Ingresa en un psiquiátrico el vecino de Nueva Dentro que mantuvo seis horas en vilo a la Ertzaintza
El hombre, que se atrincheró en el tejado con un hacha y un machete, se enfrenta a los delitos de atentado a la autoridad, amenazas y daños
El hombre que sembró el pánico durante toda la tarde del pasado domingo en la calle Nueva Dentro ha sido ingresado este lunes en un centro psiquátrico tras declarar en dependencias policiales, según informan desde el Departamento de Seguridad del Gobierno vasco. Se enfrenta a tres delitos de «atentado a la autoridad, amenazas y daños».
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«Para la gente ha sido un entretenimiento de seis horas, para nosotras es un infierno que ya dura más de cuatro años». Andrea siguió desde el bar Paraíso la última polémica del 'gallego', el vecino que reside debajo de su piso de alquiler en la calle Nueva Dentro. Este hombre, conocido en el barrio por su desequilibrio y carácter agrio, movilizó durante la tarde del domingo un ingente número de agentes tras amenazar a esta mujer, destrozar su portal, atrincherarse en su vivienda con un machete y un hacha, subir al tejado del vetusto inmueble, colarse en un edificio contiguo, bajar a la calle para retar a los agentes, generar un pequeño incendio y, finalmente, ser reducido cuando permanecía encaramado al balcón. Un show.
Y el enésimo disgusto para Andrea. «A la una de la madrugada ha empezado con los golpes y los gritos. Vivimos con mucho miedo», desvela esta residente en la tercera planta, donde comparte estancia con una amiga y su hija menor de edad. «Nunca subimos solas por miedo a él». A las seis de la mañana telefoneó a la Policía Local, cuyos agentes lograron calmar al 'gallego'.
La tranquilidad duró más bien poco. Sobre las ocho se reavivó su infierno. Martillazos y más insultos. Luego descubrirían que se había cargado el cuadro eléctrico de toda la casa, dejándolas a oscuras. Pasada la una del mediodía reprodujo las amenazas de muerte sobre sus tres únicas vecinas, quienes optaron por huir del bloque. A partir de ahí, la mayor alerta policial en Vitoria de las últimas semanas.
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Al constatar las primeras dotaciones de la Ertzaintza que el sospechoso esgrimía un cuchillo y un hacha entró en escena el PRI (Prevención y Respuesta Inmediata), una unidad fuertemente armada especializada en actuaciones delicadas. Debido a la persistencia de las amenazas pronto se unieron más recursos. También policías locales, bomberos, sanitarios y hasta el dron de la Ertzaintza.
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Con semejante despliegue debajo de su casa, este hombre de mediana edad subió al tejado, donde se dedicó a romper y lanzar al vacío todo lo que pudo. El problema es que también quebró varias claraboyas y se coló en el edificio contiguo, con el consiguiente peligro para esos moradores. Ahí la Ertzaintza accionó su botón rojo y convocó al BBT, el grupo de intervención. La élite de este cuerpo y los únicos que salen a la calle con la opción real de «abatir». Es decir, el tema se ponía serio.
Sale retador a la calle
Y más cuando este hombre retornó a su edificio, descendió las escaleras y se plantó en medio de la estrecha vía. Su aparición provocó una carrera en tromba de varios agentes, muchos con las armas desenfundadas ya que el sospechoso exhibía su cuchillo y el hacha. Ante semejante estampida optó por girarse y parapetarse en su vivienda, ubicada en la segunda planta.
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Sobre las 19.30 horas salió a su balcón. Otra vez retador. Lanzando una salva de dedicatorias a los bomberos y ertzainas que aguardaban bajo sus pies alrededor de un colchón gigante, colocado por si decidía tirarse. No le dio tiempo ya que integrantes del BBT se colaron en el domicilio. Nada más entrar se toparon con unos restos de un mueble ardiendo y avivados con gasolina. Sigilosos se acercaron a la ventana. Aprovechando un despiste le agarraron y metieron para dentro. Eran las 19.41 horas. Concluían de manera satisfactoria casi seis horas de desasosiego.
Para todos menos para Andrea y sus dos compañeras de piso. «No podemos regresar a nuestra casa, el portal está destrozado y nos dicen que volvamos mañana. Pero no tenemos ningún sitio al que ir a dormir».
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