El pregón más musical

Desde la plaza de España, Ugarte se sirvió del piano para hacer un repaso por la trayectoria de la música local. Un recorrido que inició con 'Del solar alavés' para homenajear a Alfredo Donnay y, parafraseándole, recordar que Vitoria tiene «unas fiestas y unas músicas sin igual». «Nuestras fiestas son música. Todas ellas giran alrededor de la música. Desde primera hora de la mañana horas y horas de música ininterrumpida durante seis días», señaló.

Prueba de ello son las dianas, las verbenas, las melodías de las propias cuadrillas. El músico vitoriano, de hecho, dedicó el grueso de sus palabras a las piezas «que nos han acompañado a muchas generaciones a lo largo de estos años en estos días festivos» y a sus artífices: «sus autores, sus intérpretes, las agrupaciones musicales que las interpretan y sus directores». Unas notas que se han convertido en el estandarte de Vitoria en fiestas y que para el director de la Euskadiko Orkestra tienen su máximo exponente en el pasacalles de Celedón. «Ha venido a convertirse en la sintonía principal que nos representa, que es tanto como decir el himno popular de la ciudad».

Ugarte no quiso dejarse en el tintero a ninguno de los grandes del pentagrama alavés. Desde Luis Aramburu -fue director de la escuela de música- hasta el Azkena, pasando por la Banda Municipal, el Festival de Jazz -cita que aprovechó para acordarse de los hermanos Añua-, el Aitzina Folk o el Ciclo de Música Antigua. También citó al Coro Araba, que puso fin a su andadura en 2023 después de más de medio siglo y del que Ugarte fue director durante un tiempo.

El vitoriano hizo malo el dicho de que nadie es profeta en su tierra. Después de años de periplo por orquestas como la Filarmónica de Gran Canaria, la Ciudad de Granada, la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid o su etapa como gerente de la Fundación Scherzo, Ugarte ha regresado a casa para dirigir la Euskadiko Orkestra. «He tenido la gran suerte de volver a mi país y, con ello, vivir de cerca mi ciudad. En este retorno siento la misma emoción que cantaba Alfredo Donnay: 'Al entrar en la Llanada, mansión de trabajo y paz, surge al fondo enamorada, Vitoria nuestra ciudad'».

Emocionado por la vuelta y entre notas de piano, Ugarte quiso terminar invitando al público a cantar la canción del aldeano de Zalduondo. Ese 'Celedón ha hecho una casa nueva' que este lunes por la tarde atronará en la plaza de la Virgen Blanca es, a ojos de Ugarte, «una melodía que nos agita el oído y el alma, que invita a la fiesta. Al escucharla inmediatamente nos mueve y nos motiva, cantamos y bailamos». Antes de despedirse pidió unas fiestas «en paz, sin violencia, sin agresiones, con alegría y armonía». «Disfrutemos de ellas, de su música. Sin música no hay fiestas», pronunció como últimas palabras de un pregón que incluyó una actuación de Kukai Dantza creada 'ad hoc' para la ocasión. A partir de ahora, toda la atención pasa a la plaza de la Virgen Blanca hasta que este lunes, a eso de las 18.00 horas, sea Iñaki Kerejazu quien dé el pistoletazo de salida a seis días de fiesta con blusas y neskas como protagonistas.