
Saúl Gil Berzal | Bodega Gil Berzal
«El vino para mí es arte y Rioja me ha puesto contra las cuerdas, no podía estar más»Secciones
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Saúl Gil Berzal | Bodega Gil Berzal
«El vino para mí es arte y Rioja me ha puesto contra las cuerdas, no podía estar más»Fue un pionero de la viticultora ecológica hasta el punto de labrar parte de sus viñas con mulas. Ha producido vinos bajo cero y, por ... hacer, hasta ha sido parte fundamental a la hora de alumbrar Orbiso, el primer vino de Montaña Alavesa. Ahora Saúl Gil Berzal ha decidido sumarse a Juan Carlos López de Lacalle y emprender, como hizo Artadi hace una década, un camino lejos de la DOCa Rioja. «Por ética y por valores», argumenta el bodeguero alavés en conversación con EL CORREO dos semanas después de anunciar su salida de la etiqueta vinícola.
- ¿Ha sido muy difícil tomar una decisión de este calado?
- Se toma una decisión de estas características porque la bodega trabaja mucho el tema de suelos, de parcelas, diferentes orientaciones... Da mucho protagonismo al 'terroir', al origen de la materia prima. Para mí, el vino es como arte, es expresar lo que sucede aquí, en Laguardia, con ese viñedo, con esa orientación, con ese suelo de unas características... Nos gusta llevar al vino todo lo que sucede en ese viñedo, que es lo más difícil y, al mismo tiempo, donde más cómodos nos sentimos. Eso es un trabajo fino, delicado, y Rioja va un poco más en otro estilo. Para nosotros es muy difícil trabajar ahí. Lo hemos visto y, además, se han juntado una serie de circunstancias por las que no podíamos estar más.
- ¿La DOCa Rioja no estaba dejando margen para ese punto 'artístico' del vino?
- Efectivamente. O, al menos, a mí no. No sé cómo trabaja con otras bodegas, pero me ha estado limitando y de alguna manera me ha puesto contra las cuerdas. No puedo trabajar como yo quiero; ¿qué hago aquí? Puede haber ciertas cosas con las que puedo estar más o menos de acuerdo. Pero si te metes en la columna vertebral, donde está soportado el proyecto, me estás poniendo contra la pared y, lógicamente, no puedo estar.
- ¿Cómo le explicaría la crisis del vino a alguien que no sepa de uvas?
- Más que crisis es que el consumo está cambiando. Las generaciones no son las mismas ahora que hace cincuenta años. Antes se bebía muchísimo vino, en todas las comidas. Aquí incluso la gente que iba a trabajar al viñedo se llevaba su botella de vino, su cuartillo o lo que fuera. Eso ha cambiado. Ahora se bebe mucho menos vino, pero de más calidad. La generación de entre 30 y 50 años igual se van a un restaurante y se sacan una buena botella de vino, pero no quieren ir de txikiteo a tomarse diez o doce vinos. Creo que el valor está subiendo y están bajando los litros. ¿Crisis? Bueno, igual ha valido todo y ahora toca encajar todo mucho mejor.
- ¿En Rioja se está entendiendo esta tendencia?
- Entiendo que no. O que no quiere cambiar de alguna manera. No lo sé, porque tampoco hablo tanto con la denominación. Hace tiempo que me di cuenta de que todo lo que me quitara tiempo y energía había que soltarlo, y dedicarnos a lo realmente importante: elaborar grandes vinos. Rioja es una maquinaria muy grande, donde hay muchos intereses. Y cuanto más grande es la maquinaria, más aceite necesita para engrasar.
- Explíquese.
- Rioja está haciendo su papel, lo que ha hecho le ha ido bien. Lo único es que igual se tiene que adaptar y cuidar más a los pequeños viticultores. Estamos viendo que no hay problemas solamente aquí, que al final es un tema de grandes contra pequeñas. Desde luego, yo no percibo una posición hacia el cambio. Sí que observo que cada año se da una vuelta de tuerca para apretar más y más. Un Consejo Regulador tendría que apoyar más que ser un órgano sancionador y estar todo el día con que si se cometen faltas graves. Debería haber un vínculo mucho mayor entre la denominación y los productores. Y no tanto una 'policía' a ver si se hace esto o lo otro.
- Hace diez años, cuando salió Artadi, López de Lacalle ya hablaba de «diferenciación», como hicieron ustedes en su comunicado. ¿No hay espacio para esa «diferenciación» en la DOCa Rioja?
