El robo que llevó al cierre de una empresa en Lantarón: «Aquello nos machacó»
El Juzgado de lo Penal 1 decreta la expulsión de uno de los cuatro ladrones que provocaron destrozos valorados en 190.000 euros en la planta, que vivía una situación delicada por la crisis
El parte de daños impresiona. Los cuatro ladrones inutilizaron el centro de transformación eléctrica, rompieron los portones de acceso, se llevaron la mayoría del cableado, ... ordenadores, mucha maquinaria... Durante un fin de semana sin actividad en la empresa arrasaron con todo.
La fábrica, que se ubicaba en el polígono industrial de Lantarón, estuvo dos meses parada para reparar el destrozo. «Ya estábamos en una situación económica delicada y aquello fue la puntilla», declara a ELCORREO una responsable de esta firma de construcción.
Hace ya tres años y medio de aquel asalto, uno de los más graves que se recuerdan en la provincia. Entre los desperfectos y lo birlado, la factura ascendió a 190.000 euros. Tras lograr evidencias en la escena del robo y una labor sorda de investigación, la Ertzaintza acabó identificando a los cuatro ladrones, todos de origen rumano.
Un implicado ya ha fallecido. Dos están en paradero desconocido y el cuarto pena en un centro penitenciario por otro delito similar. El jueves acudió al Juzgado de lo Penal número 1 de Vitoria para responder por esta desproporcionada incursión. Fuentes de la Ertzaintza califican el robo como «una chapuza» a cargo de «ladrones de Tercera».
Antes de arrancar la vista oral, Fiscalía y defensa se reunieron para buscar una solución consensuada. En el pasillo aguardaban antiguos responsables de la firma. El robo se produjo cuando más apretaba la crisis.
«Facturábamos siete millones de euros al año. Pero estábamos en una situación delicada. Aquel robo nos machacó», refiere afligida una de las directivas. Tuvieron que reponer todo el cableado interior, el centro de suministro eléctrico, poner nuevas máquinas, ordenadores...
20 trabajadores
La antigua directiva de la fábrica asaltada habla con pena. «A los seis meses del robo tuvimos que cerrar». Al menos no hubo despidos. La veintena de trabajadores de esta factoría alavesa fue reubicada en otras plantas pertenecientes al mismo grupo empresarial. Eso sí, fuera de Álava.
El juicio fue un visto y no visto. El ladrón asumió su autoría. Le cayeron dos años y un día, que se traducirán en su próxima expulsión del país.
En teoría deberá devolver los 190.000 euros por los destrozoso provocados y el botín obtenido, que jamás apareció. «Tenemos asumido que se declarará insolvente y no pagará nada», asegura la perjudicada.
En el momento en que se produjo este robo, Álava, en especial la parte sur, sufrió una oleada de asaltos a viviendas y empresas. En sólo una semana hubo «una treintena de denuncias».
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