De lo normal a lo anormal
La abdicación del rey, la eliminación de España del Mundial, las declaraciones del Papa Francisco... No es normal lo sucedido
jon uriarte
Sábado, 21 de junio 2014, 00:38
"Dicho de una cosa: Que se halla en su estado natural". Esta es la primera definición que aparece de la palabra "normal". La he buscado porque voy más perdido que el avión de Malasia, del que ya no se acuerda nadie salvo sus parientes. Mi despiste nace porque la palabra de moda es "normalidad". Lo que viene a ser "condición o cualidad de normal". Y vale para todo. ¿Que le sorprende el asunto de la abdicación y las prisas por llevarla a cabo? Pues no ha lugar. Es algo normal. ¿Que tiene una opinión sobre, pongamos, la debacle de cierta Roja a la que están poniendo verde? Pues se la come porque hay que tomarlo con normalidad. ¿Que le llamó la atención la entrevista en exclusiva del Papa y aún más que se emitiera en una cadena de poca audiencia, como Cuatro, pudiendo hacerlo en Telecinco y que nadie se quejara? Pues pierde el tiempo, porque es algo normal. No les digo ya si usted pregunta por el futuro político y territorial al sur de los Pirineos. Entonces, además de decirle que es algo que debe tratarse dentro de la normalidad, le llamarán provocador por sacar el tema. Así que ya saben, la palabra de moda es "normal". Lo que no deja de ser "anormal". De ahí que un servidor crea que la clave de todo esté en lo que estaba hablando Froilán por su móvil.
Preguntar no es ofender, que decía aquél. Pero si vas más allá del chiste sobre esa foto o de cómo le miraban a Mariló, la de "Las Mañanas de TVE", en el besamanos te sales de la normalidad. Lo que choca con su propia definición. Salvo que nos la pasemos por el forro y vayamos a por la segunda: "Que sirve de norma o regla". O a por la tercera: "Que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano". Porque entonces, toda novedad es normalidad y no hay más que hablar. Más allá de que cabree que te tomen por tonto, intentar convencernos de que nada pasa para lograr que nada pase, resulta un arma de doble filo. Todo tiene un límite y, aunque lo parezca, no somos tontos del todo. A veces nos da por pensar dos minutos. Y a la duda se suma la indignación. Que un Rey abdique en pleno escándalo familiar, en un país de países que tiene sus tensiones y que ya largó a reyes antaño, incluido algún pariente del actual, no es algo normal. Y tampoco que lo diga una buena mañana, pillando a la gente despistada y descolocada. Cada vez que escucho a alguien decir que ya lo sabía y que se lo dijo un día cenando en Palacio, mientras traían los petit-suisses, me duele el hueso de la risa.
Tampoco es "normal" que el Papa Francisco diga que todas las religiones, incluyendo la que representa, tienen sus grupos fundamentalistas, que la derecha está siempre detrás del antisemitismo, que hay que diferenciar entre emancipación y secesión cuando hablamos de independencia o que el sistema económico está podrido. Porque a la mayoría nos sorprende aunque algunos se empeñen en decir que es una entrevista normal, con respuestas normales. Más allá de que uno crea o no, se trata de un líder religioso y jefe de un estado pequeño pero poderoso. Por lo que nada que salga de su boca será jamás "algo normal". Pero como hay tanta obsesión por la dichosa palabrita, hasta hace cuatro días preguntabas por Del Bosque y te miraban como si fueras un personaje de David Lynch.-La normalidad es la tónica general-.
Ojo que esta frase la utilizan también por estos lares, sin salir de Euskadi, y en asuntos de lo más variopintos. Pero algo ha pasado que lo ha cambiado todo. España eliminada del Mundial. Aquí hay unanimidad entre quienes lo lloran, quienes se alegran y quienes aborrecen este deporte o les importa un bledo. Y hay sentencia: No es normal lo sucedido. ¿Ven?, siempre nos quedará el fútbol. Dicho lo cual, les revelo la conversación de Froilán. Viene a ser algo así, pero con acento Borbón. -¿Qué tal por ahí fuera? Pues aquí el abuelo se jubila, el tío Felipe se queda con la tienda, a mi prima Leonor le miran raro y mis tíos Iñaki y Cristina no han venido. Deben de estar arreglando el viaje de vuelta de Brasil del señor ese que se parece a Don Pin Pon. Vamos, está siendo lo que se dice un día muy normal-.