«Es frustrante ver pasar oportunidades que podría acoger el Iradier Arena»

- ¿Estará a la altura después de las expectativas que han creado las alternativas?

- Se tomó la decisión de conservar el espíritu italiano del teatro y, por tanto, de no ampliar. No pueden ser las dos cosas.

- Pierde algo de capacidad.

- Pero no es preocupante mientras no baje de 700 butacas. Gana funcionalidad, versatilidad, acogerá más espectáculos de formatos mejores porque la maquinaria va a ser moderna. Ahora estamos al 80% de las posibilidades que tiene el teatro, porque hay planes de evacuación que hay que cumplir, el cuadro eléctrico del teatro tiene el aguante que tiene...

- ¿Qué ve en el Iradier del futuro?

- Tiene que ser un recinto con capacidad de acoger espectáculos por encima de las 5.000 personas, que es donde que se nos escapan las oportunidades a Donosti, Bilbao y Navarra. Y vemos que podemos hacerlo en un espacio ya existente, con parking, en el centro, con el tranvía al lado. Es la opción más razonable y lo que debe ser el Iradier del futuro. En lo que estamos ahora es en que pueda acoger lo que se quede fuera de la programación de los centros cívicos durante la reforma del Principal. Hablamos de formatos escénicos, y tal vez algún concierto, pero no sería la base.

- Pero no se atajarían todos los problemas.

- Sería imposible. Intentamos minimizarlos. La climatización nos preocupa mucho para programar en invierno.

- ¿Después vendría un proyecto de más calado?

- Eso es un futuro muy futurible.

- ¿Es necesario un auditorio?

- La palabra 'necesario' es peligrosa. Sería interesante, por supuesto. La duda está en qué orden. La prioridad era el Principal, que está encaminado, y ahora, poder acoger grandes musicales, óperas y conciertos. Después, lo demás. Un auditorio, o lo que sea.

- Pero ha dicho que eso es un futuro muy futurible.

- Porque hablamos de otra legislatura, y de unos contextos que me son difíciles de adivinar.

- Rosalía acaba de actuar en el BEC. ¿Es frustrante perder esas oportunidades?

- Sí lo es, por supuesto. Hay un salto entre los 800 asientos del teatro y los 16.000 del Buesa. Falta algo intermedio. Trabajamos para que dejen de escaparse.

- ¿Qué tal se lleva con el Colegio de Arquitectos?

- Entiendo que vela por sus intereses y los pelea, como cualquier colectivo. El Ayuntamiento toma decisiones e intenta ser ecuánime. Con la pérdida de la escultura de Lucarini no podemos estar contentos. Me gustaría garantizar que no volverá a pasar algo así. Hemos puesto en conocimiento el catálogo de esculturas que consideramos importantes y a las que damos valor artístico. Queremos que se tenga en cuenta. Es algo que hicimos hace dos meses y que no existía.