Vitoria, ante su mayor reto internacional

En cinco días, el primer balón al aire. Pero desde mañana, con la aparición del grueso de la organización, hoteles, restaurantes, bares y taxis empezarán a notar la magnitud de uno de los principales escaparates deportivos del viejo continente.

La Euroliga estima en 15.000 personas -entre aficionados, organización, equipos e invitados- el montante de visitantes entre el viernes (semifinales) y el domingo (final). Demasiados para las 3.810 plazas hoteleras censadas en la provincia. Los establecimientos de Bizkaia, Gipuzkoa, Burgos, Navarra y hasta de La Rioja se beneficiarán de un desembarco jamás visto por estos lares. La mayoría pernoctará un mínimo de tres noches, un estímulo para la estadística provincial.

«Desde que se eligió Vitoria, todas las habitaciones están reservadas para la Euroliga y los equipos participantes. Hemos tenido que decir que no a muchos interesados», cuenta Anabel de la Fuente, directora del Gran Hotel Lakua. Allí se cuidará cada detalle. En especial la alimentación. Cada candidato al cetro europeo -Fenerbahce, Anadolu Efes, CSKA Moscú y Real Madrid- «traerá su propio nutricionista».

El exceso de demanda ha disparado los precios en toda la provincia. Una habitación en un piso particular no se presta por menos de 120 euros la noche. De ahí que muchos hayan puesto tierra de por medio. Los integrantes de una productora colaboradora de la Euroliga, por ejemplo, se han decantado por una casona en la localidad riojana de Sajazarra, a 50 kilómetros de Vitoria. «Buscan tranquilidad», relatan los dueños de la propiedad.

Todo es superlativo en la Final Four. Belgrado'18, la anterior edición, dejó «48,8 millones de euros de impacto económico», según la consultora Nielsen. «14,3 millones» conciernen a gastos contantes y sonantes; viajes, estancia, alimentación, desplazamientos urbanos, entradas y merchandising. El resto es una estimación monetaria de las menciones en medios de comunicación y en redes sociales.

Ese listón subirá a los «50 millones» en Vitoria'19, según vaticinó el Gobierno vasco. La publicidad para la ciudad que ya se ve en el mapa arrancó hace un año, con el reclamo oficial de su elección.

El pago por ser sede asciende a cuatro millones de euros. El Gobierno de Lakua y la Diputación alavesa aportaron 1,5 cada uno. El otro restante, el Ayuntamiento de Vitoria. El Baskonia, por su parte, anunció la inversión de otro millón para acondicionar el pabellón.

Se estima un mínimo de 4.000 fanáticos del Fenerbahce (los más ruidosos y que aumentarán si alcanzan la finalísima del domingo), 2.500 del Real Madrid y mil del CSKA Moscú. Se desconoce por ahora el contingente del Anadolu, el último en apuntarse a esta fiesta. En la grada también habrá color baskonista; otro millar. Todos abonados que agotaron en unos minutos esas entradas brindadas por la Euroliga, en un gesto inédito de abrir el abanico a la ciudad anfitriona. En webs especializadas aún pueden encontrarse pases, inflados por la reventa. No bajan de los 300 euros pese a ser de gallinero.

Esta edición será especial. Desde Gante'88 ninguna ciudad de menos de 300.000 habitantes había acogido este acontecimiento. El próximo año, de hecho, se volverá al guión establecido con la casi segura designación de Atenas.

Aunque esta concesión llega veinte años tarde. Vitoria fue elegida en 2001. Meses después, la entonces organizadora, la FIBA, entregó el testigo a París al alinearse el Baskonia con la actual Euroliga. Así que sabe a deuda saldada, a reconocimiento a una ciudad de basket, a un club con una trayectoria modélica.

El patrón azulgrana, Josean Querejeta, jamás paró de solicitarla. En puertas del arranque, ofrece a EL CORREO sus percepciones. «Siento una gran responsabilidad por acoger un evento de esta magnitud y porque todo salga bien. Ojalá podamos transmitir a quienes nos visitan la realidad de nuestra ciudad y territorio». ¿Está nervioso? «Sí siento ciertos nervios porque estamos a punto de realizar un sueño perseguido muchos años», se sincera.

«Alrededor de 2.300 personas», de los que 170 serán voluntarios, se repartirán por los diferentes emplazamientos (Buesa Arena, pabellón Mendizorroza, Plaza de España, Virgen Blanca, Fueros). Porque la agenda oficial ofrecerá mucho más que los partidos de los mayores. Habrá torneo junior, una fan zone, campeonato 3x3 y hasta un concierto con Los Coronas como reclamo.

Los hosteleros se frotan las manos ante la que se avecina. En Mateo Moraza, Jesús Arrieta dirige el remozado restaurante Zabala. «Estamos con ganas, expectantes. Sólo con que sea igual que las copas del Rey será maravilloso», considera. En la cercana plaza del Machete, Iosu Sáinz, del Kaskagorri, también aguarda con interés. «Sí hemos notado un incremento de las reservas, pero por ahora son de gente de la zona. Según se acerquen las fechas esperamos más. Luego está por ver cómo compatibilizarán los visitantes su ocio con los partidos».

En Farelina Taberna, ubicada en lo más alto de la 'almendra' medieval, ya saben que servirán viandas a directivos del CSKA Moscú, mientras la discoteca Mitika, bajo la calle La Paz, ultima un par de «fiestas privadas».

En esas comidas, quizá regadas con vinos de Rioja Alavesa, en reuniones en vestíbulos de hotel o en cafeterías discretas habrá un auténtico zoco de futuros fichajes. Un directivo de un importante club de la Euroliga lo explica. «En la Final Four empiezas con las conversaciones y acercamientos a los jugadores que interesan. Para el paso definitivo, casi todo el mundo aguarda ya al final de las ligas nacionales y de la NBA. Pero sí, habrá movimiento seguro. Micic (Anadolu Efes), Davies (Zalgiris) y vuestro Poirier saldrán en muchas conversaciones».