Cientos de escolares se quedan sin autobús en el estreno del curso en Álava

Miles de niños alaveses vuelven hoy al colegio. Es un día para estrenar material escolar, volver a los madrugones y a la inevitable emoción por volver a ver a los amigos. Sin embargo, la jornada ha quedado marcada por el plantón de las empresas de transporte escolar al Gobierno vasco. En Álava, la decisión ha afectado a más de 3.000 escolares, principalmente de la zona rural, aunque ha habido rutas que se han realizado ya que algunas empresas no han secundado un plante que los transportistas aseguran que se limitará a esta semana, cuando la mayoría de colegios comienza las clases a medio gas. El lunes, dicen, habrá servicio.

El conflicto se remonta a finales del año pasado, cuando el Ejecutivo sacó a licitación las rutas escolares para este nuevo curso. Los lotes de Álava y Bizkaia quedaron desiertos. Las compañías sostienen que las condiciones económicas eran peores que las del curso pasado, similares a las de 2018. Tampoco estaban de acuerdo con otros aspectos que introducían los pliegos. Llegados a este impasse, el Gobierno vasco contraofertó y ofreció a las empresas cubrir las rutas en las mismas condiciones que el curso pasado, cuando se pactó gestionar los itinerarios con un incremento del 24,1% respecto al curso 2021/2022 (una negociación que se cerró la noche anterior al inicio de las clases). Se trataría de una solución temporal hasta que se redactasen los nuevos pliegos y se sacasen las rutas de nuevo a licitación. Por su parte Educación ha denunciado a las compañías ante la Autoridad Vasca de la Competencia y lo hará también ante la Fiscalía. Les acusa de funcionar como un cártel y ponerse de acuerdo para amañar las rutas y conseguir un mayor beneficio económico.

En medio de ambas posturas, los escolares y sus familias, que el miércoles a media tarde se enteraban de la noticia de que hoy no habría autobuses. O sí. La confusión es casi total entre padres y madres que esta mañana no saben si llevar a sus peques a las parada de autobús, llevarlos al cole por su cuenta o dejarles en casa hasta el lunes. Los colegios también se quedan en medio del conflicto y muchos lamentan no poder participar en la negociación. Ante la noticia de la no circulación de los transportes, algunos recomendaban que acercar a los alumnos en coche.

Es la alternativa por la que han optado muchos padres y madres de la zona rural de Álava, por la que transcurren la mayoría de las líneas escolares del territorio.

7.30 horas de este jueves. Y después de levantarse, lo primero que ha hecho a la mañana ha sido llamar a la empresa de autobuses Alegría para saber si iban a prestar servicio. «Me han dicho que no, así que hemos tenido que venir en coche». «Para las familias esto es un caos», resume Dorleta Prieto, que ha tenido que pedir entrar más tarde al trabajo para traer a sus hijos a la ikastola Ikasbidea, en Durana. «Está situación si se prolonga durante varios días no es viable, tenemos un horario en el trabajo», apunta.

«Hemos estado esperando media hora al autobús y al ver que no aparecía hemos tenido que venir en coche». Como Jorge Diente, decenas de familias de la ikastola Ikasbidea se han enterado en la propia parada que no iban a tener autobús escolar. «Lo bueno es que el abuelo puede estar con ellos, pero no todos tendrán estas opciones». Y lamenta que está situación prive a los chavales de estar juntos. «Lo bonito es que vengan juntos, hagan ya amistad desde el principio. Vienen con otra alegría a clase». De manera que «espero que la situación se solucione pronto».

Las reuniones han marcado las últimas horas en las que la ikastola Ikasbidea. «Nos hemos reunido de urgencia para organizar la entrada y salida del alumnado en este primer día. Es todo un reto», afirma Ana Arregi, directora del centro, desde donde ayer enviaron un correo informando de la situación a las familias. Porque, a primera hora de este jueves, los 5 autobuses de Alegría y Cuadra no han prestado servicio, lo que ha obligado a varias familias a acercar en coche a sus hijos al colegio. Eso se está traduciendo en un trajín importante de coches en el acceso, formando ligeras caravanas. Los 17 de Arriaga y Herrera, en cambio, sí que están acercando al alumnado.

«Yo tengo la suerte de ser autónomo y puedo resolverlo fácil, pero está claro que esto afecta directamente a las familias», sostiene Sandro Trejo, en la ikastola Ikasbidea. Aún así, como el curso pasado, esta mañana también ha acompañado a su hijo a la parada para coger el autobús. «No nos han comunicado que no fuese a venir por lo que hemos ido. Pero nada, así que hemos cogido el coche».

Seis niños han cogido esta mañana el autobús en Lagrán para ir al colegio de Campezo. El recorrido, de unos 40 minutos, pasa por Navarrete, Bernedo, Angostina y Marañón y en total lleva a una veintena de niños. En la parada resulta inevitable mencionar el conflicto con las empresas de transporte y el Gobierno vasco. «Nosotros somos unos mandados. Nos dicen tira, pues tiramos», confiesa el conductor, que viene de hacer otro servicio en Nanclares. «¿Nos vemos aquí a la 13.30?», confirma la cuidadora que acompaña a los pequeños. «Hoy sí, mañana ya veremos», resuelven intranquilos los padres.

«Queremos que nos traigan una noticia positiva en esta vuelta al cole», pide Mónica Quinllín, tras tener que traer desde Vitoria a sus hijos en coche al no haber transporte escolar. «No nos lo creíamos, hasta que lo hemos visto. Hemos estado esperando en la parada y no venía....», comenta esta madre, mientras acompaña a los chavales al centro. «Esperamos una solución pronto, porque esto nos supone tiempo, trabajo e incomodidad. Y de camino había bastante tráfico, lo que te retrasa más», comenta.

Para Izaskun Alboniga el revés por el plantón del transporte escolar ha sido doble: «Tengo un hijo en Primaria y otro en Secundaria y entran a diferentes horas, ¿cómo lo hago?», se pregunta en el acceso de la ikastola Ikasbidea de Durana, reclamando una solución rápida. «No me la he querido jugar y hemos venido directamente en coche, porque igual no quedábamos minutos y minutos esperando en la parada para nada. Pero esto es una incertidumbre constante, ¿mañana qué?». Si durante la jornada no se alcanza un acuerdo, le tocará repetir fórmula. «El pequeño entra media hora antes que el mayor, así que le ha tocado esperar. Y a la salida haremos lo mismo, porque ir y venir es peor. Esto te condiciona el día a día».

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