¿La religión ha dejado de ser un tabú?
El Papa abre un debate sobre los límites de la libertad de expresión y se lleva los primeros reproches de la opinión pública
Pedro Ontoso
Miércoles, 21 de enero 2015, 02:00
A contracorriente de lo políticamente correcto, el Papa ha defendido que las religiones no deben ser insultadas, que no se puede insultar la fe de los demás. Lo hizo tras dejar claro que matar en nombre de Dios es una aberración, a propósito de los bárbaros asesinatos en la revista satítica Charlie Hebdo. Pero con un ejemplo desafortunado, que parecía tener que ver más con la ley de talión, el ojo por ojo, que con el mensaje evangélico de poner la otra mejilla, con el que ahora ha matizado. Más allá de una intención explicativa de la violencia, algo que aparece en su discurso habitual, el Pontífice intentaba echar un capote al islam moderado, piadoso y pacífico en lo que supone una apuesta ecuménica. Y eso le ha reportado una fisura en el estado de gracia del que disfrutaba ante la opinión pública mundial.
El primer ministro británico, David Cameron, ha contestado al Papa que en una sociedad libre no hay cabida para la venganza contra quien ofende a la religión. Una respuesta apresurada y sin matices, como lo fue la argumentación del pontífice argentino cuando se le preguntó por los atentados de París. Más calado tuvo la reacción de la ministra de Justicia francesa, Christiane Taubira, quien defendió el derecho a "ironizar de todas las religiones", como una herencia sagrada de la Ilustración. Antigua militante independentista en la Guayana francesa y líder de la izquierda radical, Taubira sostuvo que Francia esta orgullosa de ser "el país de Voltaire y la irreverencia" quizás habría sido más acertado decir de la tolerancia, por el libro que escribió en 1762, y que los franceses "no aceptan límites a la libertad de expresión. Podemos dibujar de todo, incluso al profeta. En el país de la Ilustración, no hay tabúes", enfatizó la primer miembro del Gobierno galo con raíces africanas.
Taubira, conocida como la Pasionaria republicana por la vehemencia y pasión con la que defiende lo que considera una causa justa, impulsó el matrimonio para todos y rechazó la presencia de símbolos religiosos en los colegios públicos. Ella misma ha sufrido en su propia carne la burla y el racismo. En su día, una candidata del Frente Nacional la comparó con un simio. "Prefiero verla tras las ramas de un árbol que en el Gobierno", escribió la representante del partido de extrema derecha en las Ardenas una zona que sabe mucho de la barbarie nazi, siguiendo la estela del ultraderechista italiano de la Liga Norte Roberto Calderoli, que comparó con un orangután a la ministra de Integración, Cecile Kyenge, originaria de la República Democrática del Congo. La viñeta que apareció en Facebook con la ministra Taubira al lado de un mono repugnó a todos los demócratas. En Francia el racismo sí es delito. Y el antisemistismo.
La matanza de París ha desempolvado viejos demonios. Tras dejar claro que no se puede matar, ni en el nombre de Dios ni en el de nadie, y abominar del extremismo religioso, algunos ambientes cristianos, dolidos por la corrosión sin límites contra la religión, han aplaudido que el Papa diga que hay líneas rojas que ofenden la sensibilidad de muchos creyentes. Intepretan que el Papa ha venido a decir algo así como que conmigo os podéis meter lo que queráis pero con Dios y con la Virgen hay que tener respeto. Aunque el símil del puñetazo y la madre no sea el mejor ejemplo.
La revista francesa Etvdes, de la orden de los jesuitas a la que pertenece el Papa¬ publica desde 1856 excelentes artículos sobre el hecho religioso. En el número de este mes se incluye uno sobre El lugar de la religión en la política en el que Paul Valadier y Jean-Marc Ferry analizan cómo la presencia del islam ha trasformado las relaciones entre las democracias europeas y las religiones. En 2012, con las primeras amenazas contra Charlie Hebdo y los autores del vídeo americano LInnoncence des musulmans, Nathalie Sarthou-Lajur ya advertía de que en Francia la blasfemia, a diferencia de la injuria, no está considerada como un delito, y que en la blasfemia puede existir «una forma de transgresión positiva que manifiesta la libertad de expresión crítica». Distinguía también entre el espíritu crítico y el espíritu de burla nombrando a grandes pensadores como Sócrates, Spinoza o Baudelaire, que fueron acusados de blasfemos. Solo que estas figuras lo que hacían era atacar la intransigencia de la religión y las prohibiciones de la sociedad, cuando religión y sociedad se convertían en opresoras y prohibían toda forma de crítica, pero eran profundamente respetuosos con las creencias y los creyentes.
