«En la perrera hay animales que van a pasar su sexto invierno a la intemperie»
La vitoriana asume la dirección de la junta, compuesta por cinco denunciantes de abusos sexuales y 'mobbing' en el centro de Armentia
Judith Romero
Martes, 22 de diciembre 2020, 00:36
Nuria Pérez-Cárcamo, vitoriana de 26 años, es una de las siete voluntarias de la protectora Apasos que denunció abusos sexuales y 'mobbing' por parte de un empleado del Centro de Protección Animal municipal. Los hechos por los que demandaron al presunto autor del acoso –denuncia que hicieron extensible a dos responsables del CPA y la jefa de Salud Pública por inacción ante los abusos– continúan a la espera de nuevas diligencias judiciales. El sospechoso está en prisión desde julio por otra presunta agresión sexual. Pérez-Cárcamo, quien acoge hamsters y conejos desde pequeña, acaba de ser nombrada nueva presidenta de Apasos.
–La junta de Apasos ha cambiado desde que el presunto caso de abusos saliera a la luz.¿Qué ha pasado en la perrera desde verano de 2018?
–Las víctimas dirigimos la asociación desde hace seis meses porque, tras la denuncia por abusos sexuales que presentamos, los anteriores presidente y vicepresidente quisieron echarnos. Pensaron que tendrían problemas con el Ayuntamiento por nuestra denuncia y no quisieron apoyarnos ni respaldarnos. Por suerte, la mayoría de Apasos estuvo con las víctimas y ganamos las elecciones. El Ayuntamiento supo en septiembre de 2019 que un trabajador del CPA acosaba sexualmente y hacía 'mobbing' a las voluntarias. Las compañeras testificarán en el juicio en enero y el autor de los hechos, por suerte, está en la cárcel. Pero las personas responsables de que esta persona siguiera en el CPA pese a conocer la situación siguen en sus puestos de trabajo. No nos hemos sentido respaldadas ni por quienes antes dirigían Apasos ni por el Ayuntamiento.
– Apasos es la protectora de referencia en la perrera, con un convenio de 15.000 euros anuales. ¿Temen que deje de ser así?
–La concejala Livia López nos confirmó que firmarán el convenio de 2021 con nosotros. Pero los antiguos responsables de Apasos han formado una nueva asociación y tememos que en el Consistorio se sientan más cómodos con ella porque, como se ha podido ver, no les cuestionan nada. Apasos lleva 16 años ayudando a que Vitoria sea una ciudad con sacrificio cero y es una asociación considerada de utilidad pública. Hemos trasladado a la concejala que Vitoria no puede firmar un convenio con quienes desprotegieron a las voluntarias, es decir, con quienes definitivamente no protegieron a las mujeres.
–Usted es una de las presuntas víctimas.
–Por suerte, sólo sufrí 'mobbing'. Esa persona me complicó el trabajo en la perrera hasta el punto de increparme o no dejarme entrar. Se han aprovechado del amor que sentimos por los animales para llevarnos a situaciones límite. Hay quienes nos han acusado de no estar diciendo la verdad o de no haber avisado antes, algo que parece mentira en el siglo XXI. Aguantamos una serie de situaciones para no tener que dejar de ir al CPA porque sabemos que sin Apasos los animales lo pasarían mucho peor. Pero las voluntarias hicimos lo posible para evitar encontrarnos con esta persona. Íbamos varias juntas o le evitábamos cuando, por ejemplo, le tocaba trabajar solo los fines de semana.
«No nos hemos sentido respaldadas por quienes dirigían la protectora ni por el Ayuntamiento»
tras la denuncia de abusos
«El centro de Protección Animal necesita cambios, una mínima dignidad»
FRÍO EN LOS CHENILES
–¿Qué ambiente se respira ahora en el CPA?
–Los responsables que no quisieron tomar cartas en el asunto siguen poniéndonos trabas para cuidar y tratar de conseguir un hogar a los animales que están allí. Han retirado las mantas a los perros con la excusa del Covid cuando podrían ponerse en cuarentena o adquirirse nuevas. Algunos animales están pasando su sexto invierno a la intemperie sobre un trozo de hormigón. Han marcado unas zonas como áreas de gatos en cuarentena a las que no nos dejan acceder. No sabemos cuántos hay allí y, si hay un animal enfermo, no podemos buscarle una casa de acogida o llevarlo a una clínica privada. Si realmente nos interesa el bienestar animal tenemos que entender que la perrera no es el lugar idílico para ningún animal y hacer lo posible por sacarlo de allí.
–¿Qué cambios considera necesarios en la perrera?
–Necesitamos un veterinario que esté allí las 24 horas del día o, por lo menos, disponible para darnos soluciones en caso de urgencia. Si les sucede algo por la tarde no podemos esperar al día siguiente para recibir permiso para bajarlos a una clínica veterinaria privada. Los animales no pueden seguir pasando frío en esta ciudad, algunos están destrozados, hay que instalar unas lámparas, un suelo radial o buscar alguna solución. La sociedad está cambiando, es cada vez más consciente del bienestar animal y la perrera tendrá que adaptarse. Queremos una mínima dignidad para los animales y necesitamos más voluntarios para proporcionársela. Los fines de semana sólo hay un trabajador en el CPA para atender a los gatos y 42 cheniles de perros cuando son animales que necesitan socializar con humanos para encontrar un nuevo hogar.