Isabel Aaiún | Cantante
«Ves a la gente que se emociona con tus canciones y te vienes arriba, da igual lo agotada que estés»La artífice de 'La potra salvaje' actuará en Los Fueros el día de La Blanca un año después de su exitazo de verano
«¡Claro que me acuerdo de ese vídeo de EL CORREO en el que se veía a todo el mundo cantando!». La cantante segoviana Isabel ... Aaiún, conocida por 'La potra salvaje', uno de los himnos veraniegos del año pasado, se refiere a la plaza de la Virgen Blanca en esos momentos previos a la bajada de Celedón. Fue seguramente el tema más coreado por la multitud vitoriana hace un año. Esta vez, ese éxito más pegadizo que un chicle volverá a sonar en directo.
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Aquel pelotazo cambió la vida de esta jinete de profesión. Dejó las clases que daba de equitación y decidió subirse a los escenarios a defender ese tema. Desde el verano pasado, con su agenda por salas, teatros, festivales -como Zeid Fest, donde predominan bandas vascas- o celebraciones -como la Eurocopa de la selección española en la Eurocopa en Cibeles-.
- Hay un momento en el que su carrera despega. Y con eso llegan los compromisos. Desde que es más conocida, ¿qué es lo mejor y lo peor de la fama?
- No sé si te sabría decir lo peor, porque hasta ahora no he tenido ninguna experiencia mala como tal. Sí que ha habido días de tocar cuatro o cinco veces seguidas, de estar un día en una punta de España y al siguiente en la otra, muchas horas de coche, madrugones, acostarte tarde… Los kilómetros sin descanso son lo más duro. Lo mejor es llegar a un sitio lleno de gente que te espera, que canta tus temas y se emociona. Lo das todo con ellos, te vienes arriba. Da igual lo agotada que estés, la adrenalina te lo hace olvidar.
-¿Cómo son los momentos previos a salir al escenario? ¿Hay algún ritual?
- Sí, claro. La banda hace una pequeña reunión minutos antes. Nos recordamos lo afortunados que somos de poder estar ahí, delante de tanta gente, compartiendo nuestra música y lo celebramos. Luego viene nuestro grito de guerra.
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«Valoro las cosas pequeñas. No necesito una supercasa. Ya era feliz antes de la música»
- ¿Y cómo es ese grito? ¿Se puede contar?
- Sí, claro: «Tu sueño, tu bandera». Cuando vayas a un concierto de Isabel Aaiún, lo entenderás. Dicho así, igual no tiene todo el sentido, pero si lo ves, se entiende rápido.
- ¿Y qué sueños le quedan por cumplir? No diga que ya están todos tachados.
- Bueno, no soy una persona que sueñe muy alto. Valoro mucho las pequeñas cosas, los placeres sencillos: una comida, tu gente, la tranquilidad en casa... mis animales. Pero no necesito ni un supercoche ni una supercasa. Ya era feliz antes de dedicarme a la música, cuando la equitación, los caballos... Todo esto que ha llegado ni me lo imaginaba. Así que lo que venga, bienvenido sea.
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«Yo soy 'la zapatera' porque mi bisabuelo y mi abuelo lo eran. Me gusta que me llamen así»
- ¿Tiene tiempo para estar con sus caballos?
- Sí, sí. No tanto como antes, claro, pero los veo todos los días. Los cuido yo.
- En un medio de Segovia contaba que era hija, nieta y bisnieta de zapatero. ¿Es cierto?
- Sí. Lo que pasa es que en los pueblos la gente tiene apodos. Yo soy 'la zapatera' porque mi abuelo y mi bisabuelo lo eran. Mi padre ya solo tenía el apodo, no la profesión. Y el día que tenga hijos, supongo que también serán zapateros. Aunque ahora que voy por la calle, ya me dicen 'la cantante'. ¡Y yo digo: Oye, que a mí me gusta que me llamen 'la zapatera'!
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- 'El himno de mi peña' ya se ha escuchado en muchas fiestas patronales. ¿Funciona?
- Sí.
- Cuénteme un poco más sobre ese tema...
- No te voy a contar cómo lo hacemos del todo en directo aunque se haya visto en redes sociales. Prefiero dejar algo de misterio. Lo que sí te digo es que, cuando empieza esa canción, yo llevo unos 'in-ears' para oír la música y mi voz. Porque si no, con tanta gente, es imposible cantar. Y cuando suena, tengo que subirme el volumen muchísimo. Si no, no me oigo. O me quito el casco y oigo lo de fuera, o subo el volumen si da para más. Es imposible cantarla de otra manera.
- ¿Ese himno de la peña también vale para las cuadrillas?
- Sí, también para la cuadrilla. En Valencia para los grupos falleros, en Euskadi, las cuadrillas. Me estoy aprendiendo nombres por toda la geografía española.
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- Toca en muchas fiestas, ¿le dará tiempo a disfrutar algo de ellas?
- Nada. Hemos visitado sitios preciosos, conocidos por ser bonitos… y no hemos podido ver nada. Siempre vamos corriendo, con un horario muy ajustado. Solo una vez en Tenerife nos dio tiempo a ver un museo y casi no llegamos. Fue media hora, corriendo...
'Chuleta' en el suelo
- Entre tanto compromiso. ¿Le ha pasado eso de despertar en una ciudad que no sabe cuál es?
- Eso no, pero te diré que al principio me tenían que apuntar en el 'setlist', en el suelo, el nombre del sitio donde estábamos. No sería la primera vez que decía «¡Buenas noches, Burgos!»… y estaba en Alicante. Una locura. Entre los nervios y todo lo que tienes en la cabeza… La gente siempre se lo tomó bien. Eran comprensivos.
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-En el concierto hay adrenalina, pero hay también momentos más emotivos y de calma.
-Sí, claro. Hay momentos tranquilos, en los que estás más emocionada, escuchando o cantando hacia dentro. Y luego hay momentos de subidón, de fiesta. Hay de todo.
- Tiene otro tema que se llama 'Soy feriante'. ¿Se siente así?
- Sí, desde luego. Cogemos todos los trastos, los bártulos y de una a otra, casi con la casa a cuestas.
- La música conecta y mucho.
- Sí, hay veces que dices: 'Ostras, parece mentira que lo que para mí es una canción, una forma de expresarme, algo que me ha pasado, para otros sea un mensaje de autoayuda'.
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