Explicar la violencia
Volviendo a las declaraciones del Papa, algunos analistas consideran que Francisco pretende explicar la violencia, nunca justificarla. Lo hace en la Evangelli Gaudium cuando se refiere, por ejemplo, a que la inequidad, la desigualdad, provocan violencia. Aunque bien es cierto que en Euskadi las comprensiones explicativas de la violencia, aunque no sea legitimándola, han tenido las consecuencias que han tenido. Pero ese es otro tema. En la exhortación apostólica, toda una declaración programática de su prontificado, el Papa, trata de tender puentes, precisamente, al mundo del islam. Lo hace en los apartados 252 y 253, en los que aboga por el diálogo con los musulmanes y defiende que "el verdadero islam y una adecuada interpretación del Corán se oponen a toda violencia".
En vísperas de los 70 años de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, el filósofo Reyes Mate acaba de lanzar un aviso: ¡Ojo con lo que pasó con el judaísmo! El filósofo del CSIC señala que no fue cosa de unos locos. "Aquello pudo ocurrir, en efecto, porque Europa, la Europa culta e ilustrada, llegó a la conclusión de que sus grandes valores eran ajenos al judaísmo. El judío podía tener un lugar al sol en una sociedad laica, tal y como exigían los cánones ilustrados, a condición de que se asimilara, es decir, dejara de ser judío. Y por eso aro tuvieron que pasar genios como Freud, Chaplin, Heine o Mahler. Pero todo fue inútil porque los ilustrados europeos pata negra no dejaron de considerarles diferentes, inadsimilables. El judío no era de los nuestros. Fue entonces creciendo la idea de que si no eran asimilables es porque eran incompatibles. Y de ahí a declararles prescindibles, superfluos, sólo había un paso...que Hitler dió y todos le siguieron", advierte el profesor.
¿Puede pasar ahora eso con el islam? Reyes Mate escribe que «hoy como ayer seguimos pensando que lo mejor que pueden hacer estos extraños que están entre nosotros es asimilarse e invisibilizar sus señas de identidad: sus chilabas y velos, sus mezquitas y algarabías. Pensamos que tienen un sitio en nuestra sociedad, porque es portadora de valores universales, tales como la democracia, pero que en el fondo son incompatibles con su cultura. De ahí la secreta esperanza de que la asimilación la disuelva. Nada esperamos de ellos porque la verdad está de nuestra parte, llámese Occidente, Ilustración o Modernidad». El autor de Tratado de la injusticia (Anthropos) admite que el islam "tiene aún que recorrer un camino hacia la autonomía de la política», pero «como lo tuvo que hacer antesdeayer el cristianismo y ayer mismo el catolicismo español".
Antídoto contra el fanatismo
Recuerdo ahora los problemas que tuvo en su día el Grupo SM católico, de los marianistas cuando editó un manual para la enseñanza del islam en la escuela, una iniciativa pionera y valiente en Europa. La editorial, la misma que publicó los libros de José Antonio Pagola, estuvo a las puertas de una auditoría doctrinal por parte de la jerarquía católica. Aquel texto pedagógico, auspiciado por la Unión de Comunidades Islámicas de España y financiado por la Fundación Pluralismo y Convivencia, fue sumamente respetuoso con todo. El ilustrador del libro, el artista iraquí Kadhim Shamhood, dibujó al profeta Mahoma siempre de espaldas. Alá no tiene forma humana en los diseños, es un halo de luz pintado de amarillo y naranja. Javier Cortés, entonces director general de SM, declaró que "si el islm no tiene la oportunidad de estudiarse junto con la Lengua y las Matemáticas para que la tradición musulmana pueda dialogar con la razón no se logrará que se integre en la cultura occidental".
La revista jesuita Etvdes ha publicado varias de las portadas de Charlie Hebdo por supuesto, no las más irreverentes y ha defendido que "el humor en la fe es un buen antídoto contra el fanatismo y contra su espíritu de seriedad con tendencia a tomar todo al pie de la letra". "Es una signo de fuerza poder reirse de ciertos rasgos de la institución a la que pertenecemos, una manera de decir que aquello a lo que estamos vinculados está más allá de las formas de siempre transitorias e imperfectas", añade la revista mensual, que anima a actuar sin odio y sin miedo, antes de poner deberes: "Algunos grupos sociales o étnicos se sienten rechazados, por lo que nos espera un gran trabajo para ver cómo dar a cada uno su lugar en una sociedad plural".