Una de las últimas peleas programadas entre menores desarrolladas en Vitoria. BAL

Menores de Vitoria quedan para pegarse en zonas verdes de San Martín y Txagorritxu

Un corro de adolescentes delimita el ring y graba cada combate. Paran si un púgil es muy inferior. La Policía Local anuló cuatro el fin de semana

Martes, 15 de septiembre 2020, 01:50

Varias decenas de chavales –la mayoría con la mascarilla bajada y sin guardar la distancia de seguridad– jalean y marcan los límites del cuadrilátero improvisado. ... Es el parque de San Martín. Se trata de una quedada entre menores para pegarse que tuvo lugar el domingo. Sólo el pasado fin de semana, según ha sabido en exclusiva este periódico, la Policía Local abortó hasta cuatro combates diferentes en esta zona verde y en otra ubicación del cercano barrio de Txagorritxu.

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Desde hace pocas semanas, la Guardia urbana persigue este fenómeno, que abarcaría a «casi doscientos chavales diferentes» procedentes de todos los distritos de la ciudad. Zonas verdes de San Martín, Txagorritxu y los jardines traseros de la Catedral nueva representan sus principales lugares para ponerse en guardia.

«Casi doscientos jóvenes» participan habitualmente como púgiles o como espectadores

investigación de la policía local

Según fuentes internas de la Policía Local, se trataría de «quedadas programadas durante la semana a través de redes sociales y de mensajería móvil» y que se plasmarían viernes, sábados y domingos. Los protagonistas siempre son menores de edad, de toda clase y condición social.

«Hablamos de chicos normales que le han cogido gusto a eso de pegarse, sin ser conscientes de que cualquier mal golpe podría acabar en desgracia», dibujan con inquietud medios de la comisaría de Aguirrelanda.

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Decenas de jóvenes delimitan la zona de combate y lo graban con sus móviles. BAL

Hasta cuentan con un presunto protocolo de actuación. «Hay una primera fase a la que denominan 'meter mierda'. En la que se echan en cara algún asunto menor, es más bien una excusa para montar el combate entre dos», comparten. Se busca, eso sí, que «sean púgiles equilibrados, de una altura y peso similar». Porque, en caso de inferioridad manifiesta de alguno de los contrincantes, «la pelea se para».

Una joven, al hospital

En el vídeo que encabeza esta información se aprecia perfectamente cómo un duelo se detiene porque uno de los contendientes pierde una zapatilla. Una vez se la recoloca, los dos jóvenes reinician el intercambio de mamporros. Vale de todo; puñetazos, patadas, zancadillas...

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Hasta la fecha, este singular club de la lucha habría llevado a, al menos, una joven al hospital. Ocurrió la semana pasada. En estos combates callejeros también participan ellas.

Durante cada enfrentamiento, los espectadores, convocados a través de mensajes de móvil principalmente, animan a su compañero. Muchos de ellos graban cada lance. Y esas secuencias acaban luego colgadas en las redes sociales.

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