El otro Andorra

Por su parte, el Andorra C.F. representa a la localidad aragonesa del mismo nombre, situada en la zona minera de la Sierra de Arcos (Teruel). Nació en 1957 y cuenta con la particularidad de haber cambiado de nombre varias veces, según sus empresas patrocinadoras. Eran compañías públicas relacionadas con la energía y la minería, con una gran presencia en la comarca: la Empresa Nacional Calvo Sotelo (en memoria del ministro de Primo de Rivera, creador de CAMPSA, asesinado poco antes del inicio de la Guerra Civil) y ENDESA (Empresa Nacional de Electricidad S.A.). Así en 1959 el club se rebautizó como Calvo Sotelo de Andorra y en 1973 como Endesa Andorra. En la actualidad, tras recuperar su nombre original, juega en Regional Preferente.

Años antes de enfrentarse por vez primera al Andorra pirenaico, el Alavés lo hizo contra su homónimo turolense. Este primer cruce tuvo lugar el 31 de octubre de 1971 en Mendizorroza, en el Grupo II de Tercera División. El Calvo Sotelo iba el último y el Alavés pensaba que iba a ser pan comido. Sin embargo, para cuando los jugadores y aficionados albiazules se dieron cuenta, los andorranos iban ganando 0-2. En el descanso, la grada despidió a los futbolistas locales con una gran pitada.

Al poco de comenzar la segunda parte, Barcina, el entrenador babazorro, dio entrada a Amutio II y Megino, en sustitución de Arrayet y Larrea. Este último había sido duda, pues un hijo suyo acababa de morir y no se sabía si podría rendir satisfactoriamente. De hecho, no jugó bien y además algún desaprensivo, sin tener en cuenta las circunstancias, le hizo objeto de sus críticas. La prensa habló de la «tarde aciaga de Larrea, al que se le increpaba cada vez que un pase le salía mal. Tal vez Larrea, sin recuperarse aún del rudo golpe de la pérdida de su hijo, fue el más afectado por las circunstancias». Al fin, en la segunda parte el Alavés despertó de su letargo y marcó dos goles (obra de Amutio I y Chomin).

Lo más curioso es que el árbitro alargó el encuentro cinco minutos más, lo que entonces no era habitual. Ello fue debido a que el choque había comenzado a las cinco de la tarde, por lo que, siendo invierno, se podía prever que sería necesario encender la iluminación artificial. Sin embargo, cuando empezó a anochecer nadie prendió los focos, por lo que el colegiado mandó parar el encuentro ante la falta de visibilidad. Según la versión del presidente alavesista, José Antonio Orbea, la empresa encargada se olvidó de acudir a Mendizorroza y nadie tenía copia de la llave del cuadro de luces:

«Es una cosa que no concibo porque estaba todo el mundo avisado y todo dispuesto pero, como no nos entregan a nosotros la llave, tiene que ser 'Eldu' el que dé la luz. Las luces han debido encenderse incluso diez minutos antes de cuando lo ha solicitado el árbitro. Ahora bien, el empleado de esa Casa no estaba entonces en el campo -dicen que hay que avisarle-, pero si un partido se programa en estas fechas para las cinco de la tarde lo lógico, lo normal, es que sepa que hay que jugar con luz artificial. Hay otra llave que la tiene el encargado de material, pero este no ha aparecido hasta transcurridos seis o siete minutos». Lo peor fue que, según las crónicas, el incidente de la luz cortó la recuperación del Alavés, cuando parecía que podía dar la vuelta al marcador, y tuvo que conformarse con un empate a dos.