«Rioja nos quiere dominar»
El debate sobre la denominación brota a pie de calle, en las barras y hasta en la frutería. En la comunidad vecina avisan: «Si Álava se quiere ir, que se vaya, pero del todo»
Entre unas cajas abarrotadas de naranjas y varias filas de kiwis irrumpe el debate. «Nuestros vinos, los de Rioja Alavesa, son mucho mejores», suelta el ... cliente. «Claro que son buenos pero, ¿cómo van a venderlos los de los pueblos pequeños fuera de Rioja? Uno de Laguardia sí porque tiene nombre pero el resto...», cuestionan los tenderos. Con calma, salpicada de bromas, sin una voz más alta que otra, la charla discurre en el puesto de fruta y verdura que cada viernes se levanta a los pies de la villa amurallada. Felipe Puelles se marcha de allí cargado con varias bolsas y convencido de que tiene razón, de que «la calidad» de los caldos que brotan de rincones como Samaniego, Elciego o Villabuena es suficiente motivo para reclamar una denominación de origen alavesa. Pero hay más. «Rioja nos quiere dominar. Recuerdo el cristo que tuvimos ya con el tema de la subdenominación», cuenta este vecino de Leza que participó durante ocho años como vocal en el consejo regulador.
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La discusión en torno a la diferenciación de los vinos de Rioja Alavesa y el último movimiento ejecutado con ese objetivo –la propuesta, ya retirada, del PNV en el Congreso de los Diputados para crear una denominación y un consejo propios– está servida. Las opiniones sobre esta vía se dividen en Laguardia y el resto de la comarca pero también al otro lado de la muga, en La Rioja, donde la iniciativa parece levantar unas cuantas ampollas más. «Esto es absurdo. ¿Que se quieren ir los de Álava? Pues que se vayan, pero del todo», dispara Ramón Díaz en pleno centro de Haro. En la terraza de la plaza de la Paz donde apura una copa de Rioja con un par de amigos tacha la idea de «separatista» y rescata polémicas del pasado como los beneficios fiscales que obtenían las compañías que se asentaban en Euskadi y que provocaron que «muchas empresas se fueran de aquí a Oion». «Y ahora el Urkullu nos viene con esto del vino», se queja antes de continuar la ruta.
A apenas diez minutos en coche de Haro, el pueblo que se vende como capital del Rioja, la conversación sobre la denominación alavesa llega a la barra. «Diferenciarnos, diferenciarnos, no estamos hablando de separarnos. En Burdeos hay diferentes zonas y no pasa nada», recalca Pablo Ruiz de Oña sobre un taburete del bar Vanerik en Labastida. La inmensa mayoría conoce como 'Poropo' a este viticultor que cerca del mediodía comparte vino con otros 'colegas' del campo mientras encadenan cifras del precio de la uva y mucho, muchísimo, malestar con el consejo regulador. «Las grandes bodegas explotan el nombre de Rioja y lo están tirando. Y en esta zona no somos de cantidad, sino de calidad», reflexiona uno de esos compañeros de ronda, Félix Ramírez, nacido «entre cepas».
Hasta en China
Ellos, que se dejan el lomo en la tierra desde hace décadas, responden sin remilgos –«esto no es política», aseguran– pero en la comarca se cruzan hosteleros, vecinos e incluso carretilleros, cargados hasta arriba de cajas de botellas, que prefieren guardar silencio. O hablar pero mejor, «por favor», que no trascienda su nombre. «Eso de la denominación propia no me parece buena idea. Si estamos bien, si funciona, ¿para qué cambiarlo? Con Rioja nos conocen hasta en China», plantea la responsable de un conocido local de Laguardia. Allí, en su plaza Mayor, Pilar Iza y Raquel Vitoriano, de camino a la compra, preguntan:«¿Adónde vamos a ir como vinos de Álava?. Esto es un error».
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A pie de calle tienen claro que la propuesta, por ahora, no llegará muy lejos. «No estamos pidiendo nada del otro mundo, sólo queremos hacer el mismo producto que ahora pero que nos lo valoren. Pero no va a pasar nada», prevé la cuadrilla de Labastida. «Esto va a costar porque en el consejo regulador van a sacar las uñas», apunta Felipe, agarrado a las bolsas de fruta y verdura de vuelta a Leza. El próximo viernes, entre naranjas y kiwis, continuará el debate.
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