La UE urge a Francia para unir Vitoria y París con la alta velocidad en tres horas
Bruselas presenta un plan ferroviario que reclama que el eje entre la capital gala y Lisboa, con paso por Euskadi, esté en 2035
Olatz Hernández y Octavio Igea
Bruselas/Vitoria
Jueves, 6 de noviembre 2025, 00:50
La Comisión Europea presentó ayer su nuevo plan para que la alta velocidad ferroviaria conecte el continente de cabo a rabo. El histórico anhelo comunitario ... de que un ciudadano pueda subirse a un tren en Portugal o en Grecia y bajarse a las pocas horas en Suecia o Estonia resurge con fuerza ahora que, al beneficio económico de poder llevar pasajeros y mercancías de un país a otro, la UE suma decididamente el medioambiental. Dentro de la apremiante estrategia para combatir el cambio climático no se encuentra un modo mejor de sacar coches y camiones de las carreteras y reducir los desplazamientos en avión.
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Bruselas anunció una descomunal inversión público-privada de 550.000 millones para acelerar el despliegue de la red de alta velocidad por toda Europa en dos etapas. Para 2040 el servicio debe unir todos los estados miembro, y eso obliga a realizar desembolsos especialmente cuantiosos en los países del este y sus trazados ferroviarios decimonónicos. Antes, en 2035, deberían estar funcionando los ejes calificados como «prioritarios». Son los que conectarán las principales capitales económicas. Uno es el Lisboa-Madrid-París, que atravesará Euskadi.
A pesar de todo el retraso que acumula la 'Y' vasca –en septiembre se cumplieron 19 años desde el inicio de la obra–, el problema real para completar el trazado entre España y Francia en el plazo exigido está al otro lado de la muga. El país galo tiene paralizado desde hace más de una década el tramo que debe extender su imponente red de alta velocidad primero de Burdeos a Dax y después hasta Hendaia. La última estimación realizada por el Elíseo no contempla arrancar con los trabajos hasta la frontera antes de 2042 pese a las reiteradas peticiones realizadas por el Gobierno español, el vasco y la UE. Pero Bruselas apremió ayer públicamente a que la ruta se culmine, recordando su carácter estratégico.
Europa quiere que para el año 2035 estén operativos los ejes prioritarios, como el Lisboa-Madrid-París
La puesta en funcionamiento del Tren de Alta Velocidad en Euskadi tiene un importante componente interno, el de equiparar a la comunidad autónoma con la mayoría de regiones españolas que llevan décadas conectadas a la red AVE con la ventaja económica y social que eso supone. Pero también está el externo. El de convertirse en la puerta de salida al continente es un incalculable valor añadido a la hora de atraer inversiones. Es una de las reivindicaciones que recurrentemente pone sobre la mesa el PNV al Gobierno central para que presione. Para España supondría conectar Madrid y París en seis horas, que se quedarían en apenas tres desde Vitoria. El problema es que a Francia eso le da igual.
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El país galo ya tiene una conexión de alta velocidad con España por Cataluña y sus prioridades pasan por mejorar su red interna y con centroeuropa. La extensión del TGV –el AVE francés– hacia el sur cuenta además con un importante rechazo social y político. Lo evidenció este mismo miércoles Jean René Etchegaray, alcalde de Baiona y presidente de la Mancomunidad de Iparralde, en un encuentro con el lehendakari en Vitoria. Imanol Pradales dijo que ejecutar la conexión es «prioritario» y Etchegaray lo consideró «una herida ecológica demasiado grande». La inestabilidad política tiene al país vecino permanentemente al borde de las elecciones y eso tampoco ayuda a tomar decisiones de calado.
«Pronto buenas noticias»
Preguntado por la controversia y el mal diagnóstico de la conexión de alta velocidad España-Francia por Euskadi el comisario europeo de Transportes, el griego Apostolos Tzitzikostas, urgió ayer al país galo a cumplir su parte del trabajo recordando que se trata de un proyecto que trasciende los intereses nacionales. Lo hizo en todo caso tirando de diplomacia y asegurando que «se está trabajando» con ambos estados. Anunció que se prepara una especie de cumbre en la frontera en la que participarán los dos ministros de transportes y que el asunto podría estar cerca de encauzarse. «Pronto, muy pronto, tendremos buenas noticias», auguró.
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Se trata de la tercera vez que la UE reconviene a Francia desde que la década pasada paralizó el proyecto Dax-Hendaia por la crisis económica. Lo hizo basándose en un informe del Tribunal de Cuentas que alertaba de que la rentabilidad socioeconómica de llevar el TGV hasta la frontera con España por una segunda ruta era cuestionable. El documento hablaba de que no daban los números en cuanto a desplazamientos internos, no a los continentales claro.
Francia frenó hace años la conexión al disponer ya de una ruta por Cataluña y por el coste ambiental
De ahí no se baja el Elíseo y por eso ha escondido el tema al fondo del cajón. Defiende que ya existe una ruta hasta la muga en la que están previstas mejoras. Parches. El tren no puede superar los 100 kilómetros en la zona, lejos de los 250 requeridos para ser considerado un servicio de alta velocidad. En 2015 la UE advirtió a Francia de que si abandonaba el proyecto debería pagar una multa y devolver los millones de euros que le ha inyectado Bruselas para desarrollar su red de alta velocidad.
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La sanción no se ha llegado a imponer. Tampoco al Gobierno español que debía tener culminada la 'Y' vasca para 2020. En la pospandemia, en un primer intento por relanzar la ejecución de la red ferroviaria de alta velocidad europea la UE fijó 2030 como año tope para que los corredores prioritarios estuvieran en marcha. Ayer volvió a insuflarle otro aire ampliando el plazo cinco años. En 2024 Francia empezó las obras del tramo de 222 kilómetros que debe llevar la alta velocidad desde Burdeos a Toulouse. La previsión es que el recorrido quede culminado para 2034. A medio camino debería ejecutarse la bifurcación hacia Hendaia.
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