"Luchó como una leona hasta el final"
La pequeña, de nueve años que fue atendida por un sintecho extoxicómano tras haber sufrido un infarto en plena calle, ha fallecido once días después del trágico suceso
BORJA PINO
Sábado, 21 de junio 2014, 17:07
Tras casi dos semanas de lucha ininterrumpida por su vida, Daira Iael Lemos Stainnekker, la niña de diez años que el pasado 8 de junio sufrió un ataque cardiaco en la calle de La Estación y hubo de ser atendida en plena vía pública, falleció el jueves, en torno a las dos de la madrugada, en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo, donde permanecía ingresada desde entonces. Una muerte que parecía irreversible desde que hace cuatro días, el lunes, sus padres decidieron desconectarla de la máquina de respiración asistida que la mantenía con vida, ante lo improbable de su mejoría.
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Afectada por una extraña enfermedad denominada 'trisomía 9P', la niña pasó gran parte de su vida yendo de hospital en hospital, tanto en su Argentina natal como durante los ocho años que permaneció en España, sometida a múltiples operaciones para combatir los efectos de la dolencia. Sus padres, Silvina Alejandra Lemos Sosa y Pablo Reyero Castiñeira, permanecieron el jueves velando el cuerpo en el Tanatorio de Avilés, donde ayer fue incinerado. «Luchó hasta el final, como hizo durante toda su vida», admitieron ambos, destrozados por el dolor de la pérdida. «Cuando la desconectaron el lunes nos dijeron que todo terminaría en unas pocas horas, pero peleó como una leona hasta el mismo jueves», precisó Castiñeira.
A lo largo de la jornada muchas personas se desplazaron al tanatorio para ofrecer sus condolencias a la familia, efecto directo de la gran impacto que el suceso ha causado en la ciudad. «Nunca olvidaré la imagen de la madre arrodillada en la acera junto a la niña, pidiéndole perdón por haberse dormido y suplicando ayuda», recordaba Ramón Pérez, amigo de la familia y una de las primeras personas que prestó ayuda el 8 de junio. «Todos los que echamos una mano hicimos lo que debíamos, pero si aquí hay una heroína esa es Alejandra, que ha cuidado de su hija en todo momento, incluso en los momentos más duros de la enfermedad».
Agradecida por las muestras de afecto, las esperanzas de la familia de Stainnekker se sustentan ahora en que la trascendencia que el caso ha cosechado sirva para fomentar la investigación de la enfermedad y para prevenir que se repitan sucesos similares. «Lo que le ha pasado a mi niña ya no se puede cambiar, pero sí me gustaría que su muerte no sea en vano. Ojalá llame la atención de alguien que pueda hacer algo, y eso anime a que se invierta más tiempo y más dinero en encontrar una cura definitiva, porque ningún niño se merece algo así», expresó a LA VOZ DE AVILÉS Alejandra Lemos.
El fallecimiento de la niña supuso el último capítulo de un trágico relato que comenzó el pasado día 8 de junio. Tras sufrir una parada cardiaca, Stainnekker fue atendida en plena calle por un sintecho que estaba de paso por la ciudad, quien no dudó un instante en soltar sus cachivaches y asistir a la niña. El hombre, extoxicómano, comprobó que Daira no tenía pulso y comenzó a practicarle la maniobra de reanimación cardíaca. Sabía lo que se hacía: se había formado como ayudante técnico sanitario en el pasado. La historia, una de esas que suponen un pequeño destello de esperanza entre tanta mala noticia, conmocionó a la ciudad. Sin embargo, ni siquiera la rapidez de reflejos de Javier Pérez y su amigo Carlos Conde, que la mantuvieron con vida hasta la llegada de los equipos de emergencias, ha evitado su trágico final.
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