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El Deportivo Alavés estaba en una situación límite cuando llegó el tiempo de descanso ante el Mallorca. No sólo por la derrota momentánea (1-0) ... sino por la imagen mostrada por un equipo indultado inesperadamente por Muriqi que apenas había podido acercarse a la meta bermellona. Entonces, el vestuario entró en ebullición. Eduardo Coudet y los pesos pesados de la caseta apelaron, más allá de las correcciones futbolísticas, al orgullo y al amor propio en una arenga que surtió efecto. «Hablamos en el descanso y fuimos duros entre nosotros, sabiendo en la situación en la que estamos y cómo teníamos que jugar. Y creo que lo logramos», confesó el Chacho verbalizando el sentir de un bloque que en la segunda mitad reaccionó, empató e hizo méritos para lograr el triunfo en Son Moix. Al menos, los albiazules se ganaron un respiro.
Unas palabras que comparten sus futbolistas. «Hemos salido con mentalidad y corazón para darle la vuelta. Nos jugamos mucho y todos lo sabemos», destacó Carlos Martín. «El descanso sirvió para corregir, cambiar la actitud y charlar en qué podíamos mejorar», añadió un Facundo Garcés que apuntó que la segunda mitad les dejó una «buena enseñanza»: «No podemos regalar una parte». El camino está marcado para un equipo al que la reacción en el segundo acto en Mallorca le ha insuflado una dosis de positivismo y cierta calma. El punto logrado en un estadio difícil, ante un conjunto que oposita a Europa, ha sido un rayo de luz en un escenario complejo, que aún sigue lleno de nubarrones.
El Alavés encadena seis jornadas sin ganar y es penúltimo, a un punto de la salvación que marca Las Palmas. La situación de Coudet continúa siendo difícil a pesar de «no haber recibido ningún ultimátum», según él mismo declaró, tras la derrota (0-1) frente al Espanyol. «Hablé con la directiva y también con los jugadores. Todos estamos convencidos de que vamos a lograr la salvación. Una vez que te ratifican todo está más claro y hay que seguir para adelante», afirmó un Chacho que se mostró sincero con su delicada tesitura.
Después de una semana complicada en la que no se tomó ninguna decisión drástica, tanto la directiva como el entrenador saben que los resultados mandan. Los dos próximos partidos frente al Villarreal en Mendizorroza (sábado, 16.15 horas) y, sobre todo, en Las Palmas (viernes 14 de marzo, 21.00) serán determinantes para el devenir del curso. Sin embargo, desde el club valoran la buena segunda mitad ante el Mallorca y el trabajo realizado en Ibaia por jugadores y cuerpo técnico.
A la reacción en Son Moix se unió el minimizar los errores que habían penalizado en los últimos minutos a los albiazules recientemente frente a Leganés y Espanyol. Después del empate de Kike García, el Alavés optó al triunfo por medio de Toni Martínez y Carlos Martín. El 1-2 no llegó pero tampoco el 2-1. Los vitorianos, con los cambios de Coudet, apostaron por no perder el botín en vez de intentar aumentarlo para evitar traumas pasados.
Eduardo Coudet
Entrenador del Alavés
Un bálsamo para sanar superficialmente a una caseta en la que no hay «fisuras», como desveló el Chacho. En el club confían en la senda tomada en diciembre a pesar de los 9 puntos sobre 33 logrados. Pero también saben que la falta de triunfos y la situación clasificatoria condiciona cualquier horizonte.
Los datos internos que arrojan las sesiones de trabajo en Ibaia y las estadísticas de los partidos, en la mayoría superiores a las de los rivales, muestran una evolución positiva que no se ha traducido en victorias, al sumar una en 11 jornadas con Coudet. Están los mimbres pero no la cesta. «Tenemos hambre y carácter. Competimos pero nos están faltando detalles», destacó Antonio Blanco. El gol encajado a los ocho minutos en Mallorca, que se originó en un saque de banda, y las 14 jornadas consecutivas sin dejar la portería a cero ejemplifican una falta de solidez crónica. A pesar de ello, la rebeldía vista en Son Moix y previamente en Leganés demuestran la resiliencia babazorra.
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Y a ese espíritu se agarran en el Paseo de Cervantes para sobrevivir en Primera y revertir una situación cada vez más dura, con rivales como el Leganés sumando de a tres. «No nos comportamos como un equipo muerto. Tenemos una idea pero nos falta esa pizca de suerte», reflexionó Coudet. La reacción en Mallorca ha rearmado a un bloque al que se le acaban las oportunidades. Deben ganar cuanto antes.
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María de Maintenant e Iñigo Fernández de Lucio
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