De qué se ríen los musulmanes
Unas viñetas publicadas en Marruecos nos recuerdan un pasado no tan lejano, en el que hubo gente con un par que traspasó las líneas marcadas por la censura
jon uriarte
Sábado, 31 de enero 2015, 02:07
Leemos un titular que dice: 'El estado islámico quiere combatir contra la democracia en el mundo árabe'. Debajo, un terrorista pregunta "¿Y con Marruecos qué hacemos, jefe?". A lo que su compañero responde "¡Déjalo, se lo monta muy bien solo!". Es una de las viñetas publicadas en Marruecos y que hoy les traemos, tras preguntarnos de qué se reirá el mundo musulmán.
Han pasado semanas desde los atentados de París y los lápices dejaron de señalar hacia el cielo. O hacia los cielos, porque aquí el problema está en cuál es el único y verdadero. Aunque todos sabemos que esa es la vana excusa. Al final, todo se resume en pillar pasta, matar gente, violar mujeres y, sobre todo, alcanzar el poder. Allí, aquí o en la Conchinchina. Lo que me lleva a una máxima que siempre recuerdo en estos casos. El poder odia la parodia. Porque quien ríe no teme. O teme menos. A veces, es un poder oficial. Otras, oficioso. Puede ostentarlo un Gobierno dictatorial o un grupo terrorista. Pero siguen siendo simples fanáticos que buscan implantar su dominio. Charlie Hebdo fue la excusa, insisto. Aunque hay algo que lo hace diferente a que fuera, pongamos, la reacción terrorista a una decisión política, a una invasión de tierras del islám o a un ataque militar en sus dominios. Cierto que las imágenes de Alá o Mahoma, por sí mismas y sin necesidad de ser ofensivas, atentan contra la forma de entender la religión y, por ende, la vida de los musulmanes. Pero tampoco hace, pongamos 60 años, se hacían por aquí viñetas de Jesucristo o de Dios. Para entenderlo, hagamos memoria.
No hace mucho, si usted o yo hacíamos un chiste sobre el Rey o la Iglesia Católica acabábamos en los juzgados o, en caso de trabajar en un medio de comunicación, recibiendo el finiquito. Y no les digo nuestros padres y abuelos. Pero hubo un grupo de osados, lo que viene a ser gente con un par, que traspasaron las líneas marcadas por la censura. A veces, ojo, no hacía falta que fuera impuesta. Nosotros mismos la aplicábamos "por si acaso". Y la autocensura es el verdadero y definitivo triunfo del poder. Porque confirma que el miedo puede a la risa. "Ya, pero meterse con una religión es ir demasiado lejos porque ofende a mucha gente para quien sí es algo sagrado". Esta suele ser la respuesta cuando el humor cuestiona algo relacionado con determinada creencia religiosa. Y lleva trampa. No solo porque cada cuál tenemos nuestras particulares cuestiones sagradas y listones en ellas, que no tienen por qué coincidir con los demás, sino por algo más. Y es que sucede lo mismo si haces un chiste sobre taxistas. El gremio entero se pondrá de uñas y desde sus asociaciones te dirán que debes retractarte o, incluso, pasar por el juzgado. Y lo mismo vale para otros gremios, culturas o poblaciones. Porque siempre hace gracia el chiste...cuando no habla de ti.
Les voy a poner un ejemplo. En los tiempos en que un servidor hacía imitaciones de políticos, todos tenemos un pasado, resultaba curioso comprobar su reacción. Siempre les hacía gracia la imitación de "los otros". "A Fulanito lo has clavado, pero a mí no me has pillado el punto". Siempre la misma respuesta. Eso cuando la daban. Porque muchos se lo tomaban como una ofensa imperdonable. Si les contara qué políticos contaban con más sentido del humor y quién carecía totalmente de él se sorprenderían. Siempre es contrario de lo que parece. Pero eso lo dejaremos para otro día. Hoy hablamos del humor musulmán. Y viendo sus viñetas descubrimos que tienen mucho que ver con las que llenaban las páginas del Papus en su día y del Jueves más tarde, por poner dos ejemplos. Hemos de subrayar que provienen de Marruecos, no de Irán o Afganistán. Hay sitios donde no hace falta dibujar para que te limpien el forro. Pero definen muy bien lo que nos trae hoy aquí. Observemos el segundo chiste. En él, unas mujeres marroquíes protestan contra la actitud machista de Benkirane. Y él tipo, para justificarse, les dice "No estoy en contra de las manifestaciones.....¡mientras os quedéis en vuestras casas!". Puedes escribir mil libros y debatir en televisión, que difícilmente lograrás explicar mejor la situación de la mujer. Incluso temas escabrosos como el terror islamista tienen su aquél cuando son analizados bajo el prisma del humor. Como en el tercer chiste.
Leemos: "Marruecos se compromete en formar varios Imans en África". Debajo un terrorista les da clase diciendo "Esto es una zanahoria". Parece blandito. Pero es un principio. Y deja claro que África bastante tiene con buscar algo para llenar su tripa, como para pensar en ganarse el cielo y un harén eterno. Además tiene algo de humor absurdo. Recuerda, en parte, a ciertas parodias de 'Vaya Semanita'. Y no podemos olvidar que la llamada "normalización de Euskal-Herria" le debe mucho al humor. A ese poner en solfa todo. Sobre todo lo que parecía vetado. Solo así se pasa página. Incluso usando, si hace falta, el humor negro. Como en el cuarto chiste.
En él leemos: "Los cuerpos de las inundaciones de Guelmin recogidos por los camiones de la basura". Y vemos al Rey de Marruecos que exclama: "¡En ningún caso hay que reciclarlos!". Cuentan que el Gobierno y el entorno del monarca montó en cólera. Y que la población rió por lo bajo. Sabían que eso molestaba al poderoso. Al opresor. A ese que les gustaría echar, pero no se atreven. ¿Les suena? No me negarán que hemos vivido capítulos similares. Y siempre hubo alguien que hizo un chiste que molestó al que utilizaba el terror para dominar. Por eso les pido que vuelvan a mirar la viñeta. Está censurada. Por algo será. Pero si el miedo a las consecuencias provoca autocensura, habrán ganado ellos. Mejor pasarse y publicarla que nunca atreverse. Y si el chiste es zafio, hiriente o merecedor de condena, que sean las leyes de los hombres libres quienes lo determinen. Nunca el terrorista. Y aún menos ese dictador silencioso llamado miedo. Como decía cierto personaje de 'El Nombre de la Rosa'. "Pero que ocurrirá si por culpa de este libro, los hombres doctos declaran que es permisible reírnos de todas las cosas. ¿Podemos reírnos de Dios? !El mundo desembocaría en el caos!". Curiosamente quien lo dice, es quien lleva más pecado. Como siempre.