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Decimocuarto duelo seguido en el que el Alavés no deja su meta a cero. Una mala racha que no está en el debe de un Sivera que no pudo hacer nada en el gol de Asano pero que sí frenó con sus paradones a Muriqi y Darder.

El argentino tuvo una dura prueba con Robert Navarro de la que salió victorioso. Tenaglia sujetó al talentoso atacante y se empleó a fondo, cerrando una banda por la que no pudo desplegarse mucho en ataque.

El central marroquí tuvo una dura pelea con Muriqi en la que el delantero kosovar le superó en la mayoría de ocasiones. Después, se fue entonando con el paso de los minutos y fue importante para sellar el empate final.

Coudet sentó a Diarra y devolvió al lateral izquierdo al madrileño. Y Manu Sánchez estuvo correcto en defensa pero no pudo aportar demasiado ofensivamente. Trabajó más atrás que adelante.

El uruguayo falló el pase que originó el saque de banda del gol de Asano. Después, fue creciendo y continúa al alza en cuanto a despliegue físico y seguridad en el corte se refiere. Mezcla bien con Abqar.

El andaluz se juntó de inicio con Jordán y Aleñá en una media que buscaba el control. Aunque luego cambió el sistema no lo hizo su rol. Blanco dotó de seguridad y equilibrio al equipo. Siempre cumple.

El centrocampista catalán intentó armar el juego albiazul pero se quedó a medias. Tuvo mucha presencia en el eje y a balón parado pero le falta dar un paso más para ser determinante en la construcción.

El medio cedido por el Getafe comenzó tirado a la izquierda y acabó jugando por el centro. Y ahí, cerca de la sala de máquinas y entre líneas, Aleñá mostró sus virtudes. Cada vez que la tocó dio fluidez al juego.

El aragonés no está en su mejor momento. Siempre que conduce el balón por su banda pasan cosas, pero en Son Moix no tuvo muchas opciones de encarar y centrar. Vicente fue sustituido antes del final.

Otro partido de enorme desgaste y trabajo fuera del área, aunque en esta ocasión sí tuvo premio. El conquense marcó su undécimo gol dándole un punto al Alavés. Sin embargo, tuvo que marcharse lesionado.

El atacante madrileño volvió al once tras dos partidos sin minutos y fue el jugador más desequilibrante de los albiazules. De sus botas nacieron las mejores ocasiones vitorianas y también el gol de Kike García, en el que asistió al conquense. Le quedó la ‘espina’ de no poder marcar en Son Moix.

Seguridad y buenos cortes como carta de presentación.

Salió para cerrar la banda izquierda y el Mallorca percutió por su zona con peligro.

Su entrada oxigenó a la medular.

Tuvo el gol en un remate de cabeza que paró Greif.