El pianista que flota por el embalse de Legutio al son de música cubana: «'Lágrimas negras' es la que más se disfruta»
Edgar Olivero lleva hoy y mañana 'Caribe Flotante' al embalse de Urrunaga acompañado de la bailarina Mónica Cofiño, en una velada «mágica»
La imagen resulta poderosa y tiene algo de sueño surrealista: un tipo tocando un piano sobre el agua que se desplaza por el empuje de ... una bailarina. Eso es lo que se encontrarán quienes adquieran la entrada para ver el espectáculo 'Caribe Flotante' en el merendero de Legutio tanto este jueves, 21 de agost,o como el viernes(20.00 horas; 12,24-18,36 euros en la web Entradium, con descuentos para niños y desempleados).
«Comencé a probarme en Llanes y al principio el movimiento era algo incómodo, pero se compensa con la magia que se crea y a eso uno se acostumbra rápido», apunta el pianista cubano Edgar Olivero sobre cómo fue combatiendo esa incomodidad de tocar sobre una plataforma que mecen las corrientes. Le acompaña en 'escena', en ese embalse de Urrunaga, la bailarina Mónica Cofiño, que se encarga de mover ese «piano anfibio».
La propuesta 'Caribe Flotante' es una de las producidas por la compañía 'Le piano du lac', especializada en giras de conciertos flotantes en época estival. Desde 2018 han visitado en diferentes ocasiones los pantanos alaveses con distintos repertorios. En esta ocasión, la prometida experiencia «mágica y única» cuenta con Olivero, natural de Guantánamo y afincado desde hace años en Asturias. Su repertorio navegará entre clásicos de la música tradicional cubana, el jazz y los boleros, ondeando por la salsa, el son o el mambo.
En caso de que la lluvia arrecie o haya mucho viento se suspenden las actuaciones
«Hay un poquito de todo en el 'reper', pero una de las canciones que más disfrutamos el público y nosotros es Lágrimas negras», destaca acerca de ese clásico que compuso el cubano Miguel Matamoros en 1930 y que muchos oyentes redescubrieron por la grabación de Bebo Valdés y Diego el Cigala.
Una de las curiosidades de esta actuación tan poco usual es que no hay butacas. De hecho, la organización de 'Le piano du lac', junto a 'La Xata', recomienda acudir con «cojín, manta, toalla, silla o similar para sentarte cómodamente». A su vez señalan que no solo es posible llevar el picnic, sino que lo recomiendan.
– En caso de lluvia, ¿se contempla alguna alternativa? ¿Ha tocado alguna vez bajo la lluvia o ha habido algún incidente?
– El primer concierto que dimos sin ir más lejos fue bajo la lluvia. Fue bonito ver que todos se quedaron a disfrutar de la música y de la magia del momento. Una tormenta eléctrica o mucho viento sí que ya sería otra cosa.
Esta gira de Olivero ya ha pasado por la Casa de las Mareas en Soano (Cantabria) y viajará por otros escenarios poco convencionales durante agosto y septiembre como el embalse de Alloz de Lerate (Navarra), el Balneario de Panticosa (Huesca) o la piscina municipal de Montijo (Extremadura).
La pasión por la música de Olivero viene de lejos. «Desde muy pequeño me sentí atraído por las artes plásticas y por la música. A los cuatro años me gustaba imitar a Eros Ramazzotti, que estaba muy de moda por aquel entonces. En preescolar cantaba sus canciones en las actividades escolares», recuerda el artista, bregado tanto en ceremonias (bodas, bautizos) como acompañante de intérpretes como Sole Giménez. «Luego comencé a estudiar percusión clásica en la escuela, donde también recibía clases de piano complementario y me enamoré de ese instrumento enseguida. Soy el gen mutante en mi familia ya que soy el único músico».
«Soy el gen mutante en mi familia, ya que soy el único músico», apunta el pianista cubano
Admirador de grandes pianistas como Emiliano Salvador y Tony Pérez, en paralelo a esta gira flotante desarrolla su carrera discográfica. Prueba de ello es su álbum publicado hace unos meses bajo el título 'Cuba Rota'. «Aparte de lo evidente, se refiere a las familias cubanas rotas por la distancia. Ser cubano implica no solo la riqueza musical y esa forma de ser especial, sino también lo doloroso que es para muchos estar lejos de sus seres queridos».
Acerca de la recepción de esta particular velada, Olivero destaca que los comentarios en torno a sus propias canciones son habituales. «Curiosamente me hablan mucho de la parte más personal del concierto y no me lo esperaba. Me hace muy feliz que sientan así mi música, aunque también los clásicos los siento míos e intento darles mi toque personal».
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