El reencuentro casual de dos amigos septuagenarios en su primer paseo por Vitoria
Javier y José Ignacio han coincidido en la calle Florida. Los mayores de Vitoria han exprimido hasta el último segundo sus primeras dos horas de libertad durante esta cuarentena
Las canas han tomado las calles de Vitoria de diez a doce del mediodía. Algunos se han lanzado a la acera acorazados con mascarillas, gafas y guantes. Otros han ido a las bravas, sin protección alguna. Pero lo cierto es que los mayores de 70 años han aprovechado esta primera tregua para pasear. Para muchos ha sido la primera vez que abandonaban sus hogares desde que se decretó el estado de alarma.
También ha habido reencuentros inesperados. Como el Javier Errasti, quien cumplió hace unos días los 73 en casa, y su amigo José Ignacio Arroyabe, de 76 años y antiguo presidente de la Federación de pelota. Cada uno iba por su lado estirando las piernas y el destino ha querido que se encontraran en el cruce de San Antonio con Florida.
«¡Hombre, cuánto tiempo! Por lo menos hacía tres meses que no coincidíamos», ha soltado visiblemente feliz Arroyabe, quien prácticamente ha trazado su ruta con escuadra y cartabón. «Claro, para no superar el kilómetro que tenemos marcado como límite para alejarnos de casa».
«Compartimos sociedad gastronómica y nos conocemos desde el año 1971», ha ilustrado Errasti. Este vecino de la calle Badaia ha aprovechado la primera tregua a los mayores para acercarse «a Artepan y comprar una levadura especial y, de paso, he aprovechado a dar vuelta larga hasta la Florida». Su esposa se ha quedado en casa. «No puede salir porque le duele bastante la rodilla».
«Los partidos de pádel»
Como el resto de mayores, ambos han visto quebrada su normalidad. En el caso de Errasti «lo que más echo de menos son mis partidos de pádel en el Estadio. Íbamos todos los días y ahora... no sé cuándo volveremos».
Arróyabe, 76 primaveras muy bien llevadas le contemplan, lo sobrelleva con mucho optimismo. «Me lo he pasado muy bien en casa, pero he hecho en falta muchas cosas. Por ejemplo, los potes con los amigos, la ostia», ha soltado socarrón. «Vivo con mi señora, ella también lo lleva bien. El peligro es que tengo miedo de desnucarme en casa porque la tiene como los chorros del oro».
Este primer paseo de ambos ha servido para cortar tres meses «sin vernos». En sus diferentes rutas se han cruzado con más caras conocidas. «A mi amigo Escaso también le he visto», ha dicho Arroyabe. A las siete de la tarde llegará la segunda oportunidad para los que han preferido ver los toros desde la barrera y quedarse en casa.