Los monitores de centros de menores de Álava tienen un botón del pánico contra las agresiones
Los sistemas de alarma, conectados con el 112 o con el resto de trabajadores, existenen equipamientos de pequeño tamaño para dar seguridad al personal
En Álava ya hay centros de menores que cuentan con el llamado botón del pánico contra posibles agresiones. Se trata de un sistema de alarma ... que permite a los profesionales que controlan estos servicios conectarse directamente con la red de coordinación de emergencias del 112 o con sus compañeros de trabajo para que acudan en su defensa cuando temen que van a ser víctima de un ataque. Pero no se ha instalado en los 16 equipamientos que dependen de la Diputación y que son gestionados por distintas entidades sociales, sino que están presentes en algunos de los de menor tamaño y donde el número de trabajadores resulta limitado en determinados momentos de la jornada y la vulnerabilidad se multiplica, como puede ser durante las noches. También se ha hecho en el recién construido centro especializado en adolescentes con problemas de conducta y comportamientos disruptivos, en el que incluso se cuenta con cámaras en determinadas áreas.
Así, el territorio alavés se ha adelantado a Bizkaia, que a partir de septiembre ha pisado el acelerador tras el apuñalamiento en el cuello hace tres meses a una educadora social por parte de un menor de 16 años tutelado en Bilbao. Entonces se adoptaron algunas medidas para evitar que vuelva a producirse un episodio similar o al menos para paliar sus consecuencias. Este botón se ha colocado en diez hogares gestionados por la Administración foral vizcaína.
Son sistemas muy similares a la teleasistencia para personas mayores, que muchas veces se dispone en forma de colgante. Se trata de pulsadores ubicados en un despacho de la vivienda o en zonas donde esté restringido el acceso para los menores.
Algunos casos
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Unidad provisional de Estíbaliz El santuario alavés acogía hasta mediados de 2024 a menores con problemas de conducta. Suponía un problema, pues en su último año y medio sumó doce denuncias de agresión a trabajadores.
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Agresión El pasado 10 de julio, un menor tutelado de 16 años de edad atacó con un cúter en la cara y el cuello a una educadora social en un hogar en Txurdinaga (Bilbao). La mujer precisó de intervención quirúrgica y 16 puntos de sutura.
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Internamiento El presunto autor del ataque a la monitora quedó internado en el centro cerrado de Zumarraga (Gipuzkoa) mientras la profesional se recuperaba de las graves heridas sufridas en el hospital de Basurto.
Fuentes internas de algunos de los 16 centros que acogen a 365 menores en Álava explican que este sistema no se ha considerado necesario para todos los equipamientos. En los más grandes, como puede ser el 'caserón' de la calle San Ignacio de Loyola, donde se desarrollan las fases iniciales del programa Bideberria para menores extranjeros no acompañados ('menas'), el mayor número de monitores genera mayor tranquilidad ante posibles episodios violentos. El botón resulta más apropiado para los denominados 'hogares', que acogen a apenas una decena de jóvenes y un número de trabajadores más ajustado.
En 2024, según los últimos datos publicados por EL CORREO, en Álava hubo ocho denuncias por agresiones al personal que trabaja en todos los centros de menores de responsabilidad foral. La situación en Bizkaia parece mucho más complicada tras dos graves casos el pasado verano que han empujado a los sindicatos a reclamar «medidas urgentes» porque «la seguridad de los trabajadores no es negociable».
El pasado 10 de julio, una profesional que cubría el turno de noche estaba al cuidado de una decena de niños y adolescentes en situación de desamparo en un centro del barrio bilbaíno de Txurdinaga. Un joven la atacó con un cúter en la cara y el cuello, según se publicó entonces. Uno de los menores salió en su defensa y el resto se resguardó en las habitaciones. Fue ella misma la que llamó por teléfono pidiendo ayuda.
16 puntos de sutura
La mujer fue trasladada de urgencia por una ambulancia al hospital de Basurto, donde requirió de una intervención de cirugía plástica. Los sanitarios le tuvieron que aplicar «16 puntos de sutura» para cerrar la herida. También presentaba un corte de un tendón en una mano, probablemente de defensa, según explicaron sus compañeros. El presunto autor de los hechos fue detenido por agentes de la Ertzaintza tras la agresión y derivado posteriormente por orden judicial al centro de internamiento de menores de Zumarraga (Gipuzkoa).
Apenas un mes después, la madre de una menor tutelada agredió a dos educadoras en un hogar de la red básica de acogimiento en Santurtzi. La mujer, que lleva tiempo amenazando a las profesionales, dio una paliza a una y también golpeó a la otra que salió en su defensa. La escena provocó ataques de pánico entre los cinco menores que la presenciaron.
Los sindicatos denuncian que ambas agresiones registradas en Bizkaia reflejan un «contexto de precariedad, falta de seguridad y reconocimiento hacia el colectivo de quienes trabajan en la intervención social, una profesión altamente feminizada, desvalorizada e invisibilizada». Sus protestas, de momento, han servido para que se tomen las primeras medidas.
«Hay algunos con 30 incidencias por mal comportamiento»
Los conflictos suelen surgir cuando los chavales incumplen las normas, como horario de llegada o la limpieza. «Hay algunos con 30 incidencias por mal comportamiento y no tiene consecuencias», apuntan sindicatos. Sólo en los casos más graves de conductas disruptivas o incluido delincuenciales, la Fiscalía deriva a estos menores a un centro cerrado como el de Zumarraga. De hecho, desde el Colegio de Educadores se quejan de que en ocasiones, después de un ataque, deben seguir conviviendo con el adolescente que les ha agredido y al que han denunciado.
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