Nuevas catas confirman el hallazgo del circo romano en Iruña-Veleia
Ya se han localizado muros del recinto, en el que hubo carreras de cuadrigas, y que coloca a la urbe en el podio del norte de España
El yacimiento romano de Iruña-Veleia entra en una nueva etapa. Una vez superado el mayor fiasco de la arqueología de Euskadi y condenados, hace ... ahora cinco años, sus responsables, el lugar arqueológico ha recibido el espaldarazo definitivo para un nuevo impulso. La Diputación confirmó ayer que el complejo tiene el circo romano que se intuía hace poco más de un año.
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Así se desprende de unos primeros sondeos realizados este mismo mes y que, a falta de completar los estudios preliminares, han encontrado algunos de los muros perimetrales de este recinto. Según trasladaron portavoces del área de Cultura, todo apunta a que la estructura se levantó «a principios del siglo II» y estuvo vigente «hasta el siglo III». Antes de estas catas, la diputada Ana del Val ya apuntaba a que las fotos hacían intuir «una maravilla».
Ahora lo confirman estos restos, que cuentan con hasta 60 centímetros de grosor y están hechos con piedras locales. Los primeros sondeos, con todo, no han permitido encontrar el eje central del circo, el 'muro' que marcarían las curvas del 'circuito'. Además, hay otro problema y es que, a diferencia de otras urbes, aquí los restos están a muy poca profundidad, a aproximadamente medio metro, con los riesgos que ello implica.
El circo sería el tercero en el norte de España, sumándose a los de Tarraco (Tarragona) y Calagurris (Calahorra). Al sur sí que hay más en Mérida, Toledo, Segóbriga (Saelices, Cuenca), Itálica (Santiponce, Sevilla) o Alhambra (Ciudad Real). El mejor conservado es el de la capital extremeña, con 403 metros de largo por 96,5 de anchura y aforo para hasta 30.000 espectadores.
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Un 'oppidum' con vida propia
En Iruña-Veleia el volumen no sería tan grande. Con todo, el hallazgo de este circo eleva al 'oppidum' alavés a otra categoría, con signos de una vida social que denota una gran vitalidad de esa ciudad romana. El yacimiento, en su momento, no sería un mero lugar de paso por la Iter XXXIV -la calzada romana que iba de Astorga a Burdeos-, sino un núcleo urbano con una importante actividad.
Se trataría de un recinto de 280 metros de largo por unos 72 de anchura en el que podían congregarse hasta unas 5.000 personas, aproximadamente. Se da por descontado que hubo carreras de cuadrigas de caballos allí, aunque también otras actividades lúdicas o cívicas, quizá incluso ejecuciones.
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Gracias a estos hallazgos, la percepción de este importante yacimiento cambia por completo, ya que hasta ahora no se habían descubierto edificios de este calibre, al margen de las murallas monumentales y el mercado.
Ahora tocará empezar a negociar tanto la ampliación de la protección del espacio como el futuro de esos terrenos del circo, entre los que se encuentran propiedades privadas de uso agrícola y un pabellón industrial abandonado, como se puede observar en el mapa.
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