El conservatorio de danza lleva 'El Cascanueces' al Principal de la mano del Ballet de San Petersburgo
Cien alumnos del centro vitoriano interpretan hoy la famosa pieza siguiendo las indicaciones de los maestros rusos, que llevan desde el martes coordinando sus movimientos
Resuenan las puntas de sus zapatillas por encima del reproductor de música del Conservatorio de Danza José Uruñuela. Las bailarinas de último curso terminan de ... pulir los detalles del ensayo, siguiendo las indicaciones de los maestros del Ballet de San Petersburgo, que llevan desde el martes coordinando los movimientos de un centenar de alumnos vitorianos de entre 8 y 20 años. Juntos representarán esta noche en el Teatro Principal 'El Cascanueces', una función clásica de Navidad avalada por el prestigio internacional del conjunto ruso. Es una de las principales apuestas de la red municipal de teatros para este mes.
EL CORREO ha hablado con Carolina Prieto, Maddi Gaztelumendi y Marina Olcoz, tres de las jóvenes que participarán en el ecuentro. Todas ellas empezaron a bailar desde una edad muy temprana -tres o cuatro años- y no caben en sí de la emoción que supone actuar junto a los profesionales rusos. «Es una experiencia, una oportunidad y un privilegio», explica Carolina, una de las estudiantes de último curso. A sus 17 años, fue una de las afortunadas que pudo actuar el pasado noviembre en San Petersburgo, cuando una expedición vitoriana del conservatorio fue invitada al festival internacional de danza de esa ciudad. «Pero hacerlo en casa es diferente. Mucho más motivador. Vienen mis aitas y eso me emociona un montón».
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«Allí se llenó el teatro y era inmenso», recuerda Marina, que con tan solo 16 años no se había visto en otra similar. Algo parecido le ocurre a Maddi, la mayor de todas las estudiantes con 21 primaveras. Para ella, el viaje a San Petersburgo «fue como estar en un sueño, porque vas a un sitio donde los bailarines son magníficos». Y es que «su cultura de la danza es muy diferente. Para los rusos es muy importante».
En estas latitudes, la danza clásica tal vez no resulte un imán potente para los jóvenes como en Rusia. Sin embargo, si se tiene en cuenta el éxito en la venta de entradas, el público alavés sabe cuándo apreciar las oportunidades. Porque cuando se conoció la actuación del Ballet de San Petersburgo, en cuatro horas se agotaron las casi mil entradas que suponen el tope de capacidad del Principal. 'El Cascanueces' es un clásico navideño y, como apunta la directora del José Uruñuela, Ainhoa Arenaza, «se hubieran vendido muchas más. Incluso hay padres de las bailarinas que se han quedado sin entradas».
«Responsabilidad extra»
La perspectiva de ver un patio de butacas abarrotado y la posibilidad de evolucionar sobre el escenario junto a expertos bailarines añaden una «responsabilidad extra» a ese centenar de alumnos vitorianos que mostrarán sus progresos ante su público. Carolina dice que bailar con «profesionales se nota mucho, es una ayuda, pero hay que hacerlo bien». «Supone el reto de que no salga mal, porque tienes estrellas al lado y da mucho respeto», añade Marina. «Queremos demostrar que hacemos un buen trabajo y para eso estamos aquí en el conservatorio», puntualiza Maddi.
Marina se considera una persona que controla sus nervios. «Estoy tranquila porque estoy con mis compañeras y lo hemos ensayado mucho». En cuanto sube al escenario pone el piloto automático y actúa. «En los ensayos se te hace más largo porque estás muy cansada, pero en el escenario sube la adrenalina y todo pasa en un segundo» explica Marina. «Yo solamente me pongo nerviosa antes de salir al escenario, que ahí es donde ves qué va a pasar. Por mucho que practiques en los ensayos, lo que importa es cómo te sale en ese momento», anuncia Maddi . Todos los jóvenes empezaron a trabajar la obra hace tres meses, pero no todos los bailarines han tenido tanto tiempo para prepararse. «Las compañeras que hacen de muñecos llevan un mes o menos», remarca Marina.
Los jóvenes bailarines admiran el compromiso que tienen los rusos. «Aquí, la danza no está suficientemente valorada. Me gustaría que se apreciara algo más», explica Marina. «La gente no es consciente del trabajo que hacemos diariamente». Un sacrificio que ella describe de la siguiente manera: «Es un poco agobiante porque estoy haciendo segundo de Bachiller y es una presión extra. De las 8.30 a las 15.00 horas todos los días metidas en el conservatorio y a la tarde, al instituto. Vida social, ninguna». Maddi dice que ella estudia en la universidad a distancia. «Igual todo el mundo no sirve para esto, pero si de verdad te gusta lo vas a hacer. Para mí sí es gratificante y espero que en un futuro siga haciendo lo que me gusta.
La frase
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Los nervios previos: «Por mucho que practiques en los ensayos, lo que importa es cómo sale en el momento»
«Supongo que si te gusta no es tan duro», comenta Marina. «Sobre todo, hay que tener ganas, porque es difícil compaginar con los estudios. Aún así, ante la perspectiva de la ovación que se avecina todas coinciden: «Merece la pena».
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