durante unos días los habitantes de esta ciudad noruega sumaron un 'vecino' más. Ese extraño intruso era Ángel 'Ondarru' Garitano, el espía de José Manuel Esnal 'Mané'. El avezado analista, boli en mano, radiografió a la perfección el rival que amenazaba al Alavés en la segunda ronda de la Uefa. «No sabíamos lo que nos esperaba, antes no era como ahora que tienes vídeos y todo a mano», recuerdan a EL CORREO Cosmin Contra y Óscar Téllez, protagonistas de aquella noche. La tropa albiazul debía prepararse para sobrevivir a un auténtico bombardeo aéreo, frenar esas embestidas como si navegasen en Gokstad y sobreponerse a unos guerreros habituados al barro en días lluviosos como ese.

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«Creo que un aspecto fundamental va a ser no esperar demasiado atrás», avanzó Mané, antes de subirse al avión. Dicho y hecho. El equipo no especuló. Minuto 2 del partido e Ibon Begoña ya puso por delante a los vitorianos. El defensa se sumó al ataque para sorprender y tumbar las aspiraciones noruegas en un abrir y cerrar de ojos. El lateral se adelantó al guardameta en un balón aéreo y de un testarazo derribó sin compasión ese temido castillo de naipes, como si aún estuviesen en una de esas interminables partidas de Pocha con las que mataban el tiempo en los viajes. «Era importante quién daba el primer golpe en la mesa, y fuimos nosotros», celebra Contra.

Los albiazules se remangaron esas pesadas zamarras, rosa en esta ocasión, para labrar un terreno con más fe que garantías de poder recolectar algo.Cualquier campesino habría tirado el gorro, la azada y se habría despojado de las botas. El tajo no era sencillo. Incluso el escenario no era el principal. El encuentro se disputó en Drammen porque el estadio del Lillestrom, el Arasen no tenía luz artificial. «Fue un partido muy incómodo. La lluvia hizo que correr en ese campo fuese pesado y además recuerdo que hacía frío. Y eso que en Vitoria el frío también rasca, pero allí...», evoca Téllez, con tanto detalle que parece rebobinar aquel tormento.

Pero aquel Alavés era difrente. Se sabía ganador y afrontaba los partidos «como si fuese el título de Liga», según reconoció Dan Eggen. Una bravura que se plasmó en forma de tanto. Se esperaba un bombardeo noruego. Y sin embargo fueron los vitorianos los que dispararon primero con su artillería más pesada. Un 'misil' que Contra envió casi desde Foronda decidió la contienda. «Claro que me acuerdo de mi gol... ¡fue desde el medio del campo!», presume el artífice de aquella obra de arte. Un cuarto de siglo después sus palabras dibujan aquel antológico zapatazo. «Recibí el balón y levanté la cabeza para ver si había algún compañero libre y lo que vi fue al portero un poco adelantado. Me dije a mí mismo:'voy a intentarlo'. A veces sale y aquel día tocó». Y vaya que si tocó.

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«Recibí el balón en el medio campo, vi al portero un poco adelantado y me lancé a probar suerte. A veces sale y aquel día tocó»

Cosmin Contra

«Fue un partido muy incómodo. La lluvia hizo que correr en ese campo fuese pesado y además recuerdo que hacía frío. Y eso que en Vitoria rasca, pero allí...»

Óscar Téllez

Un tanto cargado de emoción. En la celebración, el lateral rumano se levantó la camiseta y mostró una sentida dedicatoria a su compañero en el Dínamo de Bucarest, Catalin Haldan, que falleció en los días previos al partido de manera inesperada. «No te voy a olvidar nunca», rezaba la camiseta. El destino quiso que aquella noche pudiese despedirse de la mano del fútbol, su gran confidente. «Creo que Dios ha querido que el gol que le dediqué fuese bonito y espero que lo haya visto desde el cielo», comentó Contra, tras el partido.

«Presión, presión y presión»

Fue la puntilla de un partido ganado desde la defensa. Begoña y Téllez se vistieron de obreros para construir el segundo tanto a los veinte minutos de juego. «Fue un gol muy bonito. Begoña colgó una falta y el rechace le volvió a sus botas. Colgó de nuevo el balón con el exterior al segundo palo. El portero se quedó a media salida y yo me tiré al suelo para rematar el balón al fondo de la red. Le di también de exterior para cambiarle la dirección», retrata el central albiazul. «Como se suele decir, fue el tanto de la tranquilidad», añade, pese a dejar en aquella fría noche helada a la afición noruega. Aunque aún quedaba tajo.

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«Recuerdo que Mané nos insistió mucho en presionar arriba, en no concederles espacio porque si no iban a poder colgar balones o filtrar algún pase. Presión, presión y presión», comenta Téllez. El entrenador albiazul no se fiaba del rival, las indicaciones de Ondarru así se lo remarcaba. Algo que no pasó desapercibido a los ojos del mundo del fútbol. Aquel Alavés empezó a ganarse el respeto en Europa. «La victoria ha sido muy merecida. El mayor mérito ha sido tener muy claro en todo momento contra quién jugaba y dónde lo hacía. No era un partido para florituras, sino para equipos sólidos. El Alavés ha puesto lo que había que poner:mucho músculo, seriedad en la lucha cuerpo a cuerpo, contundencia en los despejes y efectividad ante la meta rival», elogió José María Glaría, el entrenador del Dhale noruego.

Fueron los ingredientes de una victoria que sin paliativos. Ni siquiera el postrero tanto de los noruegos (Helland, minuto 82) consiguió devaluar un triunfo que dejaba a los albiazules prácticamente dentro de la 'bolsa' de los dieciseisavos de final. «La rapidez de nuestros goles no ha hecho sentirnos fuertes», resumió Mané. El entrenador albiazul eolgió el papel de sus jugadores. «Es un poco lo que esperaba. Ellos han ofrecido un juego directo, machacón e insistente que, a veces, produce que te hagan algún gol. Hemos esperado y encontrado nuestras ocasiones al principio», apuntó, tras el triunfo.

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La victoria fue un motivo más, seguramente la principal mecha, para avivar esas ya habituales celebreaciones de los jueves. «Nos juntábamos todo el equipo sí o sí para cenar. No faltaba nadie. Nos reuníamos y hacíamos piña. Y eso luego se trasladaba al campo, era lo que nos hacía diferentes», sostiene Contra. La principal baza de un equipo con licencia para soñar. «Estábamos muy unidos», recuerda Téllez. Pese al paso de los años, ambos mantienen grabado en sus retinas aquellas noches europeas. «Ah, antes de terminar... Quiero mandar un saludo a toda la afición del Alavés, ojalá este año no suframos tanto», concluye Contra.

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