URA descarta la ampliación de la cantera de Nanclares por su posible impacto al acuífero
Dos informes de la Agencia Vasca del Agua rechazaban esta posibilidad para conservar Subijana, el gran aljibe de Euskadi
El acuífero de las calizas de Subijana es la reserva más importante de Euskadi. Una especie de mar subterráneo que tiene una capacidad estimada de ... 72,5 hectómetros de agua, el equivalente al embalse de Urrunaga a rebosar, repartidos en una cuenca de 170 kilómetros que se extiende desde el este de Vitoria hasta la 'muga' con Burgos. Es el gran aljibe vasco, y tras abandonar los sueños sobre el 'fracking', las instituciones se marcan como objetivo «reservar en exclusiva» un 30% de este tesoro hidrológico para las futuras necesidades de abastecimiento.
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Por eso, después de que la Cadena Ser desvelase esta misma semana que el agua del acuífero brotaba a la superficie de la cantera de Nanclares (denominada 'Navarra Pequeña') tras un accidente registrado en 2016, la Agencia Vasca del Agua-URA ha dejado claro que hasta en dos ocasiones descartó la posibilidad de que se amplíe esta explotación de arena para hormigón que actualmente gestiona la empresa Heidelberg Materials.
Esta multinacional de origen alemán ha retomado la actividad tras un tiempo sin voladuras en 'Navarra Pequeña'. Ahora mismo sobre la mesa de URA no hay ningún proyecto para expandir la cantera ni tan siquiera para renovar la concesión que expira en dos años, según las fuentes consultadas por EL CORREO.
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En 2017, poco después del «afloramiento» de la cueva sobre este terreno kárstico (caliza), la compañía sí que exploró esa posibilidad y la Agencia del Agua -una de las múltiples instituciones que deben aportar informes técnicos en este tipo de procesos- respondió que «debía descartarse».
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¿Por qué motivo? Alegó que se debía estudiar la interacción de la cantera con los manantiales, y había que incorporar y garantizar mediante nuevas perforaciones la reposición de los caudales disponibles susceptibles de verse afectados. Pero también reclamaba un «plan de restauración» por el que «se debía garantizar la impermeabilización del hueco de la cantera para minimizar las posibles afecciones a la calidad de las aguas del acuífero».
«Episodios de turbidez»
Tanto URA como Arantxa Tapia, consejera en funciones de las carteras de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, han subrayado en varias ocasiones durante la última semana que «a día de hoy» la calidad del agua del acuífero «no se ha visto afectada» por esta mina.
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Sí que es verdad que desde su afloración -cuyo origen no se ha concretado- las lluvias torrenciales han provocado en al menos una ocasión (2018) que el nivel del acuífero haya ascendido hasta el punto de alcanzar la actual zona de la explotación de la cantera y rebosar hacia el exterior. Los vecinos dicen, sin embargo, que esta situación se ha repetido en más ocasiones. «Esto ha podido dar lugar a episodios de turbidez», admite la Agencia del Agua, aunque antes de ser consumida por los vecinos de Iruña de Oca -que en la actualidad beben de Subijana- ha recibido el correcto tratamiento para el consumo humano.
Eso sí, la posible ampliación de la cantera nunca ha convencido a la Agencia del Agua que en estos momentos dirige Antonio Aiz. En 2012, cuatro años antes del hundimiento de la mina, cuando se estaba procediendo a la redacción del plan general de ordenación urbana (PGOU) del municipio de Iruña de Oca, ya se expidió un informe en el mismo sentido a petición de la Diputación de Álava, que en aquella legislatura se encontraba en manos del PP. Entonces se fijaba que «debía evitarse el riesgo actual derivado de la actividad extractiva de la cantera, no admitiéndose una ampliación de la actividad extractiva».
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