- Es muy difícil. Creo que al final es café para todos. Bodega Gil Berzal, que está en Laguardia haciendo vino de Laguardia, es más Laguardia que Rioja. Para mí Rioja es una mezcla entre Rioja Alta, Rioja Baja, Rioja Alavesa, con uvas de aquí, de allá... Eso es un Rioja. Cuando hablamos del vino como arte, poco tiene que ver una zona con otra. No digo que sea mejor o peor. Desde el punto de vista de Rioja el pueblo debería ser importante. Ese es uno de los problemas que yo he tenido: que no me dejaban poner en el vino 'Laguardia'; había que poner 'Vino de Laguardia'. ¿Qué más te da poner una cosa u otra? Ya sabemos que es vino.
- ¿Demasiados formalismos?
- Van a cosas muy superficiales. Al final lo que hay que hacer es poner en valor el vino y poner a Rioja donde se merece o donde estaba antes. Y volver a darle una vuelta hacia vinos finos, elegantes, de calidad. Sigo pensando que estamos en una zona de clase mundial. Y no digo Laguardia o Rioja Alavesa; hablo de toda la denominación. Lo importante es que cada productor saque su potencial y no nos convirtamos en una Coca-cola que vale para todo.
- ¿Teme arrepentirse en algún momento de dejar la denominación?
- De momento, no. Es muy temprano para decir. Si me salgo es porque no puedo estar más tiempo ahí y porque hay cuestiones que por ética y por valores no me dejan estar ahí. Siempre digo que si la cosa cambia, esto no es irreversible. Ahora no puedo seguir ahí. No estoy a gusto. De alguna manera ha sido una elección obligada. Pero arrepentirme no, desde luego que no. Cuando se toman las decisiones están pensadas. Gil Berzal es una bodega con mucha energía y con una clara filosofía. Tenemos unos clientes y unas conexiones 'muy Gil Berzal'. No vendemos un crianza... No, arrepentimiento para nada.
- ¿Estamos ante un momento de ocaso, de fin de ciclo en Rioja Alavesa?
- Bueno, estamos en un momento complicado a nivel mundial en el tema de vinos. Pero creo que todo tiene un principio y un final. En cualquier sector agrícola ha habido años buenos y malos. Creo que al final habrá un momento en el que todo se regule y vuelva a funcionar. Antes se bebía a todas horas y ahora eso está cambiando: hay mucha menos cantidad, pero más calidad. Tampoco lo veo desastroso; hay que adaptarse a un nuevo modelo que viene para quedarse: hacer una viticultura de calidad que se enfoque en el respeto a la naturaleza y buscar herramientas que generen valor. Mientras tanto serán tiempos complicados. Tengo 44 años. Cuando tenía 20 años las cosas estaban mucho mejor, se plantó en los valles, en suelos profundos... Ahora se tienen que adaptar y la viña que no vale, pues hasta ahora ha servido, pero ya no vale. Eso es lo que sobra y creo que se irá regulando hacia un equilibrio natural.
- ¿2025 será para Gil Berzal un año de...?
- Un año de adaptación a nuevos desafíos, motivación y pasión, como siempre.
- ¿Falta apoyo institucional para que dedicarse al vino merezca la pena?
- Se están haciendo cosas, pero hay que hacer mucho más. No es suficiente. Si quieres que haya resultados, tienes que hacer esfuerzos para ello. Aquí quiero destacar a David Fernández; creo que lo está haciendo bien y le está poniendo mucha energía en la Diputación. Se están haciendo cosas, pero se tienen que poner las pilas y hacer mucho más.
- ¿Medidas como la destilación o la cosecha en verde ayudan realmente al sector vinícola?
- Son medidas que ayudan a corto plazo, pero son pan para hoy y hambre para mañana. No se puede estar dando ayudas para tirar algo o quemarlo. Esto ya es una cuestión ética. Hay que valorar otras medidas. Siento mucho decirlo así, porque a algunos viticultores que están peleando lógicamente les ha ayudado, se han tenido que agarrar eso. Pero, para mí, es pan para hoy y hambre para mañana. Hay que lanzar otras medidas y solucionar esto de otra manera.
- ¿Por dónde podrían ir esas otras medidas?
- No sabría decir porque no me dedico a eso ni lo he pensado. Pero sí que debería haber otras medidas y empezar a producir menos y de más calidad, lo tengo claro.
- ¿Ha notado un cambio de rumbo tras la salida de Arantxa Tapia y la llegada de Amaia Barredo al Gobierno vasco?
- Es difícil de decir porque yo soy un viticultor pequeño y estoy a otros menesteres. Es muy pronto para hablar de esto, los resultados se ven con el tiempo. Igual sí ha habido un pequeño cambio de filosofía. Últimamente no estoy mucho con políticos, estoy a otras cuestiones. Sí que puedes intuir un pequeño cambio, pero hay que verlo.
- ¿El campus del vino puede ser una palanca para la comarca?
- Sí, no tengo duda de ello. Hay unas grandes personas con enormes conocimientos sobre el sector tanto gastronómico como de bebidas y creo que lo van a hacer bien. Será bueno para la comarca y para el vino en general.
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