NG se rinde a los encantos de VG
Mobiliario humano. Rubor autóctono ·
La prestigiosa revista 'National Geographic' elige Vitoria como una de sus veinticinco recomendaciones mundiales para después de la pandemiaHay revistas que por su cuidada encuadernación y prestigio labrado a lo largo del tiempo infunden respetos reverenciales. No seré el único que al pasar ... por los escaparates donde se exponen las publicaciones ha clavado las pupilas a modo de chinchetas en una de tamaño manejable, borde amarillo que encierra otro cuadradito dentro como si fuese una ventana abierta al mundo y fotografía con la capacidad centrípeta del imán. En ocasiones para mostrar una imagen vinculada a la naturaleza; otras con una estampa urbana. Pues bien, en este último apartado (incluso en ambos) puede incluirse la valiosísima referencia, toda una puesta en valor, que 'National Geographic' recoge sobre Vitoria-Gasteiz al declararla como uno de los veinticinco destinos más recomendables del mundo para viajar en 2021. Traducido al lenguaje de las siglas, NG se rinde a los encantos de VG.
Ahí es nada el consejo. Nada menos que pertenecer a una nómina privilegiada en la que sólo se encuentran ocho parajes europeos y donde únicamente dos enclaves españoles, Asturias y la isla canaria de El Hierro, se han sentado en la mesa de los elegidos durante este desgraciado año de la pandemia. Tendentes como somos a arrojarnos tierra a los ojos, quizá tributos como éste contribuyan a invertir ese empeño sociológico un tanto autodestructivo. Podríamos, siquiera a la manera de prueba, hinchar unos ánimos lógicamente decaídos por este 'bicho' que se ceba con la salud y hiere las economías. Al fin, el reconocimiento expreso de la revista recuerda los activos que nos procuraron la banda esmeralda de Europa en 2012 y otros -urbanísticos, históricos y muy significativamente culturales- a los que echamos pocas cuentas.
No sólo eso. El hecho de que la publicación eche la mirada adelante para 'vender' referencias con vistas a 2021 viene a representar un canto a la esperanza o un himno a la alegría, con permiso del célebre Beethoven. En esas recomendaciones van implícitos los desplazamientos humanos, algo que suena en los oídos a libertades recobradas después de restricciones que jamás pensábamos (mal)vivir. Pero aunque parezca indicado aportar paladas de optimismo, tampoco vendamos la piel del coronavirus antes de derrotarlo.
La publicación elogia la «indiscutible belleza» y el «hedonismo» del Casco Medieval en forma de almendra
Ojo al dato, que comentaba José María García en sus monólogos apocalípticos. NG escoge a VG junto a Conpenhague, Transilvania, Friburgo, Dominica, Gabón, Tonglu (en China), una región de Brasil, Denver, Los Glaciares (Argentina) o la isla de Guam entre otros paraísos terrenales. Y todo con ese lema que incita a la esperanza. «Para soñar ahora y viajar más adelante». Ojalá los movimientos seguros retornen como una realidad a partir de las vacunas anunciadas. En caso contrario, 'National Geographic' tranquiliza al personal cuando se refiere a las dos decenas y media de anhelos como propuestas «atemporales». Desde luego que a Vitoria, gestada a partir de una colina, no se la van a llevar a otra parte.
Esta es una de esas publicaciones divulgativas que ponen las glándulas salivares a trabajar. Anda uno leyendo algunos de esos artículos y le asalta el pensamiento de qué hace aquí pudiendo estar allá. Pues a una porción de quienes siguen la revista donde sea que habiten les ocurrirá lo mismo en el sentido inverso. O sea, imaginándose que recorren una de las mejores simbiosis entre la floresta y el asfalto. La revista incide en la «corona cultural» que debería vestir la cabeza de la capital alavesa con alusiones expresas al Festival de Jazz o el Artium.
Recuerda servidor que cuando estudiaba la carrera, allá por la década de los ochenta, un profesor de Urbanismo recalcaba cuánto se estudiaba en las universidades del continente la peculiar estructura almendrada de Gasteiz. Y treinta y tantos años después aquella verdad enlaza con elogios a la «indiscutible belleza» y el «hedonismo» del Casco Medieval. Y NG añade lo que aquí ya sabíamos y otras personas habrán de descubrir: «más parques que ninguna ciudad de España» -como que hacemos un anillo enorme en tono verde-, el transporte sostenible, los pintxos y esa decisión de enseñar en vivo las vísceras de la catedral de Santa María. Cultura, historia y ecología. Que vengan y lo cuenten.
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