«Llevo dos noches sin dormir oyendo la fuerza del río Zadorra»
Los vecinos de la ribera empiezan a hacer cálculos de las pérdidas. «Los seguros nos han dicho que no nos cubren», dice una pareja de Trespuentes
«Estás intranquilo escuchando la fuerza y el ruido con el que corre el agua. Es impresionante. Llevo dos noches sin dormir y eso que ... no escucho muy bien de un oído». Alfredo Armentia se ajusta la boina y cuenta así la angustia que siente viendo la crecida del Zadorra desde la ventana de su casa en Asteguieta. Protegida por un muro y una verja, contra la piedra, a algo más de un metro, golpea el caudal que corre agitado desde la noche del viernes. Justo a la entrada, una piedra hace presión desde el jueves sobre una alcantarilla que no traga más.
«No hay quien pueda con el agua. Me pregunto cómo en un sitio relativamente llano puede coger tanta fuerza el agua», repite. A pesar del mensaje de desasoiego y del insomnio, Alfredo confía en que no haya ningún un invitado inoportuno a casa. «Lo único que puedes hacer es esperar a que deje de llover», como se espera que ocurra a partir de hoy. Esta localidad alavesa se ha acostumbrado a hablar de porcentajes, de crecidas y de metros cúbicos por segundo. Ningún vecino tendría problemas para definir lo que es un puviómetro. Al desalojo de dos bloques en las evacuaciones del jueves y el viernes, primero a pie y luego en zodiac, le siguió ayer el achique de aguas en el resto de portales de edificios que corrieron la suerte de tener un contador de luz a mayor altura y evitar los cortes. La instantánea desde la avenida de los Huetos seguía teniendo un tinte apocalíptico: una furgoneta varada, sacos en los portales, unos burros concentrados en una pequeña isla, vecinos cogiendo a peso al perro para pasearlos... Y quienes, con gesto de hartazgo, pasaron el día achicando aguas. «Ayer alquilamos una bomba de achique y esta mañana he ido a comprar otras dos», contaba un vecino del bloque 18 ante el efecto que ha tenido el desembalse. A pesar de ello, el agua le cubría los tobillos.
Por su parte, los evacuados de Asteguieta, alojados en el hotel Gobeo Park, no saben cuándo volverán. «El domingo también lo pasaremos en el hotel, es lo único que sabemos», comentaba Félix Oraviere, uno de ellos. También en la ribera del Zadorra, en Trespuentes, una pareja sufrió el daño de la ríada en tres vehículos de su garaje, además de en herramientas o electrodomésticos «Los seguros nos han dicho que no lo cubren y que tenemos que tratarlo con el Consorcio de Aguas», lamentaban con un evidente sentimiento de impotencia. Un cálculo aproximado supera los 30.000 euros.
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