Aburto, un político atípico e ilustrado
El consejero del PNV, candidato a la alcaldía de Bilbao, cimenta sus discursos con textos del Papa Francisco y pensadores de la izquierda
Pedro Ontoso
Miércoles, 5 de noviembre 2014, 01:07
San Ignacio de Loyola, el Papa Francisco, Zygmunt Bauman, Richard Sennett o Ignacio Ellacuría. Una combinación de Doctrina Social de la Iglesia, de sociología de inspiración marxista y de Teología de la Liberación en un discurso de menos de media hora. Lo pronunció el pasado lunes Juan María Aburto, consejero de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno vasco y candidato del PNV a la alcaldía de Billbao, en la apertura de curso de los desayunos de Fórum Europa Tribuna Euskadi. Un alegato contra el capitalismo y en favor de la persona. Un político atípico e ilustrado este Aburto que, en tiempos preelectorales, acaba de proponer una subida de impuestos para mantener los servicios sociales.
Lo había preanunciado cuando soltó aquello de que "la verdadera solidaridad duele". Sobre todo, la que afecta al bolsillo. Juan María Aburto fue desgranando una serie de mensajes en los que el centro era la persona. Habló de crisis antropológica, de principios éticos, de responsabilidad social, de respeto a los derechos de los ciudadanos... No era una lección académica, pero lo parecía. Apostó, por supuesto, por la innovación tecnológica -es lo que ha sacado a Euskadi de sus crisis económicas-, pero, al mismo tiempo, por el respeto y la ternura. Por el calor. "El capital social es más importante que el capital repartido en acciones", sostuvo ante una amplia y cualificada representación de la clase empresarial.
Citó a varios pensadores e investigadores sociales, entre ellos a Max Weber, unos de los 'padres' de la Sociología. El autor de 'La ética protestante y el espíritu del capitalismo' integró el grupo de intelectuales reformistas, conocidos como 'socialistas de cátedra', sobre todo en Heidelberg. Por cierto, la ciudad alemana que baña el río Neckar está muy cerca de Mauer, donde se descubrió la famosa mandíbula del Paleolítico Inferior. El 'Homo heidelbergensis', apodado 'Goliath', era el especimen humano más antiguo que se conocía en Europa, hasta los hallazgos de Atapuerca. Tuve la ocasión de conocer su historia en el propio yacimiento aluvial. Algunos de los paleontólogos destacaban del hallazgo la aparición de los primeros indicios de una mentalidad simbólica.
Lo traigo a colación porque el propio Aburto se refirió durante su intervención a otro gran sociólogo, Zygmunt Bauman, catedrático emérito de la Universidad de Varsovia, que utiliza ejemplos sacados de la antropología. "Los antropólogos llegaron a fechar los albores de la sociedad humana gracias al descubrimiento de un esqueleto fósil, el esqueleto de una criatura humanoide inválida, con una pierna rota; pero se había roto la pierna siendo niño, y había muerto a la edad de treinta años. La conclusión del antropólogo era simple: allí había existido forzosamente una sociedad humana, porque esto no habría podido darse en un rebaño, donde una pierna rota termina con la vida del inválido, ya que no puede sustentarse por sí mismo".
El consejero del Gobierno vasco añade que "la sociedad humana es distinta de un rebaño de animales porque alguien puede sostenerte; es distinta porque es capaz de convivir con inválidos, hasta el punto de que históricamente podría decirse que la sociedad humana nació junto con la compasión y con el cuidado de los demás, cualidades sólo humanas. La preocupación de hoy en día se centra en este punto: trasladar esta compasión y esta atención a escala planetaria".
Bauman, sociólogo y ensayista, nació en el seno de una humilde familia judía. Fiel en sus inicios a la doctrina marxista, pronto se especializó en investigaciones sobre las clases sociales, el movimiento obrero y el socialismo, antes de detenerse en la modernidad y la globalización. Creador del concepto de 'modernidad líquida', una de su obras más conocidas es 'Vidas desperdiciadas: la modernidad y sus parias', en la que se refiere a una sociedad que produce 'residuos humanos', colectivos 'superfluos', como los emigrantes o los refugiados. En 2010 compartió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades con Alain Touraine. El sociólogo francés, otro gran estudioso del movimiento obrero y de la sociedad postindustrial, ha teorizado sobre los movimientos sociales o la crisis de los sistemas políticos. Touraine pasó un tiempo en los astilleros de Gdansk, en Polonia, la patria de Bauman, para seguir el desarrollo del sindicato Solidaridad, apoyado por Juan Pablo II y ariete para la caída del régimen de Jaruzelski.
Jóvenes de 'usar y tirar'
Luego citó a Richard Sennett, autor de 'La corrosión del carácter', que mereció el Premio Europa de Sociología, o 'El declive del hombre público'. Hijo de padre anarquista y madre comunista, el sociólogo de Chicago, que fue alumno de Hannah Arendt, ha estudiado muy a fondo y con ojos críticos la evolución del capitalismo y las clases sociales. Ubicado en la corriente del pragmatismo, el intelectual estadounidense también se ha interesado por el mundo del trabajo y la familia. El consejero de Empleo lo menciona por sus criticas a la exigencia de sacrificio y esfuerzo a los jóvenes cuando se les lanza el mensaje de que son prescindibles. «De la lógica de nada a largo plazo se pasa a la del kleenex, la de usar y tirar».
Aburto se ha leido la 'Evangelli Gaudium', la exhortación apostólica del Papa Francisco, que fue toda una declaración programática de su pontificado. La cita en dos ocasiones. "Necesitamos una economía que contribuya al desarrollo de las personas. Con el Papa Francisco podemos decir 'la dignidad de cada persona y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económica, pero a veces parecen solo apéndices agregados desde fuera para complementar un discurso político sin perspectivas, ni programas de verdadero desarrollo integral'. Tenemos que decir no a una economía de la exclusión y de la inequidad. El ser humano no es un simple bien de consumo que se puede usar y luego tirar".
También se refiere a ella para reivindicar el papel de la política, ahora tan denostada. "Citando al Papa Francisco les invito a pedir conmigo 'que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo. La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común'."
Tiempo de jesuitas (el Papa lo es). Aburto se apoyó en Ignacio Ellacuría, de cuyo asesinato en El Salvador se cumplen ahora 25 años, para reivindicar que no se puede desligar la política de la ética. El teólogo vasco decía que había que "aprehender" la realidad y el responsable de las política sociales del Gobierno de Urkullu habló de "hacerse cargo" de la realidad. La Universidad de Deusto -su rector, José María Guivert, estaba entre el auditorio de la conferencia- dedica ahora unas jornadas a la vida y la obra del portugalujo, teólogo mártir de la liberación, tiroteado el 16 de noviembre de 1989 por un pelotón de las Fuerzas Armadas salvadoreñas.
En tiempos de tribulación no hacer mudanza. La máxima que Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, aconsejaba a los nuevos miembros de la orden, abrió y cerró el desayuno informativo. La recomendó Juan María Atutxa, ex presidente del Parlamento vasco y exconsejero de Interior, para aplicarla en este tiempo difícil. Y la hizo suya Juan María Aburto en unos momentos con grandes déficits, en los que el país está patas arriba. Lo dicen los sociólogos: estamos en un cambio de época.