Los jóvenes «no ven el riesgo» al virus
El 28% de los positivos en Euskadi desde julio tenía entre 10 y 29 años. Y cada día son más. «Se creen que esto es una cosa de viejos»
La pandemia se ha quitado unas cuantas canas y arrugas en esta segunda oleada. Las miles de PCR diarias que se realizan en Euskadi revelan ... que el 28% de los positivos detectados desde mitad de julio tiene entre 10 y 29 años. El virus mata sobre todo a los mayores, eso no ha cambiado, pero son los jóvenes quienes más se contagian. En una comida con la cuadrilla, en una tarde de Fortnite en la lonja, en un botellón... Más de 8.250 adolescentes y veinteañeros vascos se han infectado en este extraño verano que se acaba de despedir. Los expertos no dudan sobre la base de esta elevada incidencia: «No tienen conciencia de riesgo».
Muchos de ellos fueron los primeros en experimentar el confinamiento días antes de la declaración del estado de alarma. El cierre de los centros educativos mandó a principios de marzo a miles de chavales a casa pero «en tres meses no se cambian comportamientos». «Salir, juntarse, estar en los bares forma parte de la etapa en la que están y de algo que hacían antes y, encima, les divertía», explica Estíbaliz Linares, trabajadora social y profesora de la Universidad de Deusto. En primavera no pudieron hacerlo y en verano, con el final de las clases online, tomaron la calle con ganas acumuladas. Aiti Miranda ejerce como coordinadora de orientación en Egibide y reconoce que, «al principio, la mayoría estaban más contenidos pero vieron que se podían ir a la piscina, a la playa, de vacaciones... y entendieron que ya no había peligro».
«Son muy sensibles si muere alguien de su edad pero la mayoría con Covid son asintomáticos o leves»
javier elzo, catedrático emérito de sociología (deusto)
Las cifras tras la desescalada hacían creer que el coronavirus también se había tomado un respiro aunque las PCR recordaban que seguía entre nosotros y que se extendía, sobre todo, a través de los jóvenes. El 27 de julio, por ejemplo, hubo 40 positivos de 10 a 29 años frente a 14 de personas que superaban los 70. El pasado domingo fueron 106 y 47, respectivamente. «Los jóvenes no son un universo único pero es evidente que hay un número suficiente que se está saltando las normas», admite Javier Elzo, catedrático emérito de Sociología de la Universidad de Deusto, quien sufrió el virus en su propio organismo. Su experiencia en el análisis de este grupo de población le lleva a pensar en «la sensación de inmunidad» que comparten los chavales. «Son muy sensibles cuando muere alguien de su edad pero, en este caso, la mayoría son asintomáticos o muy leves. Se creen que esto del coronavirus es una cosa de viejos», retrata.
Sólo 59 de los casi 1.900 fallecidos con Covid que soporta ya Euskadi tenían menos de sesenta años, lo que disminuye «la percepción del riesgo y el miedo», dice Miranda, en quienes se encuentran tan lejos de esa edad. «Cuando hablas con ellos y razonas lo entienden pero luego se les olvida. Hay que hacerles conscientes del bien común», razona esta orientadora que se las ve a diario con alumnos de Secundaria. «Falta espíritu de comunidad», corrobora Linares, convencida de que si las nuevas generaciones se han comprometido con movimientos como el feminismo o la lucha contra el cambio climático también pueden sumar fuerzas frente al coronavirus «con campañas que les lleguen».
Ocio nocturno
En ese reto no ayuda, considera Elzo, «la cultura del ocio nocturno sin límites, lo más ruidosa y hasta más tarde posible» a la que la pandemia ha dado un mordisco en la hostelería. «Lo que antes era un problema vecinal ahora es un problema de un virus que contagia. Cuando llevan una copa de más no son conscientes del daño que pueden hacer», remata. El brote que ha confinado a más de un centenar de estudiantes en la residencia universitaria de Sarriko, en Bilbao. se inició en una de esas quedadas para «tomar tragos». «Los códigos de conducta se modifican para adaptarse a la realidad actual», ahonda la profesora de Deusto. Así, con las fiestas populares suspendidas, «buscan otras formas de reproducir sus conductas, como ir a la lonja o quedar a beber en la calle y poner ellos mismos la música con un altavoz». Como en los botellones de Alegría o Mundaka que acabaron en altercado. «Las fiestas parecen algo anecdótico pero es algo vital para los jóvenes en verano», concluye.
«Cuando hablas con ellos lo entienden pero luego se les olvida. Hay que hacerles ver el bien común»
aiti miranda, orientadora (egibide)
La actitud de muchos chavales, asume Miranda, es «sólo un reflejo de lo descuidada que es la sociedad, lo que pasa que ellos están más en la calle y un botellón llama mucho la atención». Tanto como que casi la mitad de los vascos contagiados en julio (el 41,4%) tuviera entre 10 y 29 años. Elzo lo ve claro: «Hay un defecto de esta generación y es que ha crecido en el mundo de los derechos y no de los deberes, sin respeto a la autoridad».
Un colectivo con buena salud que bebe y fuma menos
El coronavirus se ha encontrado en Euskadi con unos jóvenes que disfrutan de una buena salud y que consumen menos alcohol, tabaco y cannabis que sus hermanos mayores. El diagnóstico, que chequea a chavales de 15 a 29 años, procede de la investigación elaborada por el Observatorio Vasco de la Juventud en 2019, unos meses antes de que el Covid rompiera todos los esquemas sanitarios.
Sólo el 2,4% de los jóvenes encuestados reconocieron en el estudio que arrastraban una salud regular, mala o muy mala aunque un 18,3% se refirió a alguna enfermedad crónica en su historial, desde asma a diabetes. Al saludable estado de la juventud vasca que se desprende del informe ayuda que una inmensa mayoría (el 86,3%) realiza deporte. La actividad física, de hecho, se encuentra entre otras razones detrás de la baja tasa de obesidad de los chavales, que se reduce al 4,2% de ellos y se concentra, sobre todo, en «las personas de clase social baja o media-baja».
El Observatorio Vasco de la Juventud advierte también de un cambio de conducta en el consumo de alcohol y tabaco. El 20,3% de los jóvenes de 15 a 29 años bebe de forma excesiva (el 22,5% en 2010 y el 31,3% en 2006) y el 18,5% es fumador habitual (32,8% y 40,4%, respectivamente. Además, el 4,2% fuma cannabis a diario o casi a diario, la mitad que hace década y media.
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