La playa de Landa acusa la falta de aparcamiento en otra jornada calurosa
A pesar de las cuatro gotas de primera hora de la mañana, cientos de bañistas se acercaron al pantano movidos por las buenas temperaturas
Las playas de Landa y Garaio se preparan para un verano que, si se suceden muchas olas de calor como la de esta semana, a ... buen seguro sus parkings lucirán llenos hasta la bandera. Con casi 30 grados y a falta de socorristas, puesto que la temporada de baño no ha comenzado oficialmente, este domingo sí se dejaron ver muchas caravanas y, cómo no, los típicos puestos de helados.
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Y eso que la mañana comenzó bastante desapacible con alguna llovizna de primera hora, pero en cuanto escampó no faltaron los valientes que se acercaron, si no a darse un chapuzón, a estar tumbados en el césped, con la tartera y un buen libro. El problema está en que no siempre es fácil encontrar el hueco nada más llegar. «Aquí hace falta más aparcamiento sin duda. O vienes a primera hora o ya sabes lo que te espera», decía nada más bajar del coche Mari Carmen Zarategi.
Es más, añadía Jesús Alonso, otro habitual de la playa de Landa, que los bañistas se encuentren a veces en situaciones dantescas. «Hubo una vez que la Ertzaintza empezó a recordar por megafonía que no se puede aparcar en los arcenes», comentaba entre risas. No en vano, no es nada infrecuente que la carretera entre Landa y Marieta aparezca con las cunetas llenas de coches. Para evitar la escena, la Diputación ya proyecta un nuevo parking que, se prevé, ocupará 9.826 metros cuadrados en una parcela propiedad de la junta administrativa y que tendrá capacidad para 261 coches y 27 autocaravanas.
Este domingo en Garaio la jornada fue algo más tranquila. Buena parte de los bañistas, presumía, no fue tanta gente como la pasada semana por esas gotas que cayeron sobre las 9 de la mañana, pero sí advierten el mismo problema para aparcar. «En la playa hay espacio de sobra, pero en verano falta aparcamiento. Con la pandemia se notó muchísimo», contaba Carmen Díaz de Tuesta, que recordaba como el año pasado se tuvo que habilitar un descampado para aumentar la capacidad.
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Allí, además, ya se está extremando la vigilancia en los parkings. «Los domingos de verano se monta mucho lío y muchas veces ves coches ocupando dos aparcamientos», añadía Díaz de Tuesta. De momento a los conductores más 'listillos' se les está avisando con una nota en el coche, pero los guardas no dudan, este año los reincidentes tendrán que andarse con cuidado si no quieren que ese aviso acabe rubricado por una patrulla de Miñones.
Accesibilidad, baños y perros
Pero más allá de los coches, los ruegos y sugerencias para mejorar la experiencia en el pantano de Ullíbarri son cuanto menos dispares, por ejemplo, con la accesibilidad. Zarategi iba con su madre que, ya mayor, a veces no le resulta sencillo llegar hasta la orilla. «Hay quien viene con silla de ruedas o que le tienen que coger. Ellos también tienen derecho a disfrutar como el resto».
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Para Ignacio Alejos y Azucena Arroyo el fallo estaba en la falta de baños. «Siempre nos ponemos en la parte más alejada del agua y no pocas veces se nos cruza gente que va en busca de algún arbusto discreto para hacer sus necesidades. Como solo hay dos retretes y están los dos muy lejos el uno del otro», decía Alejos.
El que se daba media vuelta enfadado era César Vidan para evitar las miradas solo por ir a la playa con su perro. «Es increíble que en Euskadi seamos el único sitio que no tenemos zona habilitada para que se puedan bañar y andar sueltos. Hay perros que son más limpios que algunas personas», reivindicaba.
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