El Gobierno vasco formará a 1.800 profesores en la prevención del suicidio

La Estrategia de Prevención del Suicidio en Euskadi data de 2019, y el pasado septiembre se presentó un protocolo contra el suicidio en el ámbito educativo vasco elaborado por los departamentos de Educación y Salud. Es decir, hace ya varios años que se vienen desarrollando trabajos para abordar un problema que ahora ha disparado todas las alarmas tras un repunte en las cifras: 184 personas se quitaron la vida en Euskadi en 2022, 37 más que el año pasado, y los intentos se han disparado en la franja de edad de 15 a 29 años.

En el marco de estas actuaciones, el Gobierno vasco va a reunir a 1.800 'gatekeepers' –«personas referentes»– de los centros educativos vascos, de Primaria, Secundaria y Bachillerato, sostenidos con fondos públicos, lo que implica tanto a la red pública como a la concertada, para darles formación. Hay 900 centros de estas características en Euskadi y el Ejecutivo quiere instruir, de media, a dos personas por cada uno. Cada colegio decide a quién manda, pero no tienen por qué ser profesores. Pueden ser miembros de la dirección, psicopedagogos, de los equipos BAT (que se encargan de trabajar por la convivencia y contra el bullying en los colegios)... El objetivo es formarles en la «prevención e intervención de la conducta suicida», que es el título del curso. También está dirigido a centros de FP y de educación para adultos.

Las sesiones se desarrollarán en el BEC de Barakaldo entre el 27 y el 30 de marzo. Los primeros dos días pasarán por el recinto profesionales de los centros de Álava y Gipuzkoa; el jueves y viernes será el turno de los vizcaínos. En total, el curso tiene una duración de diez horas y lo impartirán Jon García Ormaza, psiquiatra de la red de salud mental de Bizkaia; Álex Muela, doctor en Psicología por la UPV, y Aitor Albisu Intxausti, coordinador de convivencia y respuesta a la gestión de la diversidad del Departamento de Educación. Albisu también ha participado activamente en la redacción del protocolo escolar.

Según explica este experto, la formación consistirá, primero, en conceptualizar el fenómeno («¿De qué hablamos cuando hablamos de suicidio?»); también es importante «desaprender los mitos en torno» a esta problemática; y, posteriormente, se hablará de la detección de los factores de riesgo, de la implementación de factores de prevención y, por último, de qué medidas se deben llevar a cabo.

A juicio de Albisu, es importante «hablar bien del suicidio, de forma ordenada y desde una perspectiva multisectorial». «Todos podemos ayudar por el mero hecho de ser personas y aprender a acompañar en el sufrimiento», explica Albisu. En este contexto, el reto de los centros escolares es «construir la escuela que cuida», porque «deben ser espacios promotores de la salud mental». Aunque es cierto que la educación socioemocional es algo que los colegios llevan años trabajando, «y eso hay que ponerlo en valor». «Toda la vida hemos atendido el malestar del alumnado», abunda.

La formación ya ha sido impartida a inspectores de Educación y miembros de los Berritzegunes, los puntos de apoyo a los centros escolares. La idea es colgar los contenidos en Bizikasi, la página web de Educación para fomentar la «convivencia positiva». De esta manera estarán a disposición de todos los claustros escolares, del conjunto de las familias y de la sociedad.

Una de las claves en este planteamiento es incorporar al alumnado para que puedan «detectar las señales de alarma tanto en ellos mismos como en sus compañeros», expone Albisu. Por ello es fundamental su «alfabetización en salud mental». Desde esa perspectiva, la idea es formarles. Por ejemplo, a los programas de educación socioemocional se plantea incorporar, a partir del curso que viene, formación en la prevención del suicidio como contenido curricular de manera progresiva desde los doce años.

Cuando hablamos de jóvenes y salud mental es inevitable mencionar las redes sociales. A menudo se enfoca como un problema: la brutal exposición de la intimidad y el hecho de mostrarla como un aparente 'paraíso' puede afectar negativamente a la autoestima de los adolescentes. Pero Albisu también destaca que tienen un potencial enorme, bien utilizadas. Por ejemplo, «para trabajar el sentimiento de pertenencia, de comunidad». Es «una de las medidas más efectivas» a la hora de abordar el suicidio, zanja.