Objetivo Birmania, retrato de la movida

Figuró entre los grupos más frescos y desenfadados de la movida madrileña. También, entre los más minusvalorados a posteriori, quizá porque aquella imagen hedonista provocó precisamente que no hubiera tanta gente que lo tomara suficientemente en serio. También es cierto que fueron una banda más personal y menos manufacturada que otras. Competían finalmente con proyectos mejor dotados en marketing, caso de Olé Olé, y con un aluvión de estilos donde ellos eran una especie de verso suelto y ligero.

Sin embargo, Objetivo Birmania ha sido uno de los exponentes más singulares del pop-funk patrio. Comparado habitualmente con Kid Creole y las Coconuts, desarrolló un sonido tan divertido como inteligente -que no les confunda su aparente desenfado: ensayaban todos los días y analizaban minuciosamente el espectro sónico del funky, el jazz, la salsa y la música de baile americana-, creó el arquetipo español de grupo con chicas -las birmettes- que tan bien funcionaba en Reino Unido y Estados Unidos y mantuvo una actividad frenética. Presencia habitual en la televisión, llegó a un promedio de un concierto cada tres días en sus años de gloria. Demasiado para evitar la combustión.

Garitos y locales de ensayo

Ahora, la discográfica Rama Lama edita un doble cedé en el que compendia casi todo el repertorio musical de este septeto, surgido, como la mayoría de los grupos nacidos en 1982, de la inquietud de un grupo de jóvenes que se cruzaban en los bares y los locales de ensayo de la calle General Perón. La antología deja a un lado sus dos primeros años y recoge sus grabaciones esenciales para la Warner entre 1984, fecha en la que publicaton temas profusamente coreados como Desidia y No te aguanto más, hasta su disco de despedida de 1991 en el que testimoniaban que Los hombres no ligan (las chicas se dejan).

Durante sus nueve años de vida, por Objetivo Birmania pasaron una docena de miembros, aunque sus componentes originales fueron Carlos de France (bajista e impulsor en la sombra de una banda que siempre tuvo a gala carecer de líder), Luis Elices (guitarra), Francisco R. Musulén (teclados), Javier Escauriaza (batería) y Mari Paz, la cantante original, que pronto se haría acompañar por las voces de Ana Fernández y Mónica Gabriel y Galán, alumbrando el fenómeno de las birmettes y la estética coconut/ikette. Con el tiempo, se sucedería la rotación tan frecuente en los grupos de la movida, añadiendo nombres a una formación transversal en cuya historia se funden muchos de los personajes e hitos que forjaron los felices años ochenta.

Errol Flynn

El actor de origen australiano era una presencia constante en las tardes del fin de semana en los hogares españoles. La generación de Carlos de France o Javier Escauriaza creció a golpe de Camino de Santa Fe o El halcón del mar. Así no resultó extraño que bautizaran al grupo con el título de la famosa película rodada en 1945 por Raoul Walsh, con Errol Flynn de protagonista. Objetivo Birmania siempre tuvo una reminiscencia familiar.

Nacho García Vega

Fundador junto a Antonio Vega de los míticos Nacha Pop, Nacho García fue el primer padrino de Objetivo Birmania, a quienes prestó el dinero necesario para que realizaran su primera maqueta profesional. Aquella grabación hizo que las discográficas comenzaran a fijarse en aquel grupo pionero del funk español.

Julián Ruiz

El periodista y locutor Julián Ruiz, una leyenda de la producción musical en España, se hizo cargo de algunas grabaciones de Objetivo Birmania, cuyos miembros nunca le perdonaron que rebajara su espontaneidad y densificara su sonido con las orquestaciones y metales inherentes a buena parte del pop de los ochenta.

Carlos Tena

El gran gurú del periodismo musical fue uno de los descubridores del potencial de Objetivo Birmania, grupo asiduo de la televisión que cumplió todas las escalas mediáticas precisas en aquella época para ser alguien destacado en la movida: apariciones en Radio 3, Tocata, las galas televisivas del sábado, La bola de cristal y La edad de oro. ¿Hay quién dé más?

El Príncipe Felipe

Faltaban muchos años para que se convirtiera en el Rey Felipe VI. Objetivo Birmania fue el grupo elegido para actuar en la fiesta de graduación del Príncipe en la Academia Militar de Zaragoza el 10 de julio de 1986. A la ceremonia, presidida por don Juan Carlos y doña Sofía, asistieron 3.000 invitados. El comunicado oficial presentó a la banda como un grupo de rock.

Lola Baldrich

La Gertru de Médico de Familia integró la larga plantilla de Objetivo Birmania durante un breve periodo entre 1989 y 1990. La voz de la actiz toledana puede escucharse en temas como Prisionera de tu amor y Los amigos de mis amigas son mis amigos, Dejó el grupo para centrarse en su carrera televisiva y cinematográfica.

Leticia Sabater

Hizo las delicias de toda una generación de padres presentando programas infantiles en los noventa. Pero antes de todo aquello y de canciones como Mr. Policeman, Leticia Sabater se presentó en 1984 al casting realizado por Objetivo Birmania para encontrar una solista que sustituyera a Mari Paz, cantante de voz brillante que unos meses antes había dejado la alineación ante la decisión del resto de dar más peso al papel de las birmettes. También Christina Rosenvinge se apuntó al proceso de selección. Al final, ganó Yolanda Hens.

Emilio Aragón

espués de la larga y entrañable aventura de los payasos de la tele, Miliki anzó en 1985 el grupo Monano y su banda. Allí hacía sus primeros pinitos Polilla; es decir, Sol Abad, que entró a formar parte como voz cantante en los últimos capítulos de Objetivo Birmania en 1990, tres años después de que la formación se hubiera fragmentado y roto en mil pedazos.

Mayra Gómez Kemp

Precisamente, durante la implosión del grupo en 1987, algunos de sus miembros salieron disparados en distintas direcciones. La birmette original Ana Fernández recaló brevemente como secretaria en el Un dos tres..., entonces conducido por Mayra Gómez Kemp, que la dedicó una afectuosa bienvenida como excomponente de Objetivo Birmania.