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Seis días de superación por Álava
Un equipo ·
Lluvia, caídas, dolores, un autobús perdido... Nada ha desanimado a los nueve usuarios de Apdema y tres voluntarios que terminaron en mayo el camino alavésUfff para subir al túnel de San Adrián! Y lo peor fue la bajada, pero aguantamos. Éramos un equipo». Carlos es el cronista de una aventura que han protagonizado en tres fines de semana de abril y mayo nueve usuarios de Apdema, la asociación a favor de personas con discapacidad intelectual de Álava, y tres voluntarios. Su gesta y la de Aitor, Cristina, Aintzane, Laura, los dos Javis, Jonatan y Txema bien merece un importante relato de este senderista bregado en retos mayores. Acompañados por Oier, Lola y José Luis, ni la lluvia, ni el frío, ni las rocas resbaladizas, ni las caídas, ni las inoportunas lumbalgias, ni esos malditos autobuses de línea que salen antes de la hora han hecho que este grupo haya dado ni un paso atrás en su reto de recorrer los casi cien kilómetros que separan Zegama de Briñas, origen y final del Camino de Santiago alavés, en seis etapas.
Todo esto, explica Amalia, responsable de las actividades de ocio de Apdema, comienza hace ya mucho tiempo, antes de la pandemia y después de que con mucho esfuerzo unos cuantos jóvenes, entre ellos Aitor y Oier, lograran completar el camino francés, el que conduce hasta la mismísima catedral de Santiago de Compostela y que estos días ,por lo que cuentan, debe parecer la plaza de la Virgen Blanca el 4 de agosto. Sopesaron atreverse con nuevas rutas y hacer el de Liébana o el de la costa vasca, pero el covid dejó todo en stand by hasta mayo del año pasado.
«Podíamos intentar el de Álava, que además lo teníamos más cerca», explica José Luis, padre de Laura, y entrenador de este 'team'. Al principio se animaron 16 pero el grupo final de peregrinos se quedó en nueve. Desde el 5 de noviembre hasta el 1 de abril José Luis les tuvo algunos fines de semana dando vueltas a Vitoria para ir haciendo callo. «El objetivo no era subir cuestas, sino intentar recorrer 10 kilómetros en tres horas y poco a poco». «Daba igual que lloviera o no».
El día D de inicio de esta aventura fue el 15 de abril. «¿Tres horas? Más de ocho nos costó el tramo entre Zegama y Araia. No paraba de llover, el suelo resbalaba, iban todo el rato con el poncho y apenas paramos media hora a comer porque nos quedábamos helados». Cristina se resbaló, Javi se lesionó la rodilla, a Txema una lumbalgia le dejó doblado.... Los más fuertes de este grupo de entre 32 y 59 años ayudaron con la mochila a los que peor lo estaban pasando. «Eramos un equipo, si hasta nos reíamos».
Con la Banda Municipal
Todos se acuerdan de ese bar con la chimenea encendida que encontraron nada más llegar a Araia. Durmieron en el albergue de Korta «que está muy bien» y el domingo siguieron las flechas y las conchas hasta Alegría donde cogieron un tren de vuelta a Vitoria. El fin de semana del 22-23 partieron de Dulantzi para acabar en la capital alavesa y dormir en casa. Madrugaron para continuar en tren hasta La Puebla de Arganzón.
El 6-7 de mayo también quedará en sus recuerdos. Tras recorrer el Camino entre La Puebla y Zambrana perdieron el autobús de vuelta a Vitoria, que decidió irse unos minutos antes sin ellos. Las vecinas reaccionaron: una llevó a un grupo en coche, otra les acogió en su casa y comieron del pastel de cumpleaños de su hijo y una tercera directamente les dejó su coche. Y el domingo llegó la apoteosis. El grupo salió desde Zambrana hasta Haro y al llegar a la plaza del pueblo les esperaba, cha chán:¡ la Banda Municipal ! Como para olvidar.
Como Javi Azkorreta no pudo completar esa ruta final, van a repetir. Mientras no pierden el tiempo. Ahora se han apuntado a un grupo de senderimso inclusivo que recorre el GR25 (la vuelta a la Llanada) de la mano de Yosu Vázquez, alma máter de Montes Solidarios.