A vueltas con los pronósticos
Tal y como explicaba en esta sección la semana pasada, la Liga de Primera División de la temporada 1954-55 llegó a la última jornada ... con seis equipos en un pañuelo, pugnando por evitar la promoción de descenso. Málaga y Racing ya estaban en Segunda pero Las Palmas, Español, Celta de Vigo, Valladolid, la Real Sociedad y el Deportivo Alavés se jugaban a cara o cruz el logro de la permanencia. El equipo babazorro, que se había librado del descenso directo la semana anterior, al ganar al ya descendido Málaga, cerraba la Liga en El Sardinero contra el once cántabro, el otro equipo que ya había sellado su regreso a Segunda.
Al estar los seis equipos tan igualados, enseguida comenzaron las cábalas. Casi todo el mundo daba por descendida a la Real, que era la que peor lo tenía, y dudaban sobre quién le acompañaría. El Deportivo Alavés, incluso ganando en Santander, podía ir a la promoción, dependiendo de los demás resultados: de momento estaba igualado con Las Palmas y Español, pero el sistema de desempate entonces vigente (una liguilla virtual entre todos los conjuntos implicados) hacía que todo dependiera de qué equipos terminaran empatados.
Los periódicos multiplicaron sus pronósticos. Por ejemplo, Manuel Vázquez ('Porriño'), auguraba en 'La Voz de España' de San Sebastián que los otros cinco conjuntos empatarían a veintisiete puntos y habría que recurrir a la suma de los resultados entre ellos para ver quién iba a la promoción. En ese caso, sería el Celta el que se vería abocado a promocionar. De la misma opinión era Acisclo Karag, subdirector del diario 'Marca', nacido en Filipinas y conocido como 'El mago Karag' por los pronósticos de quinielas que realizaba cada jueves. Según recuerda el periodista de 'As' Alfredo Relaño, «lo grande venía cuando, a varias jornadas del final de la Liga, anunciaba el veredicto final: el campeón, los descendidos, el orden de todos. El día se esperaba con avidez y se consideraba palabra papal. Pocos se atrevían a discutirlo. Los hinchas del campeón se crecían, los de los descendidos se abatían». Sin embargo, en 1955 no se estimaba mucho en Vitoria a este pronosticador, «después de los comentarios que sobre nuestro equipo ha hecho», pues anteriormente había dejado entrever que el Alavés era uno de los predestinados al descenso.
Desde Vitoria, 'Pensamiento Alavés' decía que era una mala semana para aquellos que buscaban «mezclar las matemáticas con el fútbol», pues las combinaciones eran innumerables: «A una jornada tan solo del final de la Liga, los resultados últimos han puesto los lugares de promoción en un verdadero intríngulis, puesto que desde el equipo clasificado en noveno lugar -el Valladolid- hasta el conjunto que marcha el décimo tercero, la Real Sociedad, todos tienen las mismas aplicaciones, las de evitar la promoción. Porque si es difícil que la Real obtenga la victoria en Coruña, tan difícil es que el Alavés pueda conseguir el triunfo en el Sardinero».
Seis equipos pugnaban por evitar la promoción de descenso a Segunda en la campaña 54-55
Así se evitaba un excesivo optimismo, pensando que sería sencillo ganar al Racing, ya descendido. Por el contrario, EL CORREO indicaba que el «espléndido» juego del Deportivo Alavés en los últimos partidos era el inicio de una «racha que le va a salvar de la promoción». Por su parte, los jugadores albiazules veían el fin de Liga con confianza. Por ejemplo, Kaiku respondió con humor a un reportero que le preguntó sobre el partido decisivo en Santander: «Si hay que ganar se gana, nosotros somos así».
Al final, el Alavés, acompañado por un buen número de aficionados, venció 0-2 al Racing, con goles de Primi y Echeandía. De los demás implicados en el descenso, solo ganó Las Palmas, que derrotó a otro candidato al descenso, el Celta. Perdieron asimismo el Valladolid y la Real, mientras el Español empataba con el Málaga. Donostiarras y periquitos jugaron la promoción, aunque finalmente no descendieron. Mientras tanto, en Vitoria se desataba la euforia: el Alavés quedó décimo de dieciséis y siguió un año más en Primera.
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