El debut del policía Calero y el regreso del comandante Morales
El Levante vuelve a la élite con un entrenador curtido en el barro que fue agente municipal y el liderazgo del mítico extremo granota
Han pasado 790 días desde el partido más importante de la historia reciente del Deportivo Alavés. Ese penalti transformado por Villalibre en el último minuto ... de la prórroga devolvió al equipo albiazul a Primera y le evitó verse otro año más en un pozo del que pocos salen indemnes al primer intento. En realidad, ese futuro que esquivó por segundos se asemejaba a lo que estaba abocado a vivir el Levante, su rival aquella noche y que este sábado visita Mendizorroza. El porvenir era negro en Orriols. Cada vez había menos dinero en la caja para sostener una estructura acostumbrada a la máxima categoría y la situación institucional tampoco ayudaba. Pero para evitarlo se encomendó primero al policía y después al comandante.
Julián Calero (Parla, 54 años) había sido primero un modesto futbolista de la regional madrileña y luego un entrenador curtido como efectivo asistente, sobre todo, de Julen Lopetegui. Entre ambos periodos ejerció de policía municipal en su ciudad. A lo largo de esa carrera como patrullero vivió el atentado más grave de la historia de España, el 11M. Entonces le tocó trabajar sobre el terreno, incluso en Atocha. Eso, además de superar un tumor años después, le ha hecho plantearse la vida sin prisa, pero sin pausa. Al poco de ese trauma dio el salto de forma definitiva a los banquillos, donde compaginó varias aventuras como segundo entrenador –Rayo Vallecano, Real Madrid Castilla o incursiones internacionales en Rusia, Emiratos Árabes o el Oporto– con episodios como primer técnico en algunos equipos de la Tercera madrileña.
El técnico fue un modesto jugador de la regional madrileña y se reconvirtió en asistente de Lopetegui
En 2018, tras un notable desempeño con el Navalcarnero en Segunda B, llegó a la selección española para ser asistente de Lopetegui, con el que ya había estado en Oporto. Tras la abrupta salida del técnico fruto del revuelvo que generó su anuncio como entrenador del Real Madrid a pocos días de arrancar el Mundial, Calero se mantuvo en el puesto como mano derecha del interino Fernando Hierro. Entonces, desde la discreción, dejó una buena impronta que le permitió fichar por el Rayo Majadahonda, aunque fue destituido a mitad de curso. En el verano de 2020, tras la pandemia y en una Segunda B que estrenaba un formato de emergencia, el Burgos se cruzó en su vida.
Al final de esa temporada, impregnada por algunos episodios de impagos fruto de una nefasta gestión económica, celebraba haber devuelto a la ciudad al fútbol profesional tras dos décadas. Salvó al equipo y el curso siguiente lo tuvo durante varios meses peleando por la zona alta, entre otros, con el Alavés.
Las heridas del héroe
Calero ya se había ganado a la afición hacía mucho e incluso en 2022 le hicieron pregonero de las fiestas de la ciudad junto al director deportivo, Michu. Su fútbol era aguerrido, solidario, basado en una extrema fortaleza defensiva y pocas concesiones. Más práctico que bonito. Lo que en Segunda suele ahorrar sufrimientos. Por eso le captó un Levante que hacía aguas tras el golpetazo del ascenso frustrado. Con ese mismo método vivió primero un año de transición y, ya el pasado, el que ha devuelto la ilusión al Ciutat de València.
Poco más de 10 kilómetros separan Parla de Getafe, donde se crio José Luis Morales (38 años). El 'Comandante'; con mayúscula, en realidad, porque es casi su nombre de pila. Tras el descenso a Segunda de 2022 optó por abandonar el Levante rumbo al Villarreal cuando era un mito granota. Dos años después, tras dejar destellos La Cerámica, optó por volver a casa. No fue fácil, porque su marcha había dejado heridas abiertas tanto con la directiva como con la afición. Pero primó el deseo de saborear la felicidad vivida durante tantos años. El máximo goleador de la historia del Levante regresaba.
Como la calidad no se pierde pese al paso del tiempo, Morales acabó el curso con 11 goles y un ascenso bajo el brazo. Dosificado por un Julián Calero que se las sabe todas. Ambos, uno debutante en Primera y otro con más de 300 partidos jugados en la máxima categoría, vivirán mañana en Mendizorroza una jornada especial para un Levante que, poco a poco, se ha ido olvidando de aquella noche de junio de 2023.
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