Suspenso a domicilio
Villarreal 3-0 Alavés ·
Tocado y hundido acabó el Alavés ante el 'submarino amarillo', que ayer jugó muy serio de oscuro y no dio ninguna opción para la sorpresa. ... Y eso que primero cabeceó el albiazul Kike García al larguero, pero fue un espejismo porque ya en la primera parte se fue el rival al descanso con ventaja en el marcador. Y tras la reanudación, más de los mismo con claro dominio local de la posesión del balón para acabar con dos tantos más y una goleada, para alertarnos. Dada la próxima visita a otro equipo de 'Champions' como el Atlético (con un parón de selecciones en medio), que debe servir para reflexionar y mejorar. Porque ayer, lejos de ver acercarse la igualada, se certificó una derrota clara y sin excusas, por mucho que el segundo tanto de la puntilla fuera otro 'penaltito con manita incluida' con tal disparidad de criterios que parece jugarse a la lotería. También está claro que para discutirse una jugada polémica hay que pisar el área contraria y nuevamente el Alavés lejos de Vitoria dejó mucho que desear.
Y eso que esta temporada, el Villarreal tiene su punto flaco en la defensa, pero el Alavés no va a la zaga y si encima el contrario tiene más pegada claramente que nosotros, apaga y vámonos. De hecho, nuestro técnico Luis García no cambió de inicio nada más que la baja del lesionado Benavídez por el capitán Guevara, pero se demostró que el problema no es quién juegue, sino cómo se juegue. Es decir, el Villarreal ya tuvo que cambiar dos hombres en la primera parte por lesión y una de ellas grave en la rodilla, un contratiempo aún mayor si cabe por ser el jugador que abrió la lata.
El caso es que tanta afectación de los ligamentos cruzados e incluso meniscos indica que algo no se está haciendo bien con tanto partido seguido, además del consabido riesgo al que se expone cualquier futbolista profesional. Pero ahí ya entraríamos en otro debate como la dicotomía entre salud o dinero del deportista moderno, por no escarbar en la temprana edad a la que empiezan a competir los niños de hoy en día. Y por mucho adelanto médico que haya, se sigue jugando a una ruleta rusa donde sólo y siempre ganan unos pocos.
Como ayer el que más lo mereció, un Villarreal que no dio oportunidad al Alavés para sorprender al contragolpe o a balón parado, ni siquiera con las sustituciones de la segunda mitad mediante centrocampistas más ofensivos. Por lo que es evidente que este Alavés sigue flojeando sobre todo fuera de casa, por lo que conviene reforzar, tanto la aptitud como la actitud, al vestirse de forastero. No puede caer toda la responsabilidad en amarrar los puntos de casa y jugar con la ansiedad de que cada partido en Mendizorroza sea una final.
Está claro que es un salvavidas para acariciar la permanencia, pero hay que ser más ambiciosos también fuera de nuestra zona de confort. Por algo, sólo se ha ganado sólo una vez fuera, en San Sebastián y con un jugador más. Y una estadística bastante fiable de la posición final en la clasificación de los equipos al término de la temporada son los goles a favor y en contra. Y en este sentido, el Alavés ya se sitúa actualmente como la cuarta peor escuadra de todas, para reivindicar que la efectividad será un factor clave para la salvación. Y una regularidad donde como conjunto se demuestre que no es fácil hincarnos los dientes; es decir, cuanto más difícil sea ganarnos, más cerca estaremos de la victoria.
Por último, hay condicionantes externos que no podemos controlar, como las decisiones arbitrales o las acciones individuales del contrincante, pero sí minimizarlas para explotar todas nuestras virtudes al máximo. Sigo insistiendo en que no podemos estar en mejores manos, pero también conviene no apurar tanto como otra veces para evitar seguir sufriendo en la zona baja y peligrosa de la tabla e intentar mantener una plantilla sin tantas caras nuevas cada año.
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