Monedas halladas en interior de varios cráneos permiten datar la necrópolis de San Francisco en el siglo XIII
Encuentran en Vitoria dos grandes sótanos y restos del hábitat rudimentario del siglo XII similar al de la parte alta de la colina previos al convento
Sergio Carracedo
Domingo, 29 de diciembre 2019, 01:17
Cada excavación que se realiza en Vitoria ahonda un poco más en la historia de la ciudad. Y la realizada en el convento de San ... Francisco profundiza en el pasado de los aledaños de la importante aldea medieval de Gasteiz. La reforma del entorno del Memorial por las Víctimas del Terrorismo continúa y, con ella, la investigación arqueológica que, sobre el terreno, se limita ahora a un control de las obras por si aparecen nuevos restos. Sin embargo, el trabajo se multiplica en el laboratorio, donde el equipo de arqueólogos responsable del yacimiento, dirigido por Miguel Loza y Javier Niso, trabajan en el lavado y análisis de los restos encontrados en la fase de excavación con el fin de extraer conclusiones. Y en ello están. «En el interior de alguno de los cráneos, dentro de la boca, han aparecido monedas, lo que indica un modelo claro del rito de Caronte, en el que los difuntos eran enterrados con una moneda en la boca para pagar al barquero que los trasladaba al mundo de los muertos, a través de la laguna Estigia», explica Miguel Loza.
Gracias a estas monedas, cuya «oxidación ha quedado marcada en las mandíbulas», es posible calibrar la antigüedad de los distintos restos. De las cuatro que han hallado, «dos son ilegibles», otra «es de Alfonso X, de la segunda mitad del siglo XIII», y la última, de su hijo Sancho IV, que reinó hasta 1295, por lo que el enterramiento «es prácticamente del siglo XIV», indica Loza.
Ello ha hecho que las hipótesis iniciales hayan cambiado. «En la fase de excavación, pensábamos que la necrópolis podía ser de un edificio religioso anterior al convento y ahora, analizadas las monedas y la cerámica encontrada en los rellenos de los enterramientos, parece que no. Algunas sepulturas son anteriores al muro de la iglesia, por lo que lo más probable es que la obra del convento, que comenzó por la cabecera y los ábsides, fue avanzando poco a poco hasta llegar a la necrópolis», que se encuentra en los pies del templo, explica el arqueólogo de la empresa Iterbide.
Monedas de Alfonso X y de Sancho IV en la boca de dos difuntos eran el peaje para el mundo de los muertos
El óbolo de Caronte
«La cronología de los enterramientos más antiguos que tenemos no parece que vaya a ser nunca anterior al siglo XIII o como mucho segunda mitad del XII. Se sabe que el convento en esas fechas ya estaba funcionando». Por ello consideran que inicialmente «la primera nave era más corta y que fue ampliada». Ello explicaría los «enterramientos que están cortados y que son previos a ese muro». Por ello aparecen sepulturas «anteriores a que acabaran de construir la iglesia y otras posteriores a su edificación. Sobre algunas de lsa inhumaciones construyeron más tarde el pórtico medieval que se arruinó después. Por ello, aparecen cadáveres anteriores a ese pórtico y otros posteriores a su ruina, ya que en la zanja que ocuparon sus muros también realizaron enterramientos». Todo evidencia «una necrópolis con una secuencia larga, pero siempre al compás del convento».
Al margen de ello, también han encontrado un anillo de bronce, una especie de colgante o amuleto en forma de campana y bastantes elementos arquitectónicos del convento, como capiteles, basas y diferentes sillares que formarían las arquivoltas de la portada medieval.
«Sótanos como despensas»
Por otra parte, han descubierto dos sótanos de grandes dimensiones del siglo XII que convivieron con la necrópolis y «delimitan el área cementerial a modo de plaza, uno hacia el norte y otro hacia el oeste. Correspondían a las partes bajas de grandes edificios, aprovechando la orografía del lugar», indica Loza. En ellos, «no hay enterramientos ni están cortados por otras estructuras. Siempre se respetaron. Pensamos que son despensas, almacenes en los que se guardó cereal o excedentes. Se amortizaron al final del XIV o en el XV con tierra que traen intencionadamente para rellenarlos», explica este experto.
Antes del cementerio y del convento la zona ya estuvo habitada, como lo demuestra el «urbanismo previo» que han documentado. Se trata de un «hábitat basado en estructuras perecederas» de las que han hallado agujeros de poste y otros restos que «se amortizan en la segunda mitad del siglo XII, aunque no son muy anteriores. Se trata de una utilización del espacio con un hábitat rudimentario como el de la parte alta de la colina».
El ascensor panorámico permitirá una vista completa de los restos del convento
El elevador panorámico que se instalará en la Cuesta servirá para algo más que para salvar el desnivel actual. La estación eléctrica que se encuentra entre la farmacia de la calle San Francisco y la subdelegación del Gobierno imposibilita ahora ver y acceder a las ruinas del convento. En las próximas semanas será reubicada, lo que permitirá acceder al patio interior de la manzana donde todavía se alzan varios arcos de la iglesia derribada en el siglo XX. Esta intervención, junto con la nueva posición del ascensor, permitirá además de conservar el mosaico del pórtico, disfrutar desde el ascensor de una visión de conjunto de los restos del convento de San Francisco. Además, un pavimento de diferente color marcará el lugar donde en su día se levantaron los muros del pórtico de la iglesia.
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