Javier González cruza el Zadorra a su paso por Nanclares de la Oca con varios troncos apilados igor aizpuru

Troncos y basura se apilan en los ríos por la huelga del personal de mantenimiento

Los nueve empleados subcontratados por URA iniciaron hace un mes un paro indefinido para exigir mejoras laborales

Jueves, 24 de febrero 2022, 00:22

El conflicto sigue enquistado, como esos troncos que empiezan a crear ya una presa en el Zadorra. Hace un mes que los nueve trabajadores encargados ... del mantenimiento de los ríos alaveses –de cuencas mediterráneas– iniciaron una huelga indefinida para exigir a UTE Mediterraneoko Ibaiak –empresa subcontratada por URA (Agencia Vasca del Agua)– mejoras laborales. Pese a que el parón se ha producido en una época radicalmente opuesta a los temporales que azotaron el territorio en diciembre, en los 'ojos' de los puentes como el de Nanclares de la Oca se ven reflejadas sus consecuencias. Los tronchos arrastrados por el agua golpean y bloquean los pilares de roca del viaducto porque nadie puede retirarlos.

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Ese cometido recae en esta cuadrilla. «Cuando nos dan el aviso nos dirigimos al punto en cuestión y retiramos las ramas, maleza, objetos... que obstruyen el avance del agua», comenta Javier González, ingeniero y uno de los nueve trabajadores que se enfanga por desatascar los ríos del territorio. Con ellos ahora fuera de combate los puntos conflictivos se siguen apilando en la lista.

No hace falta alejarse mucho para encontrarse un chopo de unas 5 toneladas caído y cruzado a lo ancho de los 30 metros del río. «Como este de grande nos encontramos unos doce al año. Haría falta trocearlo primero en el agua», explicó en un recorrido con este periódico a lo largo del Zadorra. La acumulación de ramas es desde hace días también una realidad en Víllodas, donde en la última riada su puente, única puerta de acceso, corrió serio peligro. «Si no llegamos a actuar el puente se hubiese caído».

«Si no llegamos a trabajar durante el temporal de diciembre el puente de Víllodas se ubiese caído. Si ahora viniesen otras lluvias como esas...»

labores de prevención

No retrocede mucho en el tiempo para encontrar un ejemplo que plasme su vital labor. «Esos días trabajamos a destajo retirando troncos y maleza en distintos puntos. Fueron jornadas muy duras, bajo la lluvia», recuerda, a la vez que advierte sobre las consecuencias de una repetición en este escenario. «Si ahora viniese otro temporal como ese...».

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La ramas crean una presa de basura en Asteguieta. igor aizpuru

Quizá esta sea la tarea más visible, pero no la única que realizan. También se encargan de las obras civiles como la recuperación del meandro de Asteguieta, donde, por cierto, se ha desprendido parte de la ladera y algunos troncos. «Cuando un árbol se cae las raíces arrastran la tierra. Y con las crecidas también se producen desprendimientos puntuales. En esos casos hace falta estabilizar la zona creando un muro de contención a través de varios troncos». Y a pesar de que no ser algo que recae en sus manos, en cada actuación terminan también por limpiar los ríos, donde se amontonan botellas, bolsas de plástico e incluso un carro de la compra.

Toxicidad y peligrosidad

Ese es el origen del conflicto. La plantilla está sujeta al convenio de jardinería y reclama que se les aplique el de viales, que recoge sus actuaciones. «Lo que hacemos es de todo menos jardinería», denuncia González, que reclama el mismo trato que en Gipuzkoa. «El convenio de jardinería, que es el que rige nuestras condiciones laborales, no recoge las actuaciones que realizamos». El Consejo de Relaciones Laborales ya les dio la razón. «Si se dedican al mantenimiento de ríos, esta no se encontraría dentro de ese convenio», detalla en un informe. Ese cambio, que depende de URA, supondría de facto un aumento en la retribución salarial.

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Un chopo de 30 metros de largo y 5 toneladas cruza el río a lo ancho en Nanclares de la Oca. «Como este retiramos unos doce cada año»

atasco del zadorra

Pero ese no es el único frente abierto. Los trabajadores también exigen de forma paralela a la empresa un incremento de 400 euros anuales con carácter retroactivo desde 2021 y que «cumpla» el pago del plus de penosidad, toxicidad y peligrosidad que rige en el convenio actual. Las posturas siguen sin acercarse y con este escenario la plantilla mantiene en pie la huelga y las concentraciones semanales frente a URA.

Defienden que las reclamaciones que ponen encima de la mesa «no suponen un gran esfuerzo», ya que «hablamos únicamente de nueve trabajadores. Somos una plantilla muy reducida». Una cuadrilla que no solo mantiene el río, sino que a veces se enfrenta a su cara más oscura. «Trabajamos hasta cuando el agua está contaminada».

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