«Esperaba más que un diploma olímpico»

-¿Satisfecha con el diploma olímpico de Río?

-La verdad es que suena bien ser diploma olímpico en unos Juegos, pero esperaba haberlo hecho un poco mejor. Me queda el regusto amargo de las pruebas de keirin y velocidad individual donde las cosas no me salieron como yo esperaba. Pero en la velocidad por equipos hice un buen tiempo de arrancada, aunque es cierto que las chinas volaron sobre el velódromo. Me siento satisfecha porque estar entre las ocho mejores olímpicas significa que el trabajo ha estado bien hecho, aunque siempre con margen de mejora. La medalla aún está lejos.

-En la prueba de keirin albergaba alguna esperanza pero la caída le dejó sin opciones.

-Me trastocó un poco porque físicamente me encontraba muy bien, pero los resultados no fueron los esperados. Menos mal que el primer día de competición logramos el objetivo del diploma olímpico en la velocidad por equipos, que era la prueba importante. Fue una lástima lo del keirin porque no sé hasta dónde podría haber llegado.

-Las imágenes de su caída impresionan bastante. ¿Cómo está?

-Es verdad, fue una caída bastante aparatosa. Iba avanzando posiciones por la parte de arriba y, de repente, me vi involucrada en una caída que se generó por debajo entre la corredora francesa y holandesa. Ellas perdieron el control de su bicicleta y me tocaron la rueda delantera, por eso salí por los aires. Afortunadamente, no me rompí nada, chapa y pintura (risas). Tengo heridas y rasguños, pero nada grave. Al día siguiente, que tenía que competir en velocidad individual, me levanté con bastante dolor muscular y en el cuello, pero tuve mucha suerte.

-De lo que esperaba de los Juegos a lo que ha vivido en Río, ¿ha habido muchas diferencias?

-Uff (sonríe). Antes de ir te imaginas muchas cosas, pero estar allí y sentirte protagonista es muy especial. Ver a tantos deportistas de otras modalidades que están ahí con el mismo objetivo te da otra perspectiva a la que normalmente vivimos en Europeos o Mundiales, donde solo nos centramos en ciclismo en pista. Por eso, el ambiente que se crea es mágico.

-¿Cómo es la vida en una villa olímpica?

-Sorprende encontrarte codo con codo con los mejores deportistas del mundo, que están comiendo a pocos metros. Es increíble verlos ahí. Me llamó la atención encontrarme con Michael Phelps, Rafa Nadal o Pau Gasol. Al principio me impactó, pero luego ya me acostumbré. Por lo demás, cada uno tenía sus rutinas. La villa era como un pequeño pueblo de deportistas donde todos teníamos planificadas nuestras horas de entrenamientos, competición y descanso.

-¿Se vivían de forma especial las medallas de la delegación española?

-Claro. Se respiraba mucha alegría cuando alguien lograba una medalla. Viví con mucha emoción el oro de Maialen Chourraut porque la conozco y se lo merecía por todo lo que ha trabajado. Esa es la cara, la cruz, las decepciones como la eliminación de las Guerreras. Vimos mucha tristeza y lágrimas, casi sin saber cómo consolarlas.

-Ha aprovechado para hacer algo de turismo y conocer Río, ¿algo que destacaría?

-Bueno, me apetecía conocer más de cerca Río, porque en la villa vives un poco aislada de la realidad. No te voy a negar que se veían zonas pobres y favelas, pero me esperaba algo peor. En cuanto a la seguridad, en ningún momento percibí ninguna sensación de peligro.

-¿Piensa ya en Tokio 2020?

-¡Por supuesto que pienso en los próximos Juegos Olímpicos! Ese será el objetivo. Pero déjame descansar un poco (risas). Ahora me tomaré unos días de descanso hasta iniciar la temporada.