Terrenos en los que se proyecta una parte de Innovaraba. Igor Aizpuru
Cosas veredes

Dirigir Mercedes desde Bilbao

Igor Marín

Domingo, 16 de abril 2023, 17:30

Hablamos mucho de la falta de oportunidades que ofrece Vitoria para ser ya una urbe de un cuarto de millón de habitantes. En ocasiones, este ... tipo de debates se queda en el limbo de lo abstracto o en la chaladura de un iluminado que ve fantasmas donde no los hay o que, simplemente, es un agorero y un cenizo. Pero los datos y los ejemplos ayudan a ver y comprobar que en este caso, lamentablemente, la tozuda realidad golpea una y otra vez y destapa las carencias de una ciudad que tiene un gran potencial que se pierde entre dimes y diretes, trabas institucionales, políticas proteccionistas y escasa altura de miras...

Publicidad

Hace ya un par de años, un alto directivo de Michelin confesaba —por supuesto, en privado— que les costaba lo indecible atraer a profesionales cualificados a la factoría de Vitoria. Este tipo de empleados se refiere a ingenieros, informáticos y profesionales de alta formación que siempre contribuyen a mejorar las condiciones de vida de una ciudad por su capacidad económica y, generalmente, por sus inquietudes culturales.

Aquel directivo se lamentaba de lo mucho que cuesta convencer a alguien para que haga el petate y venga a una ciudad que, aparte del cielo gris y el viento del Gorbea, tiene todas las posibilidades, si sabemos jugarlas, de ser un motor de actividad y bienestar.

Uno de los principales problemas es la escolarización de los hijos de esos profesionales que, al proceder generalmente de otras comunidades autónomas, tienen un muro que otros destinos no conllevan. Y en esto, le duela a quien le duela y se tape con la bandera con la que se tape, se trata de competir entre ciudades y atraer talento. Ya lo han advertido tanto Confebask, como Zedarriak y el propio Ararteko. No merece la pena ahondar más.

Publicidad

Pues bien, este problema que hace unos meses veía Michelin se ha hecho realidad en la planta noble de su vecina Mercedes. El nuevo director de la factoria vitoriana, Bernd Krottmayer, trabaja en sus oficinas de Avenida de Los Huetos, pero su residencia y donde habita su familia es en Bilbao. La razón, la imposibilidad de escolarizar a sus hijos en un colegio internacional en la capital alavesa. Nadie duda de que Euskadi tiene, a pesar de su politización, una buena red de Educación Pública, y casi nadie por estos lares se atreve a poner en tela de juicio el valor y la importancia de los servicios públicos. En especial, la propia formación y la sanidad.

Pero eso no es óbice para que la oferta alavesa se complete con centros educativos que cubran las necesidades de una ciudad que tiene que abrirse al mundo y avanzar. Hay proyectos encima de la mesa, como el de Innovaraba de la mano del grupo Baskonia, pero los trámites son tan lentos que, de momento, el director de la principal fábrica de Euskadi, que está ubicada en Vitoria, ya ha decidido irse a vivir a Bilbao con su familia.

Publicidad

Esta decisión, total y absolutamente respetable, debería poner en alerta a nuestros dirigentes. Las ciudades crecen, las poblaciones cambian, las necesidades se actualizan y las respuestas… siguen siendo las mismas que hace años.

Vitoria debe sacudirse los complejos de pueblo y asumir que ya ha superado los 250.000 habitantes. Concretamente, 253.670 el pasado 1 de enero. Y el futuro será de aquellas urbes capaces de ofrecer buenas condiciones de vida a sus habitantes y de atraer el talento, porque de su mano viene la inversión, y de esta, los impuestos que permiten mantener nuestra sociedad y nuestro estado del bienestar.

Publicidad

De momento, seguimos siendo una ciudad que crece en número de habitantes, pero al mismo tiempo pierde centros de decisión y puestos cualificados. La propia Mercedes se lleva a Alemania secciones enteras. A cambio, ganamos en plazas de trabajos que exigen menor formación y, por lo tanto, peores remuneraciones y deslocalizaciones más fáciles.

¿Qué nos depara el futuro? En lo que vamos viendo de los programas electorales para Ayuntamiento y Diputación, de momento, encontramos poca ambición. Mucha medida de eslogan fácil y verde, de efecto inmediato, pero con poco análisis y olvidándose —una vez más— de nuestro sector productivo. Lo que se ha oído hasta ahora produce más vergüenza que entusiasmo.

Publicidad

Estamos a tiempo de revertir esta tendencia. Tenemos recursos y capacidades. Pero para ello, tenemos que olvidarnos del cortoplacismo, de las rencillas locales, de las banderas y de las rémoras proteccionistas. ¿Seremos capaces?

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad