Karlos Balsategui, director general de Aratz, junto a una de sus líneas de producción. Blanca Castillo
VTB | Vitoria talento berria

«La industria ya no es pasar la rotaflex. Hoy hay robots y automatismos»

Karlos Balsategui Aratz ·

El director general de la firma alavesa se marca como el    reto «formar un equipo» con la plantilla que se incorpore al taller

Lunes, 11 de diciembre 2023, 00:12

Karlos Balsategui (Vitoria, 1971) es la cara visible de Aratz. Una empresa familiar, con casi medio siglo de historia ubicada en polígono industrial de Gamarra. ... Desde allí, desde uno de los ventrículos de la industria alavesa, la firma exporta a medio mundo: «China, Estados Unidos, Australia, el norte de África»…Todo un    elenco de países a los que lleva sus mecanizados.

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Durante la visita de este periódico, la fábrica trabaja a pleno rendimiento. Sobre la mesa hay pedidos de firmas como Airbus o la eléctrica francesa EDF y los trabajadores ultiman entre grúas y herramientas los encargos de estas grandes empresas: piezas de un ala de avión, de las turbinas que generan energía en una central hidroeléctrica… «No nos dedicamos a la fabricación de piezas al uso, sino de piezas especiales. Para poder competir no puedes hacer un mecanizado clásico», relata en un despacho próximo al ajetreo de las líneas de producción.

Balsategui es el director general de la firma. Explica que lo que inicialmente empezó como un taller ha ido evolucionando con las necesidades de sus clientes. Primero, fue Sener la que pidió a Aratz, hace décadas, que aprendiese a trabajar con materiales como el titanio para poder hacer esos mecanizados más avanzados. Después llegaron firmas de medio mundo interesadas por el buen hacer de los vitorianos.

En su caso, la trayectoria profesional comienza en una de las cunas industriales de la ciudad: Egibide. «Después hice ingeniería en alternancia –lo que hoy se conoce como los programas duales– en el IMH de Elgoibar» y de ahí a Aratz. Hoy, gestionando pedidos en sectores tan diversos como el energético, el nuclear, el aeronáutico o incluso el astronómico. En este último, el Observatorio Quijote de Canarias puede buscar ondas gravitacionales gracias, en parte, a la ingeniería de Aratz.

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Balsategui cree que lo que más motiva de una empresa como la suya es hacer realidad lo que antes sólo era una idea en un plano. «La motivación de diseñar algo, de fabricarlo, que el cliente vea que sabemos cómo hacer lo que ellos quieren. Muchas veces hemos convencido a los clientes por enseñarles que sabemos cómo queremos hacer el trabajo. Trabajamos mucho las ofertas y las preparaciones previas al encargo», señala el emprendedor.

Nueva formación

Aratz ha sido testigo de un relevo generacional enorme en los últimos años. Su director general lo cifra: «Hace ocho años teníamos una media de edad de 52 años en la plantilla y ahora se queda en los 31». Entre los nuevos perfiles que llegan a la industria detecta un carácter «más introvertido». Y se marca un objetivo, el de «formar un equipo» con las nuevas incorporaciones que lleguen los próximos años. Para ello, propone más formación para los jóvenes y enseñar nuevas materias.

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Para esa formación, Balsategui considera necesario que se estudien materias «relacionadas con la comunicación». También apuesta por una nueva imagen pública de la industria: «No motivamos a los jóvenes para que cojan este tipo de estudios. La visión que se ha tenido siempre de la industria es la foto de una persona pasando la rotaflex. Hoy hay robots, hay automatismos y ves que lo que diseñas, lo fabricas y se comporta como habías pensado».

Vitoria, opina el directivo, está «muy bien» como ciudad para la industria. De ella destaca su propia situación y la cadena de proveedores que ofrece. Sin embargo, cree que «algunas instituciones con alguno de los procedimientos podrían ayudar un poco más».